Uno más de los legados de Carlos Fuentes será la creación del Foro Iberoamérica. Políticos, empresarios e intelectuales reunidos para conversar sobre el presente y el futuro de las naciones de esa geografía. Reuniones entre empresarios, o entre políticos o entre intelectuales hay muchas. El signo distintivo de este Foro es precisamente propiciar el encuentro de mundos que normalmente se manejan por separado. La simple convivencia fue al principio un hecho insólito y hoy, doce años después del primer Foro, resulta normal y por supuesto muy agradable. El Foro rota de sede, de forma tal que los asistentes permanentes siempre son minoría frente a los invitados locales, lo cual rompe cualquier tentación endogámica.
Algo muy estimulante es la presencia de los expresidentes o exprimer ministros: Betancourt, Sarney, Cardoso, Felipe González, Sanguinetti, Lagos, Pinto Balsemao, Jorge Quiroga quienes comparten sus experiencias sin tapujos. Además, normalmente el jefe de Estado del país anfitrión brinda una cena con sendo mensaje sobre los problemas que enfrenta. Como latinoamericano ver a este destacadísimo grupo de exmandatarios provoca un gran orgullo. Suman a su experiencia la condición de estar bien preparados y actualizados sobre los diferentes temas que les son asignados para los paneles. En Iberoamérica hay hoy un notable capital humano comparable a cualquier región desarrollada del planeta. En esta ocasión correspondió al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos hacer su lectura del proceso de pacificación de su país.
El Foro tiene la particularidad de llevarse a cabo a puertas cerradas, sin prensa, con el fin de que los diferentes personajes de la política, de las finanzas y mundo empresarial y de la cultura puedan explayarse con toda confianza sobre temas delicados. Este año hubo una mesa con tres expresidentes y Santos sobre la crisis económica europea y su impacto en América Latina. El lector se podrá imaginar la riqueza de las muy diferentes perspectivas que pueden tener Chile o España. Hubo coincidencia en el sentido de que los países de América Latina, con algunas conocidas excepciones habían, habíamos, aprendido la lección: con las finanzas públicas no se juega. ¿Qué pasó entonces en España o Portugal? ¿Cómo es posible que países con tantas experiencias exitosas en su pasado reciente hayan incurrido en irresponsabilidades financieras por todos conocidas? Parece que, frente al escenario europeo, varios países, México incluido, aprendimos la lección. Déficit, deuda, paridad, gasto público están siendo manejados con seriedad lo cual permite avizorar un menor impacto del inevitable temporal.
Por supuesto siempre hay negros en el arroz, Argentina que no sólo juega con sus finanzas sino persigue a la prensa, en particular a Héctor Magnetto y a El Clarín. Venezuela con sus atropellos sistemáticos a las libertades y su borrachera petrolera que tarde o temprano habrán de pagar muy caro los venezolanos. Nicaragua en donde se combinan la represión a la prensa y el manejo populista de la economía. Bolivia que sobrevive gracias a la exportación de gas. La lista podría continuar. Pero en lo general el área destaca por las buenas noticias del Perú, Brasil, México y Chile. Con estrategias diferentes en lo que a comercio internacional se refiere, unos y otros, tenemos que aprender de los evidentes éxitos de la zona, situación inimaginable hace dos décadas. El resentimiento brasileño hacia México por sus estrechos vínculos con los Estados Unidos se compensa con el desconocimiento que nosotros tenemos de las potencialidades sub-continentales. La reciente firma del Tratado del Pacífico y las puertas comerciales que este instrumento abre a nuestros países, fue tema destacado.
Apasionante fue la mesa moderada por Bernardo Sepúlveda, juez mexicano en la Corte Internacional de Justicia, sobre la seguridad en el área, en particular sobre el narcotráfico. Los participantes no podían ser más pertinentes: el general Óscar Naranjo con tres décadas de experiencia en su país de origen, Colombia y Sergio Cabral, exitoso gobernador del estado de Río de Janeiro que lucha contra el flagelo. Sus experiencias en la materia son hoy oro puro para los mexicanos. Qué bueno que el Tecnológico de Monterrey ha abierto un espacio especial a la temática. Qué bueno que la naciente administración de Peña Nieto esté buscando asesoría externa para aprender de otros.
Qué queda de todos estos paneles y conferencias. El escepticismo es explicable. Se la pasaron bomba y a nosotros qué. Lo importante del Foro es que muchos de los participantes tienen enorme influencia en sus respectivos ámbitos y con frecuencia también en sus gobiernos. Pasar seis horas diarias concentrados en diversos problemas y sus opciones auxilia a lograr mejores niveles de información de primera que, sin duda, ayuda a una toma de decisiones más racional. La racionalidad sigue siendo un bien muy preciado y muy escaso. Eso es todo y es mucho.