Aún no pueden elegir quien dirija el destino de su país, y sin embargo durante 90 minutos lograron paralizar al país entero. Por fortuna, ellos no practican la democracia, su límite de edad se los impide. No eligen por mayoría de votos; la unanimidad manda en el grupo (y si uno se fractura la cabeza, todos llevan la venda puesta). Los 21 mexicanos que el 10 de julio de 2011 conquistaron un sueño son todavía libres de las ambiciones del adulto. Y aunque no son unos niños, no hace mucho que dejaron de serlo. Cuando se es niño, la imaginación no tiene fronteras y la palabra imposible es impronunciable. Así, antes de cruzar esa barrera, una vez más los mexicanos se confirman como los mejores del mundo.
=mas=
Este país es la olla de cangrejos más grande que existe. Los mexicanos somos los propios enemigos de los mexicanos. Mientras 21 pequeños guerreros buscaban una alegría nacional, algunos integrantes de la Sub-22 ya habían olvidado la hazaña de 2005. Los Sub-17 buscaban gloria, los Sub-22 se fueron por la fácil. Los Sub-17 ahora son monarcas del orbe, los otros, (con más limitantes que la edad) dan pena en Copa América. El éxito y la fama no son fáciles de digerir. De los campeones de hace seis años (Perú 2005), son pocos los que se han consolidado. Héctor Moreno lo ha hecho en una liga fuerte, pero no Premier. Mientras futbolistas como Ever Guzmán pasaron de levantar la copa a grabar comerciales, luego a la Liga de Ascenso para, por último, regresar al anonimato.
Antes de tener voz y voto, los Sub-17 ya eligieron para México un país donde los sueños estén permitidos. Su inocencia y convicción los han llevado hasta donde las grandes selecciones nacionales no han podido, a decir que sobre ellos no hay nadie. Y mientras esa sonrisa pueril no se borre de sus rostros, se puede seguir soñando. Porque con los años, las neuronas se pierden. Mueren las inocentes y van quedando las ambiciosas. Los sueños de niño se esfuman y la realidad suele imponerse. Ya no importan los grandes logros sino engrandecer la billetera.
Hace seis años, la primera generación dorada del futbol mexicano nos demostró que todo es posible. Hace seis años, los ahora nuevos campeones del mundo quizá ya tenían gusto por el futbol. Hace seis años, los mexicanos que hoy están en boca de todos supieron que las historias de triunfo también pueden escribirse en español. Seis años después, quisieron revivirla y mejorarla en territorio nacional.
Me despido, chao!
(También disponible en audio en SigloTV.com)