Sin nada de qué avergonzarse ante sus ex dirigidos, Rubén Omar Romano regresó al TSM un día después de ser despedido del Santos Laguna. Durante la práctica matutina, el argentino se despidió de cada uno de los jugadores; juntos llegaron a dos finales del futbol mexicano de manera consecutiva (en los dos únicos torneos que completó como entrenador albiverde).
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Sin embargo, la afilada guillotina esperaba ansiosa la orden “de arriba”. Y la orden llegó desde Escocia. Alejandro Irarragorri, en uno de esos viajes por Europa donde hace negocios con el Celtic Glasgow, se perdió el show del juego contra Querétaro. El presidente santista sabía que las cosas no marchaban del todo bien. Él reconoce que había tensión entre el respetable y su entrenador.
Siempre al tanto de su equipo, aun en la distancia, Irarragorri se enteró de la mentada de Romano a sus aficionados. Raudo y veloz, dio la orden: no más groserías; Romano, fuera. Su argumento: “Atentó contra los valores que esta Institución representa y promueve”. Horas después y mostrando más velocidad que nunca, Irarragorri encontró al sustituto de Romano: Diego Cocca.
En los últimos meses, Santos ha presumido sus negociaciones con el Celtic, aunque los acuerdos tangibles los ha hecho con el Gimnasia y Esgrima.
Llega Cocca al territorio sagrado
Se va un argentino y llega otro. Cocca visitó Santa Rita por ahí de 2007. "Diego, cuando tomó la decisión de iniciar su carrera como director técnico fue cercano a Santos, participó con nosotros hace cuatro años, en distintos procesos, se le ha dado un seguimiento a su carrera y él sigue los pasos que Santos da", dijo el mandamás santista a ESPN. El año pasado, Cocca conoció el TSM, cuando trajo a su equipo en ese entonces (Gimnasia y Esgrima de La Plata, Argentina) a un partido amistoso donde no ofreció mayor resistencia. Yo me pregunto: si Irarragorri dice que “se le ha dado un seguimiento a su carrera”, entonces, ¿por qué lo trajo al Santos, un equipo que viene de disputar dos finales consecutivas?
Me explicó con números. Diego Cocca ha dirigido a dos equipos en su vida, ambos en su país natal: Godoy Cruz de Mendoza (2008-2009), donde ganó 12 juegos, empató 12 y perdió 14; y Gimnasia La Plata (2009-2010), donde ganó 8, empató 8 y perdió 13.
Este caso me recuerda al de Wilson Graniolatti, que cuando llegó al Santos sus números eran pobres, y tras un año en el que contribuyó para que los Guerreros se hundieran en la tabla por el no descenso, fue despedido. No recuerdo que haya vuelto a dirigir en Primera División.
De entrada, la designación del técnico no ha sido bien recibida por un gran sector de los aficionados santistas, ni siquiera por la prensa nacional. Édgar Valero (director de Deportes de Grupo Fórmula) destaca en su blog que aficionados en el Blog del Diario El Día de la Plata “se burlaron de la contratación del técnico argentino con expresiones como ‘Chau Santos’, ‘Estos mejicanos son bárbaros, contratan a un técnico que no nos acordamos cuando fue la última vez que dirigió…’ y ‘Ay mexicanitos, no aprenden’”. José Ramón Fernández, David Faitelson y Fernando Schwartz (entre otros) tampoco entienden la forma en que se deshicieron del hombre que guió al Santos a dos finales seguidas, ni del hombre que ocupará su lugar en el banquillo.
No cualquiera lo hace
Es verdad que Santos Laguna cuenta con uno de los planteles más competitivos del país, pero no concuerdo con la opinión de muchos de que “cualquier técnico sería campeón con este equipo”. Como muestra pongo a Chivas, Cruz Azul, América y Tigres, que con nóminas altas, jugadores de nivel y de selección nacional han sufrido para levantar la copa (o intentar hacerlo).
Entonces, Romano tuvo su mérito en llegar a las dos finales. Ya todos sabemos que pasó después: en la primera, los malditos penales (y las fallas durante los 210 minutos de la serie ante Toluca) y en la otra, un rival superior. Pero la apuesta está hecha, y si las cosas se dan, Irarragorri podrá callar a medio mundo; demostrar que es un visionario del futbol.
En su boletín, Santos trata de dejar claro los motivos de la separación del cuerpo técnico (porque se deshicieron de todos “de un jalón”); a mi parecer, mejor hubiera dicho que era por las dos derrotas al hilo en casa. Porque a pesar del error de Romano al engancharse con la gente, suena infantil el motivo por el cual lo quitaron de su cargo. Si así fuera, de igual manera se correría a jugadores maleducados, groseros y “tontos, feos”.
Irarragorri dice que Romano transgredió “el respeto que debe de existir de nuestro lado hacia los seguidores”, pero algo similar hizo Santos cuando cambiaron las franjas horizontales verdiblancas por un uniforme negro, cuando cambió el día y horario los partidos como local, cuando subió los precios del estadio y no dio un espacio adecuado a las porras. Algunas medidas le han funcionado, en otras ha ido recapacitando, pero hasta donde sé, Irarragorri no le pregunta al aficionado común su opinión antes de tomar una decisión. Entonces ¿por qué cuando se trata de correr a un entrenador, el respetable se hace tan influyente en la toma de decisiones?
Lo preocupante es que ni la salida de Romano del Santos ni la llegada de Cocca se dan por resultados deportivos. Y Santos es un equipo de futbol, donde los resultados deberían ser prioridad. Aquí, más que las nacionalidades debería importar el currículum y el de Cocca no da para mucho, al menos hasta ahora.
Para terminar, yo me pregunto: ¿cuál mentada saldrá más cara? ¿La de Romano a la afición o la de la directiva al traer a Cocca como sustituto de Romano?
Que haya suerte. Yo, me despido… chao!
Fotografías de Ramón Sotomayor y Jesús Galindo