Se acabaron los pretextos

Terminó la desventura para Santos. Muchos aficionados esperaban el milagro en la última fecha, y de todas las combinaciones que necesitaban los Guerreros para colarse a la liguilla, sólo Rayados no puso de su parte. Los laguneros ganaron y sacaron ventaja de dos goles. Tigres le metió tres al Atlas sin recibir ninguno a cambio, San Luis y Toluca no ganaron y Chivas le metió dos al Monterrey, pero los regios se despacharon con tres y ahí se derrumbaron los sueños albiverdes. La suerte del equipo de la Comarca (o la culpa) recae sobre la misma institución, presidida por Alejandro Irarragorri. El mandamás guerrero presumía a principios del año que en el anterior se habían disputado dos finales y que además se avanzó de manera invicta en la Concachampions. Sin embargo, la mañana del 20 de febrero, le dio por despedir (vía telefónica desde Escocia) al director técnico que llevó al equipo a tales instancias. Declaraciones antes, Rubén Omar Romano había dicho que sería campeón a Santos y luego se iba; no le dieron oportunidad.

=mas=

Llegó Diego Cocca y el día que se presentó (en el DF), “entrenó” al equipo y dirigió su primer partido, dijo que los resultados no eran lo más importante. De ahí se entiende que antes de enfrentar a Estudiantes Tecos en la fecha 17, Cocca se negó a calificar como fracaso el torneo en caso de no llegar a la Liguilla. No sé si su pasado en Atlas le dejó la idea que lo importante no es ser campeón, sino gustar en la cancha. Porque ahora resulta que mucha gente en La Laguna está encantada con el “juego” de Cocca. Argumentos sobran para justificarlo, pero yo volteó 300 kilometros más allá (como el mismo Irarragorri refiere cada que puede) y veo a un equipo como Rayados (que al igual que Santos, está plagado de lesiones y con más carga de trabajo) y ellos sí están en la Liguilla, además de que acaban de levantar la Copa de la Concacaf, la misma que Santos dejó ir por una mentada (la de Romano). Al menos eso fue lo que nos dijeron.

Al final del partido de Monterrey y Chivas no faltó quien culpara a los odiados regios de la eliminación del equipo lagunero. Pero sabemos que fue el Santos el que se enterró solito. No se puede aspirar a calificar a la Liguilla con más derrotas que victorias (7-8), ni con cinco descalabros en casa. Peor aún, Santos y Monterrey tuvieron el rumbo en sus pies, en el enfrentamiento directo que sostuvieron en la jornada 13 (el 9 de abril), pero ahí, aunque ambos tenían con qué buscar el triunfo, decidieron quedarse con un empate que al final al que más perjudicó fue al equipo guerrero (con todo y que el resultado se consiguió de visita).

El último entrenamiento del equipo, programado para el domingo 1 de mayo, no se llevó a cabo. Las maletas ya estaban hechas. Y luego de las dos lloradas finales consecutivas, hoy Santos no llega ni a Liguilla.

Me despido, chao!

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