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Jabonera La Esperanza: esplendor, abandono y rescate

Ruinas. Apenas algunas paredes de la Jabonera La Esperanza siguen en pie, el paso de los años y el abandono deterioraron la construcción.

Ruinas. Apenas algunas paredes de la Jabonera La Esperanza siguen en pie, el paso de los años y el abandono deterioraron la construcción.

ÁNGEL DE LA TORRE

Ciento diecinueve años después de su fundación, la Compañía Industrial Jabonera de La Laguna es sólo un recuerdo.

Las construcciones abandonadas, destruidas, resguardan el recuerdo del esplendor que alguna vez tuvo. Luego de estar posicionada como la planta jabonera más grande en América Latina a principios del siglo XX y tener un final agónico con una huelga de casi 15 años, la Jabonera vuelve a ver la luz de las promesas de restauración, dejará de ser el estacionamiento del Ayuntamiento de Gómez Palacio, para renacer como parque ecológico.

La Comarca Lagunera a principios del siglo XIX vivió la transición de la economía vinícola a la algodonera. La región semidesértica favoreció el cultivo del algodón gracias al riego de los dos ríos: El Aguanaval y El Nazas.

Con la llegada del ferrocarril en 1883, la Comarca, a través de las estaciones Lerdo y Torreón, aceleró su desarrollo, y se convirtió en un imán migratorio.

La geografía, la irrigación de las tierras y la demografía favorecieron para que la región llegara a generar el 75 por ciento de la producción de algodón de todo el país, de acuerdo a documentos que resguarda el Archivo Brittingham, de la Universidad Iberoamericana Torreón.

Según palabras del Doctor Mario Cerutti, historiador y catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la región lagunera fue punto de asociación y expansión de inversionistas procedentes de las zonas más dinámicas del Norte de México: Chihuahua - Laguna - Monterrey a fin de constituir un proyecto para aprovechar la semilla del algodón.

En 1892 se fundó la Jabonera La Esperanza, y en 1898 se consolidó como Compañía Industrial Jabonera de La Laguna.

 PRODUCCIÓN Y PRECIOS DEL MERCADO

En entrevista, el politólogo e historiador, Carlos Castañón Cuadros explicó que la jabonera de Gómez Palacio fue un modelo perfecto de empresa agroindustrial, debido al aprovechamiento total del algodón y comercialización de los subproductos:

"El algodón deriva en una serie de productos desde forrajes, aceite, fibra, hasta el jabón. Entonces la jabonera tiene el perfecto modelo de empresa agroindustrial integrada en el mercado regional e internacional. La Comarca Lagunera no vivió en su entorno sino que estaba integrada al mundo. La jabonera se inscribe en un contexto donde permite generar una empresa de esa magnitud, pagarla con creces y generar una inmensa utilidad durante su esplendor."

En el 'Boletín de la República Mexicana', (archivo hemerográfico rescatado por el cronista oficial de Torreón, Doctor Sergio Corona Páez) se indica el proceso de aprovechamiento de la semilla del algodón para su transformación en jabón, así como, el costo y número de la producción jabonera en Gómez Palacio al día primero de septiembre de 1898:

"La producción anual era de 500 mil cajas de jabón de 34.5 kilos netos cada año. Y se vendía a 6.75 pesos la caja, al igual que el jabón común, la diferencia era que los costos de producción en la jabonera de Gómez Palacio eran menores, puesto que aprovechaban al máximo la semilla y sus residuos, como la 'harinolina', que era exportada; hasta 20 mil toneladas al año a Inglaterra y Alemania como alimento para ganado".

La misma publicación resalta la tecnología utilizada; todos los departamentos estaban alumbrados por luz eléctrica de arco incandescente. Las fábricas empleaban "una fuerza como de mil caballos vapor" y toda esta fuerza era producida en su mayoría por cáscara de pepita de algodón, como combustible.

 FACTORES QUE PROPICIARON SU DECADENCIA

Castañón Cuadros resaltó los factores más importantes que propiciaron la decadencia de la jabonera en Gómez Palacio "El algodón fue rentable en la Comarca Lagunera durante mucho tiempo, pero hubo otras regiones del país que organizaron otra oferta mucho más eficiente, como Valle del Yaqui.

Por otro lado, las innovaciones tecnológicas como las fibras sintéticas sustituyeron a las naturales, de este modo las empresas que dependían del algodón, como la Jabonera, tuvieron una decadencia paulatina".

Al ya no ser redituable la producción algodonera, la economía en la región sufrió una nueva transición para sustituir aquélla actividad por una con mayores utilidades, lo cual se logró con la industria ganadera, "los productores laguneros buscaron otros sectores de la economía, y entonces paulatinamente comienzan a sustituir el algodón por la ganadería, luego se habla de agroindustrias integradas a los productos lácteos".

 HUELGA Y RESCATE En 1993 la Jabonera de Gómez Palacio se declaró en quiebra. La industria ya no era redituable ante una menor producción de algodón y costos elevados. Poco antes de la quiebra, los trabajadores iniciaron una huelga, por este motivo no era procedente la situación como se declaraba la empresa. Los trabajadores exigían los pagos pendientes de su salario.

La huelga duró casi 15 años, y durante este tiempo terminaron con lo poco de la ahora mítica Jabonera. Perdieron los trabajadores, la oportunidad de una prospección a futuro, como museo o lugar turístico, a ejemplo de la Fundidora de Monterrey.

El historiador Carlos Castañón expresó su asombro y tristeza al recordar cómo desmantelaron poco a poco la antigua industria: "A partir del 2000, aquel patrimonio histórico, cultural, histórico y simbólico de Gómez Palacio, fue destruido impunemente, vendido como fierro viejo, vendido como escombro. En 2004 prácticamente devastado. La destrucción que ahí hizo la gente del sindicato les vedó la posibilidad de tener un valor mayor en el cual ellos serían empleados y promotores. Con todo respeto, la ignorancia pudo más. Yo mismo tuve la posibilidad de visitar la jabonera y contemplar las maquinas del siglo XIX, inglesas, norteamericanas, otras de manufactura italiana. Es lamentable, fueron vendidas por unos pocos pesos"

En abril de 2008, el Ayuntamiento de Gómez Palacio y el Gobierno del Estado de Durango llegaron a un acuerdo con los extrabajadores de la Jabonera.

El acuerdo de un pago total de 44 millones de pesos como liquidación a 160 extrabajadores, los acreedores, y el terreno de la vieja factoría.

 LOS RECUERDOS AÚN PERDURAN

Don Luis, de 56 años relata su experiencia al recordar cuando trabajaba repartiendo pan, en la Panificadora La Laguna:

"Tenía poco más de 20 años. La jabonera todavía estaba bien, las jornadas de trabajo eran desde muy temprano, al igual que las mías.

A las seis de la mañana cruzaba las vías del ferrocarril y atravesaba la jabonera, era la única pasada y yo iba para Santa Rosa. El pan lo llevaba en un triciclo, así que podía sentir la humedad de las acequias, respirar la naturaleza, y sentirme dichoso de pasar entre fábricas y casas. Las casas eran de los trabajadores, quizás de los más allegados.

Verdaderamente era una gran sensación pasar por la jabonera, observar sus imponentes palmas, eso es lo único que queda. También era costumbre ir a ver los partidos de beisbol, los que trabajaban ahí se veían muy unidos, yo creo porque les pagaban bien, o porque se sentían privilegiados de ser parte de una empresa talla internacional".

 DEL ABANDONO A PROMESA DE PARQUE ECOLÓGICO

La huelga terminó, pero la historia de la jabonera no. El estado prometió la construcción de un parque ecológico en las instalaciones de la antigua industria, pero al termino del sexenio, con el argumento de la falta de recursos, no fue ni remodelado, ni restaurado, en cambio, desde el 8 de agosto de 2008 fue habilitado como estacionamiento para la administración pública municipal.

El parque ecológico es una promesa que ha tardado en ser cumplida por los gobiernos, apenas este 15 de septiembre se dio luz verde al proyecto, al colocar la primera piedra del parque. La cual contará con recursos de los tres niveles de gobierno.

La jabonera que fue orgullo de los gomezpalatinos, símbolo de modernidad, y prosperidad será ahora convertida en un pulmón de la Región Lagunera. Las palmas son el único recuerdo vivo de la belleza de la Jabonera La Esperanza, de Gómez Palacio. Las bodegas y las construcciones son la advertencia de que nada es eterno.

La esencia e importancia de esta fábrica, no muere, vive como recuerdo y herencia cultural de los laguneros, y se espera perdure como un centro de recreación para los habitantes de la región.

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Escrito en: JAbonera de La LAguna

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