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Los hijos y el dolor del DIVORCIO!!!

German de la Cruz Carrizales

“Perdón hij@, por tanto daño sin querer….” Tenemos una gran labor como padres, pero como padres divorciados, nuestra labor se hace aún más grande. La sanidad de los hijos tomaría mucho tiempo, pues se dice que sanarse de una gran pérdida toma un mínimo de dos años, pero por lo general, entre tres y cinco. El tiempo que le tomaría sanarse a los hijos de una herida así  dependería en gran parte de nuestra propia curación y de nuestra disposición de dejar ir la ira (como pareja de divorciados). La sanidad de los hijos progresará cada día, y deberíamos aprender mucho en el proceso de cómo un padre y una madre divorciados pueden ayudar a sus hijos. La oración: es la herramienta más grande que tenemos para ayudar a nuestros hijos a sanar. Ore en privado por los dolores por los que usted ve que su hijo o hija está experimentado. Ore en voz alta, dejando que oiga que usted expresa sus necesidades a Dios. Ore de manera constante. Luego enséñele a orar por su cuenta. La oración les permite a nuestros hijos expresar sus sentimientos de tristeza y dárselos a Alguien que puede hacer la diferencia. Escuchar: Los padres deben dejar de lado sus propias heridas mientras escuchan los dolores de sus hijos, pues cuando ellos “hablaban” de su dolor a través de actitudes y conductas, debemos en lo posible entablar un dialogo para escucharlos y ayudarles a ponerle palabras al dolor que ellos expresan a través de sus acciones. “De veras estás triste, ¿no es verdad?” “¿Cuándo es que te sientes más triste?” Un padre o una madre pueden tomar a sus hijos y abrazarlos, si es posible, alentar la conversación escuchando, dando validez, afirmando, y dándole nuestra opinión de lo que hemos hablado. Debemos guardarnos de interrumpir, de poner palabras en su boca, o de querer sacarlos de su dolor. El impedimento más grande que nos estorba para escuchar con atención es nuestro temor al dolor de nuestros hijos. Nos puede hacer incapaces de escuchar lo que están diciendo. Mire a su hijo a los ojos. Tóquelo. Hágale saber que en verdad está escuchando. Cuando los hijos extrañan a su padre (o madre), sé que es el momento de escuchar. A menudo nos sentimos amenazados de que ellos extrañe a su papá. Sin embargo, a través de la práctica, aprendemos a silenciar esas voces internas y a escuchar al dolor que los hijos expresan. Podemos decir: “Estoy segura de que lo extrañas. Lo lamento”. Lágrimas silenciosas caen de los ojos de ellos que se están haciendo adultos, todavía llenos de dolor por un divorcio que desgarró a sus padres. Estas lágrimas dicen: “No puedo hacer nada. Extraño a mi papá. ¿Por qué no puedes arreglar eso?” Y escuchamos y acaricio su cabeza de joven de 14 años, así como acaricié su cabeza de adolescente de 12 años, y su cabeza de niño 7 años, y su cabeza de niñito 4 años. Y digo: “Lo lamento”. Límites: Cuando los hijos tuvieron rabietas hasta los diez años. Estas reacciones nos tenían intimidados y nos hacían perder el equilibrio. Pero lo que nuestros hijos estaban pidiendo era un límite para los sentimientos fuera de control que estaba experimentando. Debido a que estaban tratando de compensar su pérdida y debido a que nuestros propios sentimientos estaban fuera de control, éramos incapaces de proveer los límites que necesitábamos. Al tratar con nuestro dolor, podemos ayudarlos con su dolor. Dando límites claros que los ayudaran a controlar sus emociones. Cuando ellos crecen, un consejero puede ayudar a despojarnos de nuestra ira y a ayudar a nuestros hijos a hacer lo mismo. Tanto ellos como nosotros como padres divorciados podemos aprender que la ira nos mantiene esclavos y crea amargura. Al ir aprendiendo más, se crean límites más fuertes. Verdad: Cuando un hijo tiene ocho años, podemos llevarlo a un grupo de recuperación de divorcio. Los niños trabajan en clases en grupos específicos mientras que los progenitores se reunían en otro. Cada semana, los líderes llevaban a los niños a través de una serie de juegos y ejercicios para ayudarles a entender sus sentimientos acerca del divorcio. Un ejercicio incluía hacer “anteojos color rosa”. Los niños hicieron marcos de cartón y lentes de plástico rosa. Los líderes hablaron con los niños acerca de “ver la vida a través de lentes color rosa”, especialmente, de su deseo de ver a sus dos padres juntos de nuevo. De hecho, éstos no se iban a reconciliar, pero los líderes ayudaron a los niños a aceptarlo. El dolor no se va, pero se sienten libres de tener falsas expectativas y sueños destrozados. Los padres aprenden cómo reforzar el mensaje que se les estaba enseñando a sus hijos. Cada sesión abría la puerta hacia otra verdad, comprensión y sanidad. Arrepentimiento: Cuando a un niño que tienen once años, nos damos cuenta de que nunca le pedimos  perdón por las cosas tontas e hirientes que habíamos hecho. Podemos sentamos, y compartir esas cosas por las que necesitamos pedirle perdón. Pudimos haberle pedido perdón por el divorcio. Pero también hubo quizás veces en que le habíamos gritado o habíamos perdido el control. Hay que pedir perdón por todo eso. Se nos puede quitar un enorme peso de los hombros cuando decimos: “¿Me perdonas?” No decirle: “Lo siento si te lastimé”. Decir “Lo siento” no significaba “Busco tu perdón”, ni decir “Si te lastimé” reconoce el hecho de que yo sabía que lo había hecho. Esto demanda valor, pero nuestros hijos nos pueden respetar por hacerlo. Luego de haber pedido perdón por las cosas grandes y reconocer: “Sí te hice eso”, se nos hará más fácil pedir perdón por las cosas cotidianas como la ira fuera de lugar, una observación insensible, o la impaciencia con su comportamiento. Como resultado de ello, se les hará más fácil a nuestros hijos pedir perdón por sus propios puntos débiles. Ellos crecerán y convertirán en adultos capaces de reconocer sus propias necesidades, y buscar sanidad y perdón en su vida, a pesar de todo por lo que les haya pasado. El divorcio jamás es una vía por la que se disfruta viajar. Pero con perseverancia, es posible ayudar a guiar a nuestros hijos e hijas a través de esos tiempos difíciles. Hoy mis hijos y yo estamos tratando de establecer un dialogo de frente y con verdad, sin que existan terceras personas que distorsionan muchas veces con buenas intenciones y lo estamos haciendo, y usted también lo podrá hacer. ¿Y usted que opina?

(Que este tema de Juan Manuel Serrat nos de el valor para darles lo que la vida nos ha mandado hacer, Esos locos Bajitos) Haga clic en la dirección de abajo.

 

 

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Si aun no lee el artículo “Ingredientes para una relación perfecta”, se la recomiendo en la dirección de abajo:

 

http://blogsiglo.com/archivo/212.ingredientes-para-una-relacion-perfecta.html     

 

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“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

German de la Cruz Carrizales

  Torreón, Coahuila. México

                 MMIX

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