Como en su momento lo hizo Mexicana de Aviación, el Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica planteado por Aeroméxico ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje apunta sólo hacia un segmento de sus trabajadores: los integrados a la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación.
De acuerdo al recurso interpuesto por la empresa líder en su ramo en el país, a diferencia de los pilotos y los trabajadores de tierra, el personal de vuelo no ha sido cooperativo frente a lo que se califica de "difícil" situación.
Según la demanda planteada el 8 de abril pasado, colocada en paréntesis el primero de junio y reactivada la semana pasada, Aeroméxico cerró con pérdidas el ejercicio del 2012… aunque no se detallan las cifras.
La mecha la volvió a encender la negativa del organismo sindical de aceptar un contrato B para trabajadores de nuevo ingreso, en cuyo escenario se les recortan las percepciones y prestaciones en un 57%.
La alternativa abriría brecha para cualquier empresa privada del país, bajo la amenaza de calcar el procedimiento que prevé la Ley Federal del Trabajo cuando un contrato colectivo ponga en riesgo su viabilidad.
Aunque Aeroméxico reconoce que sus problemas se originan también por factores exógenos, por ejemplo los combustibles y las primas de seguros, coloca el énfasis de su reclamo en el capítulo de la fuerza de trabajo.
Si los combustibles representan el 43.10% de sus gastos de operación, aumento al calce de 51.5% en el precio de la turbosina, los salarios y prestaciones alcanzan el 24.91.
Y aunque los gastos de capital se incrementaron 41.3% entre el 2009 y el 2012, Aeroméxico sostiene que de no haber renovado su flota éstos habrían sido mayores, no obstante lo cual los pasivos de la compañía se disminuyeron del 1.09% en relación al activo total que se tenía en el 2009, al 0.83.
De acuerdo a la empresa, el punto más alto de la nómina lo constituyen los pilotos, con un monto de tres mil 51 millones de pesos anuales, frente a los mil 368 que representan los sobrecargos. El costo total, incluyendo personal de tierra y de confianza, es de 5 mil 521 millones de pesos.
La empresa sostiene que mientras entre el 2010 y el 2012 el costo de los pilotos creció un 15.9%, el de los sobrecargos lo hizo en 19.3, mientras que en el resto del personal el salto fue de 7.3.
Aeroméxico subraya que los trabajadores de tierra aceptaron una reducción de 35% del costo de su operación, incluida una baja salarial del 32, además de la desaparición de bonos improductivos por jornadas nocturnas.
A su vez, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), aceptó modificar 18 cláusulas del contrato colectivo de trabajo que permitieron incrementar las jornadas asignadas diarias y mensuales, la eliminación de bonos trimestrales, la dotación de uniformes y la disminución de viáticos.
De hecho, desde el 13 de diciembre de 2010 existe un contrato B para pilotos de nuevo ingreso en el que se modifican sustancialmente algunas de las prestaciones como bonos de productividad, además de pagos compensatorios por reducir horas de vuelo.
Los rebeldes, pues, son los sobrecargos.
No obstante, se reconoce que sí se han alcanzado acuerdos similares con éstos, a los que se califica de "temporales", que les representaron en su momento a la empresa ahorros por 190 millones 600 mil pesos.
Más aún, se creó la categoría de sobrecargo inicial, es decir una suerte de contrato B para los de nuevo ingreso.
Sin embargo, la empresa se queja de que la posibilidad sólo dura tres años.
Adicionalmente, se eliminaron 255 plazas de sobrecargos.En la andanada, se asienta que la ASSA ha tenido una "sistemática y reiterada" negativa para lograr acuerdos, recordando que en el 2008 había interpuesto una primera demanda de Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica.
En el documento se recuerda el procedimiento similar que planteó Mexicana de Aviación contra el propio organismo sindical, que derivó en un laudo del siete de agosto del 2007 en que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje ordenó la modificación del contrato colectivo de trabajo.
El niño rebelde. El patito feo.
Quien le manda a la ASSA andar defendiendo el interés legítimo de sus agremiados presentes y futuros. La batalla por los contratos B.
BALANCE GENERAL
Esta semana, finalmente, se desahoga la licitación planteada para la provisión de la tubería requerida para la primera fase del gasoducto "Los Ramones", que alcanza 115 kilómetros.
En la pelea están tres empresas nacionales: Tubesa, Procasa y Tubacero… frente a una docena de firmas del exterior.
La esperanza de las empresas mexicanas es que se respete el compromiso 59 del Pacto por México, en el que se señala letra por letra que Petróleos Mexicanos se convertirá en el motor de promoción de una cadena de proveedores nacionales.
La compañía que construye la primera fase del gaseoducto para conducir al centro del país gas natural importado de los Estados Unidos, es Gaseoductos de Chihuahua, una filial de Sempra que a su vez es subsidiaria de IENOVA, en sociedad al 50% con Pemex Gas y Petroquímica Básica.
SENDA ARAÑA LA QUIEBRA
Quien podría llegar a la quiebra es el grupo de transporte de pasajeros Senda, el principal del norte del país, propiedad de la familia Rodríguez Benítez, cuyo capital contable alcanza 31 millones de dólares, en tanto sus deudas llegan a 246 millones también de billetes verdes.
La empresa tiene un flujo anual de 70 millones de dólares, de los cuales más del 30% se destina al pago de intereses.
El problema es que la firma requiere alrededor de 30 millones de dólares para renovar su flota de autobuses, cuya antigüedad promedio es de ocho años.
Y el problema, además, es que en el 2015 enfrenta el vencimiento de pasivos por 150 millones de dólares… que se volcarán en cascada desde el año siguiente, dado que prácticamente todos los pasivos de la compañía se pactaron a cinco años.
La firma inició sus actividades desde hace más de 80 años, en 1930, con sólo un transporte, empezando a crecer en forma ordenada a partir de la década siguiente, hasta constituirse en la empresa emblemática de su ramo en el norte del país.
Sus problemas se iniciaron en el 2004, a la compra de la empresa Transportes del Norte que la consolidó como líder absoluto, pero la llevó a incrementar sus deudas en forma exponencial.
MASISA CRECE
Con una inversión de 132 millones de dólares, la empresa Masisa, líder en la producción de tableros de madera, está construyendo una planta de MDF con capacidad de producción de 260 mil metros cúbicos de tableros al año, con una línea de melanizado o recubrimiento al calce.
La firma con instalaciones en Chile, Argentina, Brasil y Venezuela, anuncia una ruta de inversión hasta el 2015 por 600 millones de dólares.