De todo menos futbol

La violencia y el clima de inseguridad que se respira en las calles del país parecen no ser suficientes. Los estadios de futbol ya también son lugares para batallas absurdas en las que no suele haber ganador.

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En nuestra Laguna, poco a poco se acaba la diversión. La vida nocturna ahora casi es un mito. Y de los pocos lugares que quedan para el recreo es el Estadio Corona. Nuevo, moderno, cómodo, bonito, pero incapaz de brindar garantías de seguridad a sus asistentes.

El sábado pasado, otra vez la Policía reprimió a la porra visitante de forma violenta. Sacó a los aficionados del estadio a empujones, cuando faltaban casi quince minutos para el final del partido, y los dejó a merced de sus adversarios, quienes se despidieron en una lluvia de pedradas y botellazos.

La incompetencia de las autoridades quedó de manifiesto. Y no es la primera vez que se dan esas grotescas escenas en el Corona; el colmo es que a veces entre los mismos aficionados locales se pelean (sobre todo si son de barras rivales).

Actos similares se vivieron en el estadio Azul y en La Corregidora en la misma jornada. Pero los dirigentes del futbol mexicano tienen su cabeza en otra parte. Tratan de emular a nuestros también incompetentes gobernantes y políticos. Lejos de buscar una liga de futbol más competitiva, quieren callar las voces que los incomodan. Porque mientras unos directivos muestran su “piel delgada”, otros se vuelven cómplices de su corto criterio.

A ellos sólo les gustan las porras, y ante su escaso nivel de autocrítica, buscan censurar a los que “osen” pensar diferente. Qué patética medida la de vetar a medios de comunicación en un país libre (o que al menos se jacta de serlo). Y qué poco aguantan nuestros ilustres dirigentes. Por eso, “Chaco” Giménez no cree que las cosas cambien aun si se diera la famosa “Súper Liga” que pretenden los ambiciosos dueños del futbol.

El argentino tiene varios años en el país y sabe que los mexicanos “como decimos una cosa, decimos otra” y nada cambia.

Yo, me despido, chao!