La enfermedad de Parkinson, fue descrita por primera vez en Londres en 1817, por el médico inglés James Parkinson, en un texto que tituló "Ensayo sobre la parálisis agitante"; donde hace referencia a "movimientos temblorosos involuntarios con disminución de la fuerza muscular en zonas que no están en actividad e incluso cuando se les ayuda, propensión a inclinar el tronco hacia adelante y caminar a querer correr, mientras que los sentidos y el intelecto permanecen inalterados". Esto concepto ha ido cambiando conforme se presentan nuevos descubrimientos médicos.
La enfermedad de Parkinson es la segunda causa más frecuente de las patologías neurodegenerativas sólo superada por la demencia tipo Alzheimer. De acuerdo con el programa específico de la enfermedad de Parkinson de la Secretaría de Salud México 2002, se calcula que en México existen más de 500 mil personas afectadas y que para el año 2030 existirán más de 30 millones de pacientes con esta enfermedad.
La enfermedad puede presentarse antes de los 21 años y se conoce como enfermedad de Parkinson juvenil, cuando se presenta entre los 22 y 39 años se le denomina enfermedad de Parkinson de inicio temprano y conocemos como enfermedad de Parkinson idiopática cuando el inicio es después de los 40 años de edad. En cuanto a la incidencia, ésta es mayor cuanto mayor edad tiene el sujeto. No hay una franca diferencia entre la incidencia de hombres con respecto a las mujeres. La causa de la enfermedad es desconocida.
Actualmente, se ha observado que existen síntomas llamados premotores; una sintomatología previa con: hiposmia (disminución del olfato) sin explicación alguna, desarrollarán la enfermedad en un 7 a 10%; estreñimiento, es un ejemplo de que la enfermedad no sólo afecta al sistema nervioso central, tiene una incidencia mayor en las personas que utilizan laxante de forma frecuente; trastornos del sueño, aunque también puede observarse en otras enfermedades neurodegenerativas; depresión hasta un 50% de los pacientes.
Las características clínicas clásicas (cardinales) son de tipo motor como temblor de reposo o bradicinecia (lentitud en los movimientos), rigidez y alteración de la postura. Existen otros síntomas que acompañan a los cardinales o motores, que son las no motores como: neuropsiquiátricos (fatiga crónica, depresión, ansiedad, ataques de pánico, síndrome confusional, alucinaciones, alteraciones de la memoria); disautonómicos (hipotensión ortostàtica, sudoración excesiva, disfunción urinaria y disfunción sexual. Además de hiposmia, dolor en todo el cuerpo y trastornos visuales.
El diagnóstico, como muchas otras patologías neurológicas, sólo se hace a través de la clínica, ya que hasta el momento no existen pruebas ni estudios de imagen que lo confirmen. La certeza del diagnóstico depende la experiencia del médico.
*Neurólogo Clínico. Profesor de Neurología de la Facultad de Medicina de la Facultad y Jefe de Enseñanza del Hospital Universitario, Torreón, UA de C.
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La próxima colaboración será del Dr. Arturo González Valdez, cirujano.