No hay maldición que pueda más que el corazón. Si las leyes son corrompibles, las rachas y estadísticas también. Los jugadores del Santos y su entrenador demostraron que cuando juegan a lo mismo, el límite se lo ponen ellos. Hoy, La Laguna sonríe, pese a que más allá del futbol, la vida sigue siendo dura en la región.
=mas=
Hoy me doy cuenta que no existen calzones de la suerte. Que no hay invencibles ni eternos perdedores. Que la fe no mueve montañas, pero consigue campeonatos. Que si once Guerreros se la parten unidos en un campo de juego para lograr un sueño, un millón de laguneros podríamos lograr que el sueño fuera realidad si todos nos uniéramos más allá de una cancha.
En lo deportivo, no me queda duda que a Galindo le sirvió perder la final de la Concachampions ante el mismo rival cuatro semanas antes. De no haber sido así, veo difícil que hoy presumiera su primera estrella como director técnico. “El Maestro” aprendió la lección, y tiene el temple que no tuvo Daniel Guzmán; este puede ser apenas el primero de muchos logros en su carrera.
Para ser campeón, Santos se sacudió temores y se convencieron primero ellos de que podían serlo. Enfrente tenían al favorito (pese a lo que decía la tabla general) y lograron sacudirse la tan mentada maldición del súper líder. Y qué decir de la afición que colmó el Corona, a veces frío como la cerveza que ahí se vende. Así debe verse más seguido el Estadio para que vuelva a ser la Casa del Dolor Ajeno. El primer paso está dado. Tras el regreso contra Tigres, se veía imposible que algún visitante sacara de aquí el triunfo.
Bien por Santos y su gente. Hablaron en el campo, donde se ganan campeonatos. Y de los árbitros, ya ni quién se acuerde.
Yo, me despido, chao! …
Los dejo con el señor Manye Castil Rosell y su columna:
PARA EMPEZAR
POR CUARTA VEZ
Pues el Santos Laguna es campeón otra vez, su cuarta copa llegó por fin. En el 96 porque era la primera y por los huevos de Jared Borgetti. En 2001 porque eran los que mejor jugaban. En 2008 porque después de salvarse y ser líder eliminado llegaba casi por inercia. Pero esta, sí, esta copa era ya necesaria, de sobra está decir que era merecida pero esta afición ya sabe que no basta con eso. En Toluca la merecían y una jugada macabra del destino se las quitó. En Monterrey ganando el de ida no bastó; en el Tec, Romano experimentó en el peor momento y se perdió. Y de nuevo en la Sultana, un año después pero contra los Tigres, un perverso arbitraje marcó un destino adverso al que todos los santistas querían llegar.
Santos tuvo un semestre muy cerca de la excelencia. Participó en dos torneos y jugó todos los partidos posibles en ambos, esto se traduce en que llegó a las finales, perdió una y ganó otra, las dos contra el mismo acérrimo rival, los Rayados de Monterrey, equipo que poco a poco también este semestre retomó su nivel con un plantel plagado de estrellas y jóvenes promesas que le plantearon cuatro duros desafíos a los pupilos del “Maestro” Benjamín Galindo Marentes. De los cuatro encuentros, Santos sólo perdió uno, ganó dos y empató otro. La mayor cualidad del cuadro lagunero en estos partidos fue aprender a jugarle al cuadro de Víctor Manuel Vucetich, a tal grado que el técnico regio fue el obligado a buscar otras opciones para tratar de vencer a los Guerreros el pasado domingo, fracasando en su intento.
Lo más importante de este título santista es el futuro prometedor que se viene para los de la Comarca. Han encontrado en Marc Crosas y Hérculez Gómez dos buenos refuerzos que refrescan ánimos y condiciones de vestidor. Nos han presentado al mejor delantero del futbol mexicano, Oribe Peralta, quien a base de goles y sólo eso, ha sabido ganarse por fin el reconocimiento de todo el país, quién ya lo pide en la Selección Mexicana. Recuperaron al crack Daniel Ludueña. Carlos Darwin Quintero no quiso quedarse atrás y jugó un tremendo torneo cerrando con una excelsa liguilla. Han retomado seguridad atrás con el experimentado Oswaldo Sánchez, líder indiscutible del equipo y con una pareja de centrales casi impenetrable, Aarón Galindo y Felipe Baloy se llaman.
Todo lo anterior es provocado por una directiva que en lo futbolístico ha trabajado de excelente manera. Esta conquista deja atrás las dolorosas finales perdidas y el desánimo provocado por ellas. Hoy todo es paz y armonía en el seno santista y es principalmente la labor de la directiva, encabezada por Alejandro Irarragorri, trabajar para que esto siga en vía ascendente como hace ya varios años.
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