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YAMIL DARWICH

Después de más de dos mil años, la muerte y pasión de Jesús sigue siendo inspiración, identificando propósitos de bien ser, verdad, justicia, belleza y, entre todas las virtudes, la capacidad de dar y darse.

Le escribo esto en una nueva festividad de Semana Santa, cuando el mundo occidental reflexiona en sus principios morales y la aplicación ética de ellos.

Es evidente que el personaje -Dios para nosotros, un profeta para los demás- movió las estructuras sociales de un mundo en que los conceptos de justicia y la aplicación de los mismos marcaba enormes diferencias entre los dueños del poder y los ciudadanos.

Piense en aquel medio oriente, donde los ricos -fariseos, saduceos o escribas- dictaban normas y aplicaban leyes con supuesta inspiración divina; severos con el pueblo y tolerantes con sus propios grupos; a ellos Jesús les reprochó diciéndoles "sepulcros blancos por fuera con la podredumbre por dentro". Además, los conquistadores romanos, dedicados a velar por los intereses de Roma y sus césares, sin titubear en aplicar los más severos castigos corporales.

El paso de Jesús por la Tierra indudablemente creó agitación e inquietud política.

El castigo sufrido fue ejemplar, baste citar su calvario que incluyó cargar el travesaño de la cruz por dos kilómetros aproximadamente, mientras la muchedumbre, azuzada por las propias autoridades, le escupían e insultaban; luego, fijado de pies y muñecas con clavos de 15 a 20 cm. y puntas de 6 cm., que le obligaban a mantenerse lo más erguido posible para poder respirar; pasadas tres horas recibió una lanzada en un costado, brotando sangre y agua, signo del edema pulmonar que sufría, siempre injuriado por soldados y curiosos, hasta perder casi el setenta por ciento de sangre, que en sí es causa de muerte por choque hipovolémico.

Habrá que reflexionar sobre su historia; desde el punto de vista terrenal con la visión del investigador de la arqueología bíblica y/o del creyente, que con fe acepta lo referido en las escrituras.

También podemos encontrarle significado evolutivo y de educación; primero, para contrastar los usos y costumbres, reconociendo el avance que hemos obtenido como raza humana, aun con lo mucho que nos falta por alcanzar; y de educación, que se refiere al aprovechamiento del evento, sacando lo mejor de cada uno, para el propio bien, de nuestros seres queridos y de la comunidad en general.

Jesús vino a revolucionar las costumbres de todo el Medio Oriente, dejando un legado de amor al prójimo que traspasó tiempo y fronteras; recuerde que 600 años después apareció otro profeta, Mahoma, quien inspirado por lo dictado por ángeles, creó una doctrina inspirada en los mismos principios, el islamismo, con una relatoría que incluye a muchos personajes del cristianismo, desde José y María hasta el propio Jesús y sus arcángeles.

En ese mismo análisis histórico podemos enmarcar lo acontecido, con los hechos y circunstancias que se daban entre el pueblo Judío, estudiando las vidas con una marcada diferencia de clases sociales, un pueblo en pobreza extrema y hambruna en muchos de los casos, pagos de tributos dobles, tanto a Roma como a las autoridades locales, corrupción y el abusos permanente contra los débiles y sus escasas propiedades; agregue la situación insostenible, por los conquistadores que buscaban lo suyo, creado un ambiente de vida imposible para los publicanos.

En lo religioso, una ley mal interpretada, que marcaba diferencias entre ricos y pobres, haciendo insoportable el pago de diezmos que se cobraban con fuertes penalizaciones y las enseñanzas de una fe que diferenciaba a unos y otros; recuerde la parábola de la viuda o las advertencias hechas por Jesús al pueblo, al que le indicaba cumplir con los preceptos como enseñaban los sacerdotes, pero sin comportarse como ellos.

En vida, Jesús dio de comer a muchedumbres y sobraron canastos repletos de alimento; la enseñanza está en la entrega de amor al prójimo, más que discutir inútilmente si esas cantidades eran posibles de recolectar, si eran mayores o menores. Para el caso queda la aplicación de la hermenéutica, que acepta citas textuales o la interpretación de ellas.

Si fueron más o menos los alimentados en la montaña o el número de cerdos que se lanzaron al abismo por ser poseídos por demonios expulsados por Jesús, dejan de tener importancia ante la enseñanza que nos legó: amar a Dios y al prójimo, que en el mejor de los casos sólo acatamos amando -a veces erróneamente- a nuestro "próximo".

Le invito a que reflexionemos en el significado de la Semana Mayor y pensemos sobre nuestro propio proceder; es la oportunidad de crecer, amarnos verdaderamente y respetarnos, entregando a los demás trato con calidad humana.

Recuerde el principio de la psicología que dice "nadie puede dar lo que no tiene", así que empecemos por nosotros mismos. ¿Qué le parece?

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