El “star system”, traducido como “sistema de estrellato”, es un término recurrente en la industria cinematográfica que comenzó a utilizarse durante la década de 1920 y duraría aproximadamente treinta años en auge como sistema motor de la industria hollywoodense. En la actualidad el término aún es parte del vocabulario común dentro del cine para referirse a las grandes estrellas de la industria, sin embargo, los parámetros que definen a la frase han cambiado con el paso del tiempo.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial las grandes productoras en EEUU comenzaron a contratar actores de manera exclusiva para trabajar en sus películas; la imagen de estas personalidades se volvían icónicas e inalcanzables, logrando que su mera presencia en pantalla atrajera al público a las salas de cine, asegurando por tanto el éxito comercial de un filme. Ese éxito se sostiene, bajo estos términos, del poder de convocatoria y la popularidad del actor, además del trabajo de promoción que se realiza una vez terminado el producto fílmico, es decir, del poder de “estrella” del actor, ya sea como figura pública o por su relación con el público; el ideal era crear un ícono que atrajese a la gente al cine.
¿Fenómeno de manipulación o estrategia persuasiva? Los estudios de cine creaban productos cuya imagen era vista como una mercancía a ser explotada; los actores eran manufacturados e incluso, de alguna manera, entrenados, en su forma de actuar, hablar, vestirse y socializar; los eventos a los que asistían eran parte de la publicidad conectada con su imagen y la cobertura por parte de los medios, ser fotografiados o criticados en sus espacios, era parte de las herramientas de este sistema.
Las disputas entre los intereses de las productoras y las de los propios actores fue la principal razón por la que el sistema decayera; velar por las prioridades de los actores en su profesión y desarrollo no era siempre compatible con lo que los estudios querían, las demandas y los desacuerdos crecieron, siendo la disolución del sistema como tal la única solución.
El cine de los años 70, en su forma, filmación y contenido no era el mismo que en los años de la época dorada de Hollywood; la caída del “star system” llegó como una forma de reestructuración en la cinematografía que atravesaba por cambios radicales en todas las áreas posibles. Los propios actores se acercaban a la creación de personajes en pantalla de manera diferente, e incluso, su forma de ser y su forma de relacionarse con el público era distinta; las guerras, la economía, las libertades y las restricciones de la sociedad estadounidense cambiaban, lo mismo que el séptimo arte.
La construcción y percepción de estrella de cine como tal cambia dependiendo de la época y del contexto social en que se vive. La imagen de artista que se contemplaba durante los inicios del sistema de estrellas apelaba a un prototipo de hombre y de mujer sofisticados: las damas y los caballeros. Hacia mediados del siglo XX la sociedad veía a sus estrellas de cine como íconos rebeldes y modernos que desafiaban a la autoridad. En la actualidad, gracias a la tecnología, la cobertura de los medios de comunicación y los demás fenómenos de apertura cultural globalizada, la estrella de cine es medida de acuerdo con parámetros más ligeros, más generales, la popularidad actual de una figura pública se forja, en gran parte, en función al grado de exposición y cobertura en y por parte de los medios (periódicos, programas televisivos o radiofónicos e incluso sitios de Internet), además de su presencia en las redes sociales.
El fenómeno de estrellato se ha sostenido discretamente gracias a la empatía. Cuando una persona ve una película su relación con la historia va de la mano de su relación con el actor/actores en pantalla. Las personas perciben imágenes visuales compuestas por actores que representan papeles frente a sus ojos, actores que desvelan historias para ellos; esta forma de asociación queda sustentada en el inconsciente del ser humano. El cine aún se sirve de la relación entre el actor y el público, explotando esta relación en su beneficio; de ahí la importancia de la promoción de una película sustentada en la figura actoral, tal como carteles o cortos de cine en donde se mencionen los nombres de los actores que participan en la película, así como la circulación de estas figuras públicas en circuitos promocionales como las conferencias de prensa o las apariciones en programas de radio y televisión.
El star system actual ha creado su propia independencia del cine o de cualquier otra forma artística (por ejemplo las personalidades dentro del ámbito musical o teatral), pero la funcionalidad, la esencia del sistema, sigue dando resultados. El sistema de estrellas ha elegido una forma de popularidad evidente, la publicidad, las relaciones públicas y la exposición mediática en un sentido más axiomático; los resultados aún giran al aire, cayendo mientras tanto, muchas estrellas instantáneas así como muchas estrellas casuales.