Hace un año hice una lista con los deseos de Año Nuevo. Las palabras se las lleva el viento y el papelito donde los anoté no lo encuentro. Durante los 365 días anteriores, he escrito varias cosas y definitivamente ya no se puede confiar en la memoria. Solemos olvidar con facilidad y por eso la historia se repite. Que de algo sirvan los archivos. Dicen que los que desconocen su historia están condenados a repetirla. Y si nuestra memoria falla, no está de más hacer listas de pendientes, recordatorios de lo que no debemos dejar en el olvido.
=mas=
La satisfacción que hoy me embarga (y que se ha extendido durante las últimas semanas) ha nublado algunos canales de mi mente. Supongo que es tiempo de sacar una hoja nueva y apuntar anhelos para los siguientes días. Como si se tratara de una aspirante a Miss Universo, quiero la paz para todo el mundo, sobre todo para La Laguna , que es donde a diario me subo a un camión para llegar a mi trabajo. Quiero hacer mejor mi trabajo, para lo cual necesito comprometerme a diario. Quiero ver a Metallica en concierto (otra vez) sólo para ver si ahora si les place tocar la canción que he esperado durante 10 años. Quisiera ver a mi equipo campeón (otra vez), porque es una de esas alegrías que perduran y que dan argumentos para dejar de escuchar voces necias (al menos mientras salga otro campeón). Al final, no siempre podemos hacer algo para que nuestros sueños se cumplan, pero podemos adecuar lo bueno que pasa y lo que no, esperar al año siguiente para apuntarlo en una nueva lista. Así, hasta que la memoria vuelva a ser un camino confiable. Mientras seguiré buscando la lista del año anterior para tachar lo que se cumplió y copiar en la nueva lo que falta.