(PSILAC).
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA
ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA.
EL ESTRÉS QUE VIVIMOS
Hay que tomar en cuenta, que si fuésemos capaces de llevar a cabo un análisis así de completo y detallado como se mencionó la semana pasada, nos daríamos cuenta que aún faltará integrar un área sumamente cotidiana y vital de nuestra existencia como seres sociales, que es el área representada por los medios de comunicación, y la enorme influencia que ejercen sobre todos nosotros aún mismo desde nuestros orígenes, pero que curiosamente se tiende a negar o tal vez pasa desapercibida para la mayoría de las personas.¿Cómo poder creer que algo tan cotidiano y aparentemente tan inofensivo pueda controlarnos, dominarnos, manipularnos y ejercer una fuerza tan extraordinaria en nuestra la existencia? ¿Qué clase de influencia se puede desprender de los periódicos, revistas y de la prensa en general; o de las estaciones, programas, y conductores de radio; o aún mismo de la variedad de canales, programas, anuncios comerciales, productos en venta (inanimados y humanos), telenovelas, series, cantantes, héroes deportivos, comentaristas, y conductores televisivos; o de los actores, argumentos, guiones, dramas y comedias fílmicos; al igual que de los mensajes, correos en cadena, videos y páginas de la red? ¿Cómo puede ser posible que tal multitud de estímulos de tan diversa índole orienten y modifiquen nuestras vidas, nuestros gustos, nuestros criterios y nuestras decisiones para coartarnos la libertad al convertirse en un muy voluminoso y extenso paquete educativo que nos confronta y nos impone las nuevas definiciones y modelos sobre como ser hombres, mujeres, parejas y familias de acuerdo a las tendencias, las necesidades y los estilos de moda en una sociedad que evoluciona aceleradamente? ¿Qué clase de individuos y modelos de existencia emergen diariamente desde las páginas y los noticieros mayoritariamente amarillistas de la prensa, desde la longitud de las ondas radiofónicas, desde la oscuridad y la quietud uterina de las salas cinematográficas o desde la intensa pasividad que estimulan esas pequeñas o cada vez más grandes ventanas de nuestros televisores y computadoras que intentan ponernos en trance y mantenernos en ese estado semicomatoso, a veces más profundo o más ligero según la vulnerabilidad y las necesidades de cada persona? Desde ahí, desde todas estas plataformas que nos globalizan, nos tecnifican e intentan cambiar nuestra supuesta natural posición pensante de homo sapiens a una existencia más pasiva, semimecánica y de robotización en masa, surgen entonces en forma cotidiana, miles y millones de modelos que nos bombardean imperativamente para ordenar el tipo de alimentos, yerbas, vitaminas, productos y bebidas que debemos ingerir, los aromas que debemos emitir, el estilo de vestimenta que debe formar parte del repertorio masculino, del femenino o del unisex, en los diferentes momentos y etapas de cada día, las medidas, aparatos y recetas que debemos utilizar para rebajar "las lonjas, las barrigas o los glúteos", en sociedades tan pobres y desnutridas pero tan obesas como la nuestra. Asimismo, nos recomiendan todo ese arsenal de fórmulas maravillosas que hagan desaparecer las arrugas, la calvicie, las canas, la fealdad y todos los demás síntomas y señales de una vejez indeseable, para finalmente descubrir así la eterna fuente de la juventud y la belleza que ha de convertirnos en seres atractivos y productos deseables de consumo para un mercado cada vez más extenso y ramificado, en el que nos amontonamos y desenvolvemos todos los seres humanos, ¿Qué niveles de estrés o de tranquilidad nos produce dicha influencia, y cuáles serán las ventajas o las desventajas de tal bombardeo que nos acosa? (Continuará)