Cuantas veces nos atormenta el hecho de no decir, de no expresar, de no manifestar algún sentimiento solo por el temor a ser rechazados o por la experiencia no grata de la vida que llevamos con aquel ser tan cerca de nosotros y tan cerca de su lecho de muerte. O a través de un hecho súbito, así nada mas perdemos a nuestro, o nuestros seres queridos en un accidente quedándonos con tantas cosas por decir.
Este articulo es para usted que se encuentra atorado en una situación similar y que aun cuando no quisiéramos, llevamos día a día esa herida abierta, aunque ese suceso haya ocurrido hace unos días, unos meses o aun años.
Claudia es la hija mayor de una familia muy trabajadora, eso se lo debe a su padre quien decía que a los hombres les heredaría toda su fortuna, a sus hijas nada, pues serian mantenidas por sus esposos, así que Claudia lucho toda su vida el doble que sus hermanos para tener y ganar la confianza de su padre a quien respetaba y quería muy profundamente aunque nunca se lo dijo como ella hubiera deseado.
Don Juan una persona muy sabia y justa se sentía muy orgulloso de su hija a quien había formado con los mas sólidos principios de justicia y valores en torno al trabajo, pero desgraciadamente nunca se habían dado la oportunidad de expresarse cuan cerca estaban esos corazones, siempre serios y demostrándose cuanto se querían solo a través de trabajo y resultados de negocios o a través de cosas materiales, era la forma de comunicación entre ellos, nunca una palabra de amor o un tocarse las manos, mucho menos un abrazo sentido, cosas que ambos deseaban pero nunca se atrevieron…….
……. Don Juan esta muy delicado de salud –comenta el medico a la familia- si tienen cosas que arreglar es mejor que se den prisa, pues no hay mucho tiempo. Que difícil noticia para quien nunca nos hemos preparado para la partida final. Con el rostro tranquilo en la cama de aquella habitación llena de instrumentos y aquel pip pip pip que rompe el silencio de los pensamientos en que estaba Don Juan de aquel viaje que no tiene regreso. Él solo piensa en dar instrucciones finales para que las cosas siguieran marchando como si nunca fuera a partir.
Claudia, su hija haciéndose la fuerte, le dice: Papá los resultados de este mes son inmejorables. –Lo sé hija- con ella al frente sabia que podía partir tranquilo, pero a Don Juan le gustaba estar pendiente de todo y su medio de comunicación entonces era tan solo su teléfono celular, con que se mantenía al tanto y daba las indicaciones pertinentes.
-Hija, la pila de mi teléfono ya no sirve, necesito que me traigas una antes de irte a la oficina, me la traes después de comer, estamos!!!- Si papá, como tu digas. Esa era la forma de decirse cuanto se querían ambos, la obediencia y la disciplina, la exactitud, lo sabían pero no tenían el valor de expresarlo directamente.
Terminando la comida, Claudia toma las llaves de su camioneta y tiene la intención de pasar a comprar la pila que le pidió su papá. Se perfila a la tienda más cercana de camino al hospital. Lleva en su pensamiento la preocupación de la gravedad de su padre, era tanto el amor que le tenía, siente un nudo en su garganta de tanto sentimiento contenido…. Suena el teléfono, -bueno, que paso Mary?- La secretaria de Claudia le informaba de un asunto muy urgente que tenían que atender en ese momento. Claudia ve su reloj y toma la decisión de irse inmediatamente a resolverlo, seria cosa de unos minutos tan solo, después le llevaría la pila. El tiempo pasó tan rápido, y no fue tan sencillo resolver aquella negociación, que se le olvido por completo aquel encargo de Don Pedro.
Eran ya las seis de la tarde, don Pedro no había manifestado ninguna mejoría, el reporte era el mismo -muy delicado- Papá, aquí te traigo tu pila- apenas, abrió los ojos con gesto de enfado y disgusto, levantando pesadamente su mano, le hizo un ademán como queriéndole decir ya para que, vete, ya no la necesito. Era como una loza muy pesada para Claudia, pues no había nada que le doliera más, que mortificar a su padre, aquel viejo sabio a quien adoraba con toda su alma. Abandonó la habitación de su padre y se fue a una banca, en los jardines del hospital y lloró amargamente, los sentimientos encontrados, la gravedad de su padre, la presión de los negocios, la presión de la familia de quedar al frente de todo por ser la hija mayor y para colmo el desprecio que acababa de sufrir de su padre. El llanto contenido salió, perdió la noción del tiempo y quedó solo en sollozos. Bueno mañana será otro día, le pediré disculpas y ahora sí haré acopio de valor, lo estrecharé en mis brazos y le diré que lo que mas me importa es él, que lo amo y que no quiero perderlo….. Convencida de que lo haría al día siguiente, se fue a casa para descansar, no sin antes pasar por la central de enfermeras para checar el estado de Don Pedro, había sido un día muy difícil. Después de tomar un baño tibio y relajarse se metió en las sabanas, esperando conciliar el sueño, pero éste nunca llegó, mil pensamientos le venían y aquel ademán de su padre no podía quitárselo de la mente.
Eran las dos de la madrugada cuando sonó el teléfono de su habitación, -se quedó paralizada- sonó, tres, cuatro veces, por fin contestó…. Claudia, papá ha muerto!!! Ven rápido!!!
Sintió como se hundía en un abismo, un dolor muy profundo desde el fondo de su alma, como si la tierra se la tragara literalmente. La última imagen de su padre de inmediato vino a su mente. Le falle!!! No le lleve la pila. Con eso se quedó Claudia, no podía olvidarlo.
Se efectuaron los funerales, todo fue muy confuso y triste, pero aquel sentimiento no lo podía superar a pesar que ya había pasado tiempo de la muerte de Don Pedro…..
(Cuanto me duele en lo más profundo de mi alma que ya no estés….comparto este tema de Rocío Durcal: AMOR ETERNO) haga clic en la dirección de abajo:
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