Desde temprano, el verde predominó en La Laguna. La playera del Santos uniformaba a un buen número de habitantes de la ciudad, quienes cada domingo la portan como si fuera obligatorio. El domingo más que nunca, en cuartos de final. Al caer la tarde, el Estadio Corona lucía prácticamente lleno. Sólo quedaban algunos vacíos, más los de una tribuna alta, difícil de pagar. La afición guerrera sabe que ya no importa lo que pasó durante las 17 jornadas del torneo regular y se ha colmado de esperanza.
En la cancha, Carlos Quintero hace que todos se paren de su asiento. “Lorito” termina en gol la jugada. Luego la situación se relaja y Pumas parece que quiere irse al descanso empatado en el marcador, lo cual no sucede. El segundo gol santista cae muy temprano en el segundo tiempo. El “Toro” Vuoso salió de la banca para rematar hasta el fondo de las redes. Ahora sí, parece que hay motivos para que la “hinchada” se ilusione. “La Komún” ya se oye más fuerte. El sonido de sus tambores es imitado por las palmas de miles de seguidores. Y el tercer gol coquetea con llegar. Quintero, nuevamente, levanta a todos de sus lugares, pero falla en la definición.
Hasta ahora sólo hay dos cosas que no entiendo. La primera: ¿por qué Ludueña tiene que hacer el esfuerzo de agacharse para tomar el balón y cambiarlo de lugar cuando Leandro iba a cobrar una falta? ¿Es necesario hacer eso? Se ve mal, poco profesional y lo único que se ganó fue una tarjeta amarilla, porque Leandro cobró desde donde quiso. La segunda: ¿por qué la gente no se viene comida al estadio? Los puestos de alimentos estaban llenos de filas cuando cayó el gol del “Mati”, y el gol fue bueno y emotivo.
El partido terminó con un 2-0 a favor del local. El marcador, suficiente para soñar.
Fotografías de Jesús Galindo López.
Chao!