Las reservas de gas y petróleo shale en el norte de Coahuila que podrían ser explotadas tras la reforma energética tienen un potencial económico para el Estado, pero también un riesgo ambiental.
El Gobierno federal invertirá 244 millones de dólares para explorar yacimientos de hidrocarburos atrapados en formaciones rocosas de lutitas o esquiste, conocidas como "shale", en Coahuila y Veracruz, ante la posibilidad de extraer millones de barriles de petróleo y metros cúbicos de gas.
El proyecto ha sido descrito por autoridades de Coahuila como un detonante económico, debido a las obras de infraestructura requeridas y la generación de empleos.
Sin embargo, la polémica sobre la seguridad ambiental de extraer gas y petróleo shale no ha sido resuelta y el método de explotación ha dejado daños ambientales en otros lugares donde se aprovecha este hidrocarburo, principalmente en Estados Unidos.
El método utilizado se conoce como "fracking" y consiste en la fracturación de las rocas que atrapan el hidrocarburo, para lo cual se inyecta agua, arena y químicos a alta presión para forzar la salida de petróleo y gas.
Pero esta técnica requiere el uso de grandes cantidades de agua y presenta el riesgo de la filtración de químicos al subsuelo, causando la contaminación de acuíferos.
La explotación de gas y petróleo shale es parte de las iniciativas de reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto y el PAN para permitir a empresas privadas participar en estos proyectos, pues Pemex no tiene los recursos para la extracción.