LAS CHIVAS

Empiezo a escribir esta columna al minuto 48 del Clásico Tapatío, el Omnilife no se llenó, tampoco está vacío como algunos quieren inventar pero sin lugar a dudas los dos equipos que le dan vida a este tradicional encuentro están en una profunda crisis, de los Rojinegros me encargaré en otra columna, lo que hoy me mortifica más son Las Chivas. El equipo más popular de nuestro país está atravesando por un terrible conflicto de identidad, por alguna razón la mayoría de sus aficionados no logran sentirse identificados con la manera de trabajar de su dueño Jorge Vergara.

Yo en lo personal soy un admirador de Jorge Vergara, cuando tomó el control del Rebaño, pensé que venían grandes cosas para ese equipo y su afición, sin embargo, desde que el Omnilife se inauguró y se fue Javier Hernández las cosas han ido en picada, he tratado de entender por qué pasó, sentía que era cuestión de tiempo para que la gente se acercara al nuevo estadio y se enganchara otra vez el chivismo, pero no, algo no termina de engranar.

Vergara apostó todo a un estadio de primer mundo (que lo es) y a crear talento en fuerzas básicas, pagó la novatez en eso, tu puedes ver 100 cracks de 15 años pero aún dándoles todo lo necesario quizá sólo 10 de ellos lleguen a debutar en primera y sólo dos se consolidarán, creo que Vergara se hizo exportador de jugadores antes de tiempo y se quedó con muy poco talento confiado en lo que veía en su cantera, eso le ha costado estar incluso actualmente en la parte baja de la porcentual.

El futbol es de ciclos, Chivas no siempre va a estar abajo, van a resurgir tarde o temprano pero lo que Vergara debe hacer es tener calma, rodearse de gente que conozca de futbol y amen a las Chivas, una locura en estos momentos puede ser fatal en la cuestión del descenso.

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