Es hora de regresar

Acabó la máxima fiesta y con ello volvemos a la realidad, es decir, a la mediocridad de nuestro futbol. Como último sabor del Mundial nos llevamos esa final amarga, golpeada y sufrida, donde España logra su primera Copa del Mundo poniéndole la muestra a México; “también las historias de triunfo son posibles”.

=mas=

En la final de Sudáfrica 2010, Holanda y España parecían resistirse a la máxima gloria, como si sus historias en el futbol les prohibieran ser merecedores a ella.

Los ibéricos, con una de las mejores ligas del mundo durante décadas, habían estado condenados al fracaso en el plano internacional a nivel selección. Tristeza tras tristeza. Aunque con la conquista de la Eurocopa en 2008, las esperanzas se renovaron para el Mundial, a donde llegaron como favoritos.

El primer tropiezo puso a dudar a más de uno, luego las cosas tomaron su rumbo con futbol de toque.

Holanda, recordada por su célebre “futbol total”, había fracasado ya en sus dos acercamientos con el máximo logro. Alemania ‘74 y Argentina ‘78, y ahora Sudáfrica 2010, son la prueba que la “Naranja Mecánica” no fue creada para ganar títulos, sino para jugar bonito. Como el Atlas en México.

Así llegaron los finalistas. Cargando pesadas losas sobre sus espaldas. Y parecía que el campeón se definiría en una tanda de penales.

Vino la expulsión de un holandés y por fin los españoles se animaron a perderle el miedo al éxito.

Pero fue el partido por el tercer lugar el que me deja más complacido. Con dos equipos grandes (de los que se saben ganadores) frente a frente. Con futbol vertical, con idea, con hambre de triunfo. Alemania tan acostumbrado a esas instancias; Uruguay con las ganas de regresar al primer mundo del futbol.

Y mientras, que en México sigan los intereses comerciales por encima de los deportivos, y que la fiesta no se detenga.

Me despido con lo mejorcito… chao!