Nuestra salud se puede ver afectada por diversos factores como el ejercicio, ocupación, sueño, estrés, y especialmente por los hábitos alimenticios; alcohol, café, tabaco y otros productos que ingerimos y que contienen aditivos, conservadores, colorantes, edulcorantes y saborizantes que no tienen ningún valor nutritivo. Una dieta equilibrada debe contener cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas, vegetales, fibras y grasas.
Las células del organismo tienen una vida media que se cuenta en días o en años. No todas las células duran la totalidad de su potencial, ya que existen muchas sustancias que las pueden dañar. Esta muerte o daño celular aumenta de manera gradual con el paso del tiempo, lo que nos lleva a padecer enfermedades crónico-degenerativas que reducen la duración de nuestra vida.
Son cuatro los procesos principales que pueden ocasionar deterioro en las células: radicales libres, peroxidación de lípidos, degradación de proteína y cambios o mutaciones celulares. Esos cambios se originan en nuestro entorno y estilos de vida, no sólo en nuestra herencia genética.
Hablemos de los radicales libres que son sustancias muy reactivas que están presentes en los procesos de oxidación de la célula, el aumento de éstos acelera el envejecimiento del cuerpo. Aunque estando en equilibrio son funcionalmente benéficos. Pero cuando el organismo tiene un exceso de radicales libres pueden causar problemas en las articulaciones, reduciendo la capacidad de estiramiento y de flexión. Pueden dañar las proteínas de los tejidos en músculos, tendones, hueso y cartílago. También provocan daño en las paredes de las arterias por lo que se incrementa el riesgo de arteriosclerosis. Grandes cantidades de estas sustancias en el cerebro están asociados a la enfermedad de Alzheimer. Las personas con sobrepeso tienen más elevados niveles de grasas oxidadas por radicales libres y en consecuencia existe mayor riesgo de infarto cardiaco. Estudios científicos señalan que hay un incremento en la lista de padecimientos relacionadas con los radicales libres como son la diabetes y diversos tipos de cáncer.
Los antioxidantes son las sustancias que pueden frenar el daño causado por los radicales libres. Afortunadamente nuestro organismo cuenta en forma natural con una gran cantidad de éstos por lo que pueden defender a las células en contra de estos efectos dañinos. El sistema de antioxidantes está constituido por vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas proteicas específicas.
Podemos beneficiar nuestra salud si escogemos un estilo de vida sano y hábitos alimenticios que incluyan frutas y verduras que contengan antioxidantes naturales como los flavonoides y zinc, manganeso, cobre, ubiquinona (coenzima Q), vitaminas A, C, E, B1 (tiamina), B3 (niacina), B6 (piridoxina) y posiblemente ácido fólico (Vitamina 9).
*Doctor en Ciencias. Profesor de Bioquímica e Investigador del Departamento de Bioquímica y Farmacología de la Facultad de Medicina de U.A. de C.