La adolescencia es un período de transición, el cual se define, según la Organización Mundial de la Salud, como adolescencia temprana de los 14 a los 16 años y a partir de los 16 a los 18 años como adolescencia tardía. Esta etapa conlleva una serie de cambios físicos, psicológicos y de comportamiento que generalmente se manifiestan como oposición a las normas sociales establecidas y en general el cuestionamiento y confrontación del "mundo adulto".
Los adolescentes pueden enfrentar problemas no previstos; uno de ellos es el embarazo no programado. Existen factores de riesgo, particularmente en el ámbito social y en un entorno no óptimo, para que los adolescentes no tengan una vida feliz y por eso son más susceptibles de quedar embarazadas, incluso algunas que se encuentran en un ambiente familiar no propicio, adoptan el embarazo como un mecanismo de defensa, una válvula de escape que, muchas de las ocasiones, en lugar de mejorar la situación la vuelven más hostil, lo que se traduce en problemas no esperados que terminan formando un círculo vicioso; repiten patrones de conducta vividos por sus progenitores.
En la adolescencia se dan el crecimiento y el desarrollo y en caso de embarazo, se continúan paralelamente junto con el nuevo ser en su vientre. Recordemos que en los extremos de la vida, tanto en la adolescente, como en la mujer "añosa", las células germinales son inmaduras, es por ello que en ocasiones el embarazo es riesgoso, llegando a presentar alteraciones en el desarrollo del embrión o malformaciones congénitas mayores incompatibles con la vida. Durante los primeros tres meses se pueden presentar complicaciones, como amenaza de aborto, aborto, embarazos molares, gestaciones ectópicas, por mencionar algunas.
Del tercero al sexto mes se pueden presentar amenaza de parto, parto pretérmino, ruptura de las membranas amnióticas, procesos infecciosos, y entre el sexto al noveno mes, enfermedades más graves, las cuales pueden complicar el embarazo y poner en riesgo la vida, tanto del producto de la concepción, como la vida de la adolescente, las más graves se encuentran relacionadas con el aumento de la presión arterial, "hinchazón" de la cara manos y pies, así como disminución de los volúmenes urinarios, este grupo de enfermedades forman parte de la preclamsia y eclampsia.
La adolescencia no es pues, el mejor momento para la reproducción del ser humano. Sin embargo, el problema existe y los promotores de la salud debemos participar en políticas públicas que pongan en alerta a grupos de personas vulnerables.
Se debe partir de una educación sexual a tiempo, con información adecuada y vigilancia periódica, todo ello con la finalidad de contribuir a la disminución de la morbilidad y mortalidad materna e infantil de nuestro país.
*Ginecobstetra. Profesor de Ginecobstetricia de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C.
www.facultaddemedicinatorreon.blogspot.com
La próxima colaboración será del Dr. Mario Alanís Quiroga, neurólogo.