Estrategia militar al estilo “villista”.
Las columnas de humo y polvo se levantan hacia el cielo, el olor a pólvora llena el ambiente, pero los disparos terminaron desde la noche anterior, la ciudad de Torreón ha sido tomada de manera oficial por el General Francisco Villa y sus fuerzas revolucionarias.
Eran las diez de la mañana del tres de abril de 1914 cuando el "Centauro del Norte" ya paseaba con su caballo por las calles del Centro de la ciudad, en el primer cuadro sólo se observa devastación y fincas abandonadas, no obstante, hay aplausos y gritos de júbilo entre los soldados y hasta la misma población, la "victoria de la revolución" estaba cerca.
Cien años se han cumplido de una de las luchas más sangrientas de las que se tenga registro en la historia de México, la llamada "Batallas de La Laguna" significó uno de los mayores triunfos de la revolución constitucionalista, las ciudades de Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo y hasta San Pedro eran los sitios más importantes del país.
Hacia 1913 el líder del Ejército Mexicano, Victoriano Huerta, había logrado pactar con diversas fuerzas políticas de México y Estados Unidos un golpe de estado contra el entonces presidente Francisco I. Madero.
Las suerte del coahuilense Madero se había terminado a sólo unos meses de haber llegado de forma democrática a la silla presidencial, Huerta organizó y ejecutó una traición que despertó la ira de los antiguos jefes revolucionarios como Francisco Villa y Álvaro Obregón.
"El traidor", como los revolucionarios llamaron a Victoriano Huerta, rápidamente llenó de soldados federales las ciudades más importantes del país, el control de los ferrocarriles, las comunicaciones telegráficas y el abastecimiento de alimentos eran clave para retrasar una revuelta armada, sin embargo, la venganza de los revolucionarios era algo inevitable.
Venustiano Carranza, Gobernador de Coahuila, se había autoproclamado como Jefe Supremo de las Fuerzas Revolucionarias y lanzó el Plan de Guadalupe en el mismo año de 1913, todos los simpatizantes de Madero respondieron al llamado y se alistaron para las batallas en los meses siguientes.
El choque máximo ocurrió finalmente en la Comarca Lagunera hasta el año siguiente, la región más importante del norte de México y bastión de las fuerzas federales hasta ese momento.
Francisco Villa tenía la confianza de Carranza y su encomienda era lograr tomar el norte del país, para lo cual se agrupó con sus mejores generales en la ciudad de Camargo, Chihuahua en marzo de 1914.
Se lograron reunir alrededor de diez mil soldados revolucionarios, el famoso tren de usos múltiples estaba listo para moverse en cualquier momento y la amenaza de lanzarse sobre La Laguna era cada vez más real.
Victoriano Huerta, sabiendo la importancia geográfica y económica de Torreón, ordenó la colocación de más de diez mil elementos oficiales desde Mapimí y Bermejillo hasta su concentración mayor en la ciudad de Torreón.
Al estilo de Pancho Villa
El historiador y periodista estadounidense, John Reed, aseguró que Francisco Villa era sin duda "el caudillo más grande que ha tenido México", ejemplo de eso fue precisamente la estrategia que se planeó para atacar a los federales en La Laguna.
A mediados de marzo de 1914 Villa anunció que realizaría un viaje a los Estados Unidos con fines "particulares", situación que aparentemente indicaba que aún no se avanzaría hacia la Comarca Lagunera.
No obstante, sus fuerzas habían intervenido las líneas de telégrafo para conocer las comunicaciones huertistas del lado de La Laguna, además de que los trenes con algunas de sus brigadas iban en camino para tomar por asalto los retenes federales de Bermejillo, Tlahualilo y Mapimí.
"Nadie, ni siquiera el estado mayor de Villa sabía cuándo se iría de Chihuahua; el ejército de México Insurgente había retrasado tanto que todos creíamos que se retrasaría otras dos semanas. Entonces, el sábado por la mañana al levantarnos, nos topamos con el ferrocarril y el telégrafo cortados, tres enormes trenes ya habían partido llevándose la brigada de González Ortega, la Zaragoza salió el día siguiente y a la mañana siguiente la propia tropa de Villa", detalla Reed.
Los ferrocarriles de Villa avanzaron a toda velocidad, el general Refugio Velasco, líder de los federales en La Laguna, no tenía idea de lo que pasaría en los días siguientes.
Para el 21 de marzo toda la fuerza de los revolucionarios llegaría de sorpresa a las poblaciones de Tlahualilo, Bermejillo y Mapimí, los huertistas estaban rodeados y se tuvieron que replegar de forma inmediata para Gómez Palacio.
Felipe Ángeles, principal estratega militar de Villa, realizó una llamada telefónica al general Velasco, para prevenirle sobre la tormenta que se estaba gestando.
Ángeles intentó evitar un "derramamiento de sangre de compatriotas", que los huertistas dejaran "pacíficamente" la Comarca Lagunera y se rindieran ante el ejército constitucionalista, pero Velasco rechazó la propuesta y se preparó para el enfrentamiento.
Así fue como los federales se refugiaron en una auténtica trinchera desde los alrededores de Gómez Palacio hasta los primeros cuadros vecinales de Torreón.
Todos los cerros y elevaciones geográficas se encontraban ocupados ya por elementos del ejército federal, se habían colocado ametralladoras y cañones para hacer retroceder a Villa y a sus hombres.
El choque de fuerzas fue frontal y de consecuencias mortales para ambos bandos, el treinta de marzo las hostilidades iniciaron al grito de ¡Viva Villa! o ¡Viva Madero!
Los soldados revolucionarios intentaban cubrirse en los pocos arbustos que encontraban, piedras o barreras inclinadas para evitar las balas o las explosiones de cañón.
Por su parte, lo federales contaban con todas las ventajas estratégicas que ofrecía la geografía de los límites de Torreón y Gómez Palacio.
El cerro de las Calabazas, el cerro de las Noas, el cerro de la Pila y del Huarache estaban ocupados por maquinaria de fuego que apuntaba siempre sobre los villistas, la victoria no iba a ser fácil.
Después de unas 36 horas de sangre derramada y muerte indiscriminada los soldados de la Revolución habían logrado tomar la Ciudad Lerdo, pero las afueras de Gómez Palacio estaban igual de protegidas y no había huecos por donde se pudiera quebrar la resistencia.
El último esfuerzo por lograr la victoria
Las bajas habían sido significativas para los elementos de Francisco Villa, hasta el primero de abril se habían perdido más de mil vidas revolucionarias, la balas eran escasas y el ánimo estaba en picada por la falta de avance en el terreno.
Sin embargo, la última maniobra de los revolucionarios todavía no se había dado, Villa en persona se encontraba preparando un ataque nocturno y que rompiera definitivamente las defensas federales.
Para la noche del dos de abril inició una avanzada sonora y estruendosa sobre las zonas de Santa Rosa y el propio cerro de la Pila en Gómez Palacio, cargas de dinamita y bombas caseras hicieron correr a los federales de sus puestos, más aun sabiendo que el propio Villa se encontraba entre los guerreros.
"De repente, hacia la derecha un boleo explotó desde la ciudad. A todo lo largo de nuestra línea no se hizo esperar la respuesta.
Después de unos cuantos disparos el fuego federal cesó por completo. Desde la ciudad se percibieron sonidos aún más misteriosos. Se apagaron las luces eléctricas. En la oscuridad ocurrió un movimiento sutil, indefinible. Al fin, la orden de avance se dio. Nuestros hombres se arrastraron en la oscuridad. La primera fila dio un grito, y la verdad se esparció por todas las filas hasta el campo, en un grito triunfal. ¡Gómez Palacio había sido evacuada!", narra el libro México Insurgente sobre aquel asalto nocturno.
El general Refugio Velasco no tuvo otra alternativa, la defensa de Torreón estaba rota, las ametralladoras de los barrios de San Joaquín, Cerro de la Cruz y otras defensas huertistas se retiraron de inmediato.
Por si no fuera poco, para la medianoche ocurrió una tolvanera que cubrió los cielos de la región de polvo grueso, situación que fue aprovechada por los soldados del gobierno para abandonar La Laguna en sus trenes y caballos.
Se separaron en dos grupos principalmente, los que salieron con rumbo a Matamoros y Viesca, y los que directamente se fueron a San Pedro, en ambos casos no tuvieron más remedio que retirarse a Monterrey a esperar órdenes de Victoriano Huerta.
El panorama era de completa destrucción en la Comarca Lagunera para el amanecer del tres de abril de 1914, todavía había incendios en algunas fincas y la destrucción se podía observar en edificios, calles y negocios.
Los cuerpos sin vida de federales y civiles todavía se observaban sobre las calles cuando entró a la ciudad de Torreón Francisco Villa.
Sobre su caballo, y acompañado de sus generales, no encontró ninguna resistencia o dificultad, sabía que al haberse consumado esa victoria los días de Huerta estaban contados.
Cerca de las diez de la mañana se hizo oficial la Toma de Torreón, Velasco desde San Pedro había notificado a la presidencia que La Laguna era territorio revolucionario.
El triunfo de los constitucionalistas era casi un hecho, la venganza contra Victoriano Huerta estaba consumada y una nueva leyenda se había consolidado, el genio militar y social de Francisco Villa era más fuerte que nunca.
"Torreón era la ciudad más importante del norte del país, fue una victoria clave para la Revolución... sólo comparada con las batallas que brindara Napoleón, así era Francisco Villa", indica John Reed.
Detalles de la Toma de Torreón
Algunos datos sobre la lucha armada:
-El avance de los constitucionalistas sobre La Laguna tuvo una duración de 11 días en total.
-La ciudad de Gómez Palacio fue saqueada varias veces al paso de los federales y revolucionarios.
-Miles de civiles perdieron la vida en fuego cruzado.
-La batalla a las afueras de Gómez Palacio tuvo una duración de 4 días consecutivos, miles de soldados de ambos bandos fueron asesinados.
La historia
El periodista e historiador estadounidense, John Reed, detalla en su libro "México Insurgente", la forma en la que se realizaron los primeros embates sobre la Comarca Lagunera.
La caída de Bermejillo y Mapimí marcaron el inicio de la lucha principal en Gómez Palacio, que al caer dejaba desprotegida a la valiosa Torreón.
"Habíamos tomado Bermejillo la tarde anterior, el ejército se había abierto paso por la fuerza galopando cinco kilómetros al norte de la ciudad y entrando a ella a la máxima velocidad, reprimiendo la guarnición sorprendida en su camino hacia el sur, una lucha en retirada que duró siete kilómetros, hasta la hacienda de Santa Clara, y mataron a ciento seis colorados... Por todo el campo los aturdidos federales se replegaban con pánico hacia la ciudad".
El factor Francisco Villa
Las fuerzas federales a cargo del general Rafael Velasco, resistieron los embates de artillería e infantería de los revolucionarios por tres días consecutivos a las afueras de Gómez Palacio.
Para el cuarto día se habían pedido refuerzos de la ciudad de Monterrey con el objetivo de fortalecer Torreón a toda costa, pues un avance más de los constitucionalistas significaría la derrota más dura para Victoriano Huerta.
La falta de balas, el cansancio y las bajas entre las tropas revolucionarias habían mermado el ánimo y hasta los generales villistas se preparaban para un escenario de eventual retirada, sin embargo, el mismo Francisco Villa se encontraba determinado a tomar la plaza de Gómez Palacio a cualquier costo.
El "Centauro del Norte" preparó un último ataque con granadas y dinamita sobre los federales por la tarde del dos de abril, al ser visto entre los soldados enemigos despertó en ellos temor y un"sentimiento de derrota".
Algunos historiadores como Nellie Campobello y John Reed detallan que el sólo hecho de ver que una batalla era comandada por el mismo Villa despertaba terror entre los oponentes.
El resultado de aquel último asalto fue la desocupación y retirada oficial de Gómez Palacio y posterior liberación de Torreón, para la mañana del tres de abril de 1914 los cuarteles de los huertistas habían sido abandonados y se había completado una victoria histórica del lado revolucionario.
Han pasado desde que se consumó la Toma de Torreón
Federales perdieron la vida en esa batalla
Tardaron los revolucionarios en hacer caer La Laguna