Las ideas provienen de diferentes fuentes, entre ellas, los sueños; éstos son un recurso para la imaginación y la creatividad, para la inspiración y el desarrollo, sin límites, de conceptos e ideas mismas. Ejemplo de ello es la película de Luis Buñuel, Un Perro Andaluz (Francia, 1929), corto de 16 minutos que, según se menciona, se encuentra basado en un sueño que el autor tuvo y después desarrolló junto con Salvador Dalí.
Desde entonces los sueños han sido un recurso al cual diversos autores se han aproximado con el paso de los años. La ventaja del poder de los sueños es que no tiene límites, igual que la imaginación, se alimentan del consciente e inconsciente de la mente. Yo lo denominaría como ese espacio “limbo” entre ambos estados de la mente del hombre y su beneficio es que todo, todo es posible.
Lo sueños son, según el lado psicológico, conexiones entre nuestra realidad y nuestra fantasía, son interpretaciones de la vida diaria, son deseos reprimidos, o mensajes y pensamiento que deambulan en nuestra cabeza. Y así como existen diversas interpretaciones y explicaciones para los sueños, existen diferentes formas de acercarse a ellos a través del cine.
Películas como El Origen (USA, UK, 2010) se acercan al tema de los sueños dentro de los sueños, dentro de los sueños y de cómo estos influyen en nuestras decisiones, acciones, y actitudes; la idea de que implantando una semilla en el inconsciente el resultado ser verá reflejado en otras áreas del cerebro.
Y es que el poder de la mente es muy fuerte, como sucede en Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos (USA, 2004), en donde un hombre busca borrar de su mente los recuerdos de su noviazgo; dentro de la misma temática ha trabajado Charlie Kaufman, guionista de esta primera, así como de otras dos películas que exploran la mente, los sueños y las posibilidades de la imaginación: ¿Quieres ser John Malkovich? (USA, 1999) y New York en escena (EUA, 2008). Pero Kaufman no es el único que ha trabajado bajo estos temas, también destacan Robin Williams actuando en Más allá de los Sueños (EUA-Nueva Zelanda, 1998) hasta Wes Craven, la mente detrás de la franquicia de Pesadilla en la Calle del Infierno (EUA, 1984).
Así pues el mensaje es prestarle especial atención a los sueños, más allá de la ciencia ficción y la fantasía, los sueños alcanzan posibilidades infinitas, combinando cualquier tipo de género, cualquier idea que parezca extraña o imposible y cualquier giro repentino en la historia, porque lo importante es la interpretación y apertura de la gente, antes que la linealidad del pensamiento.
Esperemos entonces, y anhelemos, una nueva aproximación al poder de los sueños a través del cine, pero mientras tanto no dejemos de soñar y de ver películas, tal vez después las entrelacemos de noche, soñando.