Alma es el título de un cortometraje de animación de 2009, escrito y dirigido por Rodrigo Blaas. La historia trata sobre una niña, Alma, quien se ve atraída por la imagen de una muñeca que vislumbra en la vitrina de una tienda de juguetes, al nivel de encantarla lo suficiente como para acercarse lo más posible.
En cinco minutos y medio el proyecto logra intrigar y sorprender, dejando espacio para las posibilidades de explicación de lo que sucede en la historia, abiertas al instinto y reflexión del espectador. La gran fuerza del cortometraje es la posibilidad de profundizar, en diferentes niveles, hacia distinto temas, mismos que se sostienen por la habilidad de la historia para no develar todos los secretos del universo que crea: Alma, las muñecas, la tienda de juguetes, etcétera.
Al concluir el cortometraje el espectador termina con una inquietud que da pie a cuestionar las razones de la historia, de los hechos, de los personajes, del misterio, y ello, en este caso, es lo mejor que se logra con el proyecto; porque éste es capaz de crear una atmósfera de intriga que propicia el desarrollo del relato, lo alimenta y da pie hacia un final tan aterrador como sorprendente.
¿Quién manufactura las muñecas y por qué? ¿Desde hace cuándo sucede esto? ¿Cuál es el destino de Alma y/o de los otros niños? Las respuestas quedan al aire y ello no es necesariamente malo. No son los motivos lo más atrayente de la historia, al contrario, la razón por la que funciona es precisamente porque esas preguntas no son respondidas.
El transcurso del desarrollo del cortometraje es corto, sencillo y muy visual; de ahí la importancia de la animación y la musicalización del proyecto, en donde se nota la experiencia de su autor, quien trabajó en estudios de animación colaborando en películas de esta naturaleza durante varios años.
El trazado de personajes es nítido, sus expresiones son vitales para envolver al espectador y la música alimenta el relato; la unión sonido e imagen es trascendental para la dinámica y desenvolvimiento de la historia. El trabajo en estas áreas es sobresaliente, único y detallado; los colores y las formas son parte de su esencia, aunque no la justifican (la nieve, por ejemplo, es un vehículo de desarrollo, nada más).
“Cuidado con lo que deseas”. “Las cosas no son lo que parecen”. Ambos dichos populares son parte de la lección de la historia, entre otras más. El impacto de Alma, como cortometraje, es mayor por el mensaje que trasmite que por su naturaleza misma y tal parece ser el propósito de su realización. El proyecto parece adentrarse a temas con sus respectivas enseñanzas sin ser prejuicioso al respecto. ¿La insistencia de la niña por alcanzar a la muñeca es un reflejo del materialismo y consumismo actual y la importancia que se le da entre las nuevas generaciones? Tal vez.
El perfil de Alma, su curiosidad, su ingenio, su inocencia, así como la reacción del resto de los juguetes de la tienda, sus expresiones, su mundo, todo ello son formas de percibir la realidad de los personajes, del relato mismo y, en todo caso, su eco o su espejo con la forma en la que se desenvuelven las personas respecto a sus semejantes.
La perspectiva, el punto de vista, viene de la mano de la protagonista, de Alma; tal perspectiva ofrece información al mismo nivel que ella; Alma, de alguna manera, es cada una de las personas que mira el cortometraje; su visión, su aprehensión, su sorpresa e incluso su curiosidad se comparte a la par entre personaje principal y espectador.
Historia sobrenatural, de horror, de fantasía, de misterio, Alma es un relato significativo. Un cortometraje tal vez demasiado corto, aunque con promesas significativas de convertirse en largometraje animado en un futuro que puede aprovechar tal oportunidad para dejar de lado su ambigüedad y predictibilidad; después de todo “alma” es más que un nombre propio, también se le denomina así (en nuestro idioma) al “espíritu” de las personas” y de eso, precisamente, trata la historia.
Ficha técnica: Alma