Internet se ha convertido en una nueva manera de gestar relaciones amorosas que, si bien pueden no implicar el contacto físico -por lo menos inicialmente-, no dejan por ello de estar sumamente cargadas de contenido sexual.
En efecto, los “affaires” por Internet suelen implicar las mismas clases de pensamientos y emociones que cualquier otra relación, lo cual incluye secretos, fantasías, entusiasmo, frustraciones, negación, racionalización, etc., y por ello mismo tiene también el potencial de ser devastador para otras relaciones que se mantengan al mismo tiempo.
Un caso típico
El caso típico de muchas personas en pareja, es pasar cada vez más tiempo en línea, con el fin de tener interacciones que les proporcionen un "escape" de la realidad diaria.
Con el tiempo, el mundo de fantasía que se presenta en Internet puede hacerles ver al mundo verdadero como algo monótono y aburrido, en el cual es imposible conocer la enorme cantidad de intimidades que las personas pueden confesar mediante Internet.
Una vez que se encuentra a alguien interesante en línea, presentan el mejor lado de su personalidad, así como también lo hacen sus interlocutores. Ambos comienzan a compartir intimidades, esperanzas, temores, o fantasías, lo cual los acerca aún más, y hace que las fantasías sobre la otra persona sean todavía más intensas y profundas. Naturalmente, nace el amor y con él una necesidad cada vez mayor de interacción real.
Por cierto, todos estos cambios no pasan inadvertidos para las respectivas parejas, que comienzan a sospechar o a querer saber sobre los “amigos” que tienen su esposo/a en Internet. Y aunque los cibernautas nieguen o racionalicen su actividad en línea, sus parejas comienzan a sospechar cada día más y a sentirse amenazados.
Pero estas personas continúan ignorando, o directamente negando, el impacto que tiene todo esto en sus parejas. Así y todo, estas últimas empiezan a conocer más a fondo la situación y se sienten devastados y traicionados.
Sin embargo, los cibernautas están seguros de que, como no ha habido sexo "verdadero", nada debería importar, pero lo cierto es que aún así están más cerca de sus amigos virtuales que de su propia pareja.
Y llega un punto en el que resulta irresistible encontrarse con el amigo/a virtual en persona, pues estas personas sienten que han conocido a sus "compañeros del alma", y que parecen haber sido hechos "el uno para el otro", por lo que valdría la pena arriesgar todo por ellos.
Pero la persona real es muy distinta a la virtual, y al cabo de un corto plazo resulta evidente que la relación no funcionará. Sin embargo, la vida de estas personas ha cambiado de una manera jamás imaginada. Y es que desde que dejaron de prestar atención a su pareja real, y la misma fue languideciendo, mientras que aquel magnifico reemplazo por el que apostaban tampoco ha dado frutos.
Algunas reflexiones
Crease o no, estos casos son más comunes de lo que muchos creen, y sin dudas pueden ser un punto de partida para efectuar varias observaciones generales.
En primer lugar, sería bueno saber que todas las nuevas conexiones virtuales suelen ser emocionantes, pero es más que posible que no sea la persona en particular quien haga la diferencia. Sucede que, aunque no se perciba, el entusiasmo suele tener más que ver con la "clase" de relación que con los sentimientos específicos que generaría la persona real.
Pero además, en todas las nuevas relaciones, sean o no por Internet, la gente presenta el mejor lado de sí misma, lo cual no quiere decir que efectivamente sean así todo el tiempo, en la vida diaria.
Con demasiada frecuencia pensamos en el amor como aquellos sentimientos vertiginosos e intensos que se producen frente al deslumbramiento, pero si bien todo esto puede ser una experiencia fantástica, mucha de la intensidad de los sentimientos es simplemente inherente a la misma novedad.
"Despertar...es" “QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR” German de la Cruz Carrizales Torreón, Coahuila. México MMIX
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