Los equipos “grandes”, o los que quieren llegar a serlo, deben de comportarse como tales. No tengo nada en contra de la marca de ropa deportiva Atlética, pero de las que visten a los equipos profesionales del futbol mexicano es una de las más chafas. Santos Laguna presume su estadio moderno y sus tres títulos en 25 años, pero estaba pendiente cambiar de uniforme. Hoy salda esa deuda, y de paso regresa a lo tradicional, porque hay cosas que simplemente nunca deben cambiar.
=mas=
Ese uniforme negro que a la directiva encabezada por Alejandro Irarragorri se le ocurrió utilizar en los partidos como local fue el gran error de 2010. Casi podría jurar que por eso (y las fallas de Vuoso en la final del Bicentenario) no se logró la famosa cuarta estrella para el escudo santista en el año que agoniza (al menos se me hace mejor argumento que dejar de rasurarse durante la Liguilla). Una cosa es evolucionar y otra darle en la m… bueno, querer cambiar una historia de tajo. El uniforme verdiblanco no está ahí por casualidad ni ocurrencia del jardinero, esas rayas horizontales han sido testigos de mil batallas y una historia de triunfo. Han visto pasar héroes y villanos, goles e inolvidables tardes de futbol en los templos sagrados de la comarca (el Viejo y el Nuevo Corona). Esos colores forman parte de una región árida, a la que hay que vencer día a día, y querer cambiarlos es querer borrar un pasado que ha sido motivo de orgullo en el presente.
Pero más vale tarde que nunca. Hoy, Santos Laguna pone a la venta un uniforme que busca elegancia y sobriedad (discutida*), pero que sobre todo regresa a la identidad del club, ya bajo el auspicio de una marca de renombre internacional.
(En la palabra “discutida” puse un “*”… aquí va la explicación: * = sobriedad discutida porque aunque el club parece atender a los reclamos de aficionados sobre la multicolor playera digna de promosobre, el usar sólo dos colores puede caer en otro malentendido: no hubo suficiente presupuesto y no se gastó en más de dos tintas –como dijo una gran amiga. “cuando trabajaba en la imprenta y no había dinero, los anuncios se iban en una tinta”– {palabras más, palabras menos}). Hecha la aclaración del paréntesis (donde ni yo me entendí) regreso al tema central:
El Club Santos Laguna regresa a sus colores en la playera de local; primer buen presagio si se piensa en conseguir otro campeonato. El Club Santos Laguna presume hoy una playera de corte internacional, con tecnología de punta, como ellos mismos lo explican en un boletín. Habría que ver la nueva “piel” (lo pongo entre comillas porque aunque la palabra suena romántica, ya me tiene harto por ser un lugar común cuando un equipo presenta su nuevo uniforme) en vivo para olerla, tentarla y apreciarla como se debe. Pero de que se busca mejorar, no me queda duda. Lamentablemente no pude ir a la presentación de la nueva playera por encontrarme yo en una de esas convivencias sociales irrepetibles e inexcusables.
He comenzado a buscar en los archivos, porque hace un año comencé esta “aventura” cibernética del blog, y espero poder celebrar en breve con conclusiones y nuevos retos. Por lo pronto, saco una coincidencia a relucir: al igual que en 2009, el campeón del futbol mexicano es de color azul y blanco.
(Fotografías de Jesús Galindo López)
Me despido, chao!