1.
Asistir como “simple mortal” a un partido del América en el Estadio Corona se dice fácil, pero requiere de un gran esfuerzo. Se sabe que las Águilas son queridas y odiadas, por lo que representan un imán en las taquillas de cualquier estadio de México e incluso de otros países. El morbo por el América es tal, que aún cuando fueron ampliamente superados en el clásico nacional (ante Chivas) en un torneo para el olvido, en la prensa se habló más del club derrotado que del único equipo que participa con puros jugadores nacidos en el país.
=mas=
La visita del “club grande, muy grande” (como dice el spot publicitario) al Corona en este torneo se dio a media semana. Los boletos menos caros volaron pronto. Dos días antes del esperado encuentro, sólo quedaban de 300 pesos hacia arriba. Claro está, los aficionados asiduos a ir al estadio aseguran su presencia con anticipación al comprar su abono y con ello gozan de los beneficios correspondientes.
En mi caso, me voy a excusar diciendo que por motivos de trabajo no me es fácil ir al estadio en cada partido, y cuando lo hago, he tenido la suerte de no tener que pagar (también por motivos de trabajo). Pero hay ocasiones en que los partidos se disfrutan mejor desde la tribuna. En medio de las porras y las mentadas.
De antemano aclaro que no fui a ver al América, y no me detendré en dar mayores explicaciones personales. El miércoles pasado llegué con boleto en mano al Estadio Corona, y con antelación prudente. Sin embargo, me perdí los goles tempraneros por estar formado en una fila interminable que no avanzaba. Atorados en la incertidumbre, de vez en vez me asomaba al inicio de la fila, donde el embotellamiento era inaudito. Qué poca eficacia para poner orden en un evento que se celebra al menos 17 veces en las 52 semanas que tiene el año (sin contar liguilla, Concachampions o amistosos).
El colmo es ver a integrantes de “La Komún” (en este caso) querer pasar por encima de los cientos de personas que llevan ahí más de una hora formadas para entrar a tiempo al partido; ellos deberían poner el ejemplo o en su defecto, ser los primeros en estar adentro, pero porque llegaron temprano no por sentirse influyentes.
Con el juego en marcha, a alguien se le ocurre usar un método pasado de moda: olvidarse de los “checadores” electrónicos y romper el boleto con la mano, en una tercera fila entre Peñoles y MoviStar. Por fin la cosa avanza.
Una vez dentro, hay que superar un último escollo. Al borrachín que ocupa un lugar que no pagó, y que aún sabiéndolo, se niega a abandonarlo a la primera. Luego de mostrarle el boleto y enseñarle número y letras, es hora de disfrutar el partido. Entre la gente que no deja de pasar para ir al baño, por comida o por cerveza. Entre los vendedores que no se sientan. Entre los elogios y los insultos, los apodos ingeniosos y las frases propias del partido que salen de los ocurrentes. Es hora de disfrutar el partido desde la tribuna, como lo hace un aficionado.
2.
Seré breve: Qué fea forma de complicarse el cierre del torneo para Santos. En 50minutos, Morelia se los “arregló”. Sin embargo, tras la derrota de ayer en el Corona, los Guerreros tienen en su poder su propio destino. Luego de alcanzar la cima con el sorprendente invicto del “Maestro” Galindo al frente, hoy Santos es sexto lugar general, en zona de calificación, y sólo falta el juego del próximo sábado ante Atlas, en el TSM. No debe haber mayores complicaciones para salir de la mala racha y que la Liguilla regrese a La Laguna.
Me despido, chao!
PD. Le recuerdo que la versión en audio está en los podcasts de www.siglotv.com