El deporte representa movimiento físico, dinamismo y acción. Cada una de las actividades deportivas incorporan recreación y, por lo regular, también competencia. Algunos más famosos que otros, tanto en su práctica como ejercicio, como por su calidad de espectáculo, el deporte ha interesado a la industria del cine precisamente por aquella pasión y adrenalina que despierta en los que practican o disfrutan de la competencia sana, física e intelectual entre atletas.
Se dice que el futbol es el deporte más popular alrededor del mundo, considerando la cantidad de personas que disfrutan viéndolo o jugándolo. De la misma manera, en el cine, el futbol es uno de los deportes que más se han representado en pantalla. Así, podría entenderse que las actividades más populares entre la sociedad son los que en mayor cantidad se exploran en historias contadas a través de la cámara de cine.
El deporte mismo obedece al desarrollo del hombre, tanto físicamente como en la formación y sustento de la identidad social y cultural de las sociedades. Los deportes en equipo, por ejemplo, que representan solidaridad, estrategia, responsabilidad y apoyo, son especialmente tratados a través de películas. Cine deportivo teniendo como eje el futbol americano, el baloncesto, el beisbol o el hockey, por mencionar algunos, han sido motivo de argumentos, conflictos y acompañamiento visual en innumerables películas dentro de la historia del cine. Además de su atractivo al mostrar secuencias deportivas en los partidos o en las prácticas de entrenamiento, que también atraen al espectador, por mencionar algunas cuantas de las importantes razones por las que la cinematografía ha contado estas historias a través de su arte.
Algunos ejemplos son, en futbol americano: Somos Marshall (EUA, 2006), Duelo de titanes (EUA, 2000), Juego de campeones (EUA, 1999) o Un domingo cualquiera (EUA, 1999). En basquetbol: Camino a la Gloria (EUA, 2006), Coach Carter (EUA-Alemania, 2005), Space Jam (EUA, 1996) o Los blancos no saben saltar (EUA, 1992). Beisbol: Nuestra pandilla (EUA, 1993), Un equipo muy especial (EUA, 1992) o La bella y el campeón (EUA, 1988). Hockey: Goon (EUA-Canada, 2011), Mistery Alaska (Canadá-EUA, 1999), Los campeones (EUA, 1992) o Slap shot (EUA, 1977). Por mencionar algunos de los muchos ejemplos que alimentan al cine con contenido deportivo.
Los deportes en equipo también pueden ser abordados desde diferentes perspectivas, por ejemplo, la historia individual de alguno de los jugadores o del entrenador con respecto al resto de su compañeros, o el detrás de escena de las competencias mismas, como lo intentaran los dramas Jerry Maguire (EUA, 1996), El milagro (EUA, 2004), Amor en juego (EUA-Alemania, 2005) o Moneyball (EUA, 2011).
Los deportes de carácter competitivo individual, por su parte, por lo regular centran su historia en el viaje personal y profesional que el atleta recorre para alcanzar su meta. Sus logros, sus fracasos, sus sueños y sus batallas personales o en competencia. Ejemplo de ello son las películas de luchadores, biográficas o ficticias. Entre ellas se encuentran El peleador (EUA, 2010), Million Dollar Baby (EUA, 2004) o Rocky (EUA, 1976).
Mientras tanto, otros deportes menos populares han encontrado su nicho de seguidores, alimentado por el trabajo de algunos cuantos realizadores interesados por llevar a la pantalla la historia de los jugadores de, por ejemplo, golf, ciclismo, atletismo o patinaje artístico. Ejemplos: El juego que hizo historia (EUA, 2005) o Tin Cup (EUA, 1996) en golf; La bici (Francia-Bélgica, 2001) y American Flyers, (EUA, 1985) en ciclismo; Carros de fuego (Reino Unido, 1981) o Perseguir un sueño – La historia de Gail Devers, en atletismo y Pasión por el triunfo (EUA, 1992) o Castillos de hielo (EUA, 1978) en patinaje artístico.
Finalmente, también existen aquellos de deportes que poco han sido explorados a través de la cinematografía. El voleibol, el rugby, el tenis, el ajedrez o la gimnasia, son deportes que apenas cuentan con unas pocas películas que traten e incluyan historias de vida y prácticas o secuencias deportivas dentro de sus tramas y desarrollo. Fuera del voleibol de playa, apenas existen películas dedicadas al deporte de voleibol de sala. Oppai Volleyball (Japón, 2009), All you’ve got (EUA, 2006) o Spiker (EUA, 1986) son casi los únicos ejemplos en el género. Forever Strong (EUA, 2008) en rugby; Wimbledon (Reino Unido-Francia-EUA, 2004) en el tenis; La estrategia de Luzhin (Reino Unido-Francia, 2000) en ajedrez y Stick it (Alemania-EUA, 2006) o Peaceful Warrior (Alemania-EUA, 2006) en gimnasia, como algunos de los contados ejemplos de los mencionados deportes.
Afortunadamente, el cine documental también ha hecho su parte dentro de la cinematografía dedicada al deporte. Es este tipo de cine el que ha realizado un trabajo arduo, más que el cine de ficción, en la investigación y redescubrimiento de todo tipo de actividades físicas deportivas.
Desde basquetbol al futbol, del golf al ciclismo, del automovilismo al atletismo en silla de ruedas, de los clavados a las carreras de caballo, gracias al cine, el deporte, todo el deporte, se encuentra al alcance de los espectadores, sean practicantes o seguidores de cualquiera de las posibilidades que ofrece esta actividad y, por ello, se le agradece su dedicación, su promoción, su tiempo y su interés por esta vieja y permanente acción humana.