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Cinéfilos al cine

Diana Miriam Alcántara Meléndez

Me encuentro en una sala vacía, esperando que comience mi película, preguntándome si la función se exhibirá exclusivamente para mí, porque, aunque sea sólo un boleto vendido, la función debe continuar. Pasan los anuncios, le siguen los cortos y me pregunto cuántas veces me he encontrado en esta misma situación. Mi memoria me dice que ha habido un par de películas en las que me he encontrado absolutamente sola en la sala de cine [cuando vi Sólo quiero caminar (España-México, 2008) y 127 Horas (EUA-Reino Unido, 2010)], y otras tantas más donde en la sala solo estamos mi acompañante y yo.

De acuerdo con las encuestas de mi tesis de la Universidad (en donde estudié el motivo por el cual las personas asisten al cine y la importancia del cartel publicitario) los resultados indicaron que la mayoría de las personas va acompañada a ver una película; la mayoría de las veces eligen a la misma por recomendación de otras personas y consideran al cine como una forma de entretenimiento y socialización. Creo que esa es la palabra clave que describe al cinéfilo en México, o la mayoría por lo menos. México es el único lugar donde no he notado una gran cantidad de personas que asistan al cine solas por el simple deseo de ver la película. No es que en México no suceda este fenómeno, es sólo que es menos frecuente.

Comencé a notar este fenómenos cuando en Canadá con frecuencia asistía con mis compañeros a funciones matutinas para aprovechar los precios de matiné y logré darme cuenta que nunca me tocó ver un cine con menos de seis asistentes. Entonces me pregunté sobre la gran influencia cultural, educativa, costumbres, tradiciones y poder adquisitivo que tienen en nuestro comportamiento  las raíces socioculturales con las que fuimos educados.

En Barcelona, por ejemplo, el comportamiento del espectador es otro. En España la mayoría de las películas son dobladas al castellano, siendo selectos los cines en los que encontramos un filme con su audio original, mientras en México podemos ver que las películas dobladas son aquellas dirigidas al público infantil, así como lo grandes estrenos que atraen a público de todas las edades, en especial películas familiares y estilo blockbusters.

Entonces me percaté que el cine en México es realmente un fenómeno de socialización, porque no es extraño ver a los estudiantes que salen temprano de un día de escuela y deciden ir al cine, o la invitación a una cita cuyo plan es cena y cine, el café con las amigas y después una buena película, el domingo familiar acompañado de una función con palomitas, y muchas más.

Cuando vamos al cine automáticamente sabemos que un viernes o sábado por la tarde el cine está acompañado de una gran cantidad de personas con los mismos planes que nosotros, ¿será que somos un mercado predecible o que no nos aventuramos?

Alguien me decía que sólo va al cine cuando se exhiben películas de gran producción, películas comerciales, con efectos especiales y grandes estrellas; otra persona me decía que asistía al cine porque le gustaba, así, sin más y sin importar la película; otro más me comentaba que el cine es su pasión y asistía al cine siempre que veía una película interesante; mientras alguien más me confesó que sólo iba al cine si su bolsillo se lo permitía. Así de diverso es el razonamiento, comportamiento y ser de los cinéfilos.

Normalmente cuando estoy a punto de ver una película me pregunto, ¿de qué tengo ganas? Y confieso que soy una fanática del cine (y de ir al cine) porque me gusta aprender, pasar un buen rato, compartir una buena historia y distraerme del trabajo; de ahí mi enojo y desesperación ante la distribución limitada de algunas películas, la mala publicidad y mercadotecnia de otras, o el monopolio y poder de productores y distribuidores, entre otras variables más del mundo del cine.

Creo que el cine es para verse, para disfrutarse y para divulgarse, creo que el asistente debe estar consciente de su entorno, pero sobretodo, apoyo al cien por ciento que la gente vaya al cine siempre que tenga ganas de ir, que vea todo lo que quiera y pueda, en especial que critique y analice absolutamente todo lo que se le presenta. Así que mi llamado es: Cinéfilos al cine.

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