La música es una constante en la vida de las personas; entre sonidos, melodías, naturaleza y canciones, el oído capta el acompañamiento sonoro del ambiente en el que se vive las 24 horas del día. En las películas el sonido no es ningún extraño en cuanto a su acople dentro de las historias que se cuentan en pantalla, incluso antes de la incursión del cine sonoro, la orquesta encajaba perfectamente en el desarrollo de las aventuras de los personajes.
Pero definir música dentro del cine significa abarcar diferentes rubros. Desde películas musicales hasta soundtracks únicos que compilan grandes canciones acompañando las imágenes y escenas que se filman, se unen y se presentan.
Por una parte se encuentran las películas musicales, ya sean algunos relatos adaptados al cine de obras provenientes del trabajo realizado en Broadway, como lo son Mamma Mia (EUA-Reino Unido-Alemania, 2008) o Chicago (EUA-Alemania, 2002); en otros más se trata de historias originales que siguen la vida de grupos o cantantes ficticios, entre ellas están Eso que tú haces (EUA, 1996) o Josie y las melódicas (Canadá-EUA, 2001), así como también musicales originales realizados para el cine como La novicia rebelde (EUA, 1965), y algunas otras más que cuentan la vida de cantantes que dejaron su marca en la historia de la música, como por ejemplo Ray (EUA, 2004) o Selena (EUA, 1997), o el desarrollo creativo e historia de vida de ciertas personalidades, reales o ficticias, como en Copiando a Beethoven (EUA-Alemania-Hungría, 2006) o El gran concierto (Francia-Italia-Rumania-Bélgica-Rusia, 2009).
En efecto, estas historias se acompañan y apoyan en gran manera de los números musicales que en ella se presentan, a veces más, a veces menos. El concepto del musical es cambiante de acuerdo con la línea que se decide seguir. Por ejemplo, existen musicales en donde las secuencias cantadas exploran los sentimientos y pensamientos de los personajes, además de ayudar a avanzar con la historia, tal cual lo hacen Los Muppets (EUA, 2011) o Todos dicen te amo (EUA, 1996). En otro rubro se encuentran las películas en las que los números musicales son parte misma del trabajo de los personajes, en esencia, cantantes o compositores, como en The Runaways (EUA, 2010), o acompañantes de su proceso y desarrollo, digamos, por ejemplo, películas de bailarines al estilo de Pasión y Baile (EUA, 2001).
Por otro lado las películas por lo regular se musicalizan como parte del proceso de producción, es decir, la combinación imagen y sonido que la experiencia del cine representa. Allí se encuentra la música instrumental que se escribe para las películas, grandes orquestas y compositores que nota a nota buscan exaltar la actuación de los actores y de sus personajes. Muchas de esas melodías se convierten en íconos representativos de las películas para las que son creadas, como lo son la Marcha Imperial de la saga Star Wars, la canción de Harry Potter o la de Piratas del Caribe.
Las canciones como tal son de mucha importancia dentro de las películas. Ayudan a sentar el tono y ritmo de la película, son parte de las transiciones, de las emociones, de las situaciones y de la trama misma. Aunque utilizadas de diferente forma, las canciones por lo regular dan gran importancia al impacto del proyecto fílmico en el público. Los personajes pueden tener como meta ir a un concierto – Nick y Nora: una noche de amor y música (EUA, 2008) -, pueden conocerse a través de su gusto por las mismas canciones – Confesiones de una típica adolescente (EUA, 2004) -, pueden pasar un rato en el karaoke para relajarse o convivir – 500 días sin ella (EUA, 2009) -, e incluso comunicarse y relacionarse a través de la composición musical o de las ondas sonoras que la música desprende – La chica del verano (EUA, 2004) y Bratz (EUA, 2007) -, por nombrar sólo algunas.
Resulta importante que las personas estén conscientes de su entorno y de los sonidos que le acompañan en su vida diaria. La música en las películas significa una vía más de aprendizaje. Permite explorar sonidos, sentimientos y arte, permite conocer artistas, ritmos y géneros, así como permite, por mucho, despertar la mente ante un sentido en constante recepción de información pero que, por lo general, es pasado por alto.