Hace dos años se reanudó el torneo de copa en nuestro futbol, había desaparecido de la mano de la instauración de los torneos cortos, ya no cabía, dijeron en ese entonces los directivos, corría el año de 1997 si mal no recuerdo. Entre semana se iban a jugar las copas internacionales y tres jornadas del torneo regular, así ocurrió durante un buen tiempo hasta que por razones comerciales e imposiciones de la CONCACAF, la actividad entre semana se vio muy reducida, en un futbol moderno en donde se juega cada tres días prácticamente en todos los países, para variar nos empezamos a atrasar volviendo aún más conformista y cómodo nuestro torneo local.
Con bombo y platillo se anunció que volvía la Copa, nacía junto con la nueva Liga MX y le pusieron Copa MX —no se quebraron la cabeza para nombrarla— despreciada hasta el cansancio por su formato extraño (antes no teníamos Copa y ahora somos el único país que tiene dos en un año que se llamen igual) siento que poco a poco se ha ido afianzando y aunque acepto que se debe perfeccionar el sistema, la verdad cuando el torneo llega a instancias definitivas, se dan buenos partidos. Es imposible que desde un inicio haya muchas emociones por lo que la fase de grupos es tediosa pero rescato varias cosas, sobre todo en los campos de los equipos del ascenso, un niño en Altamira con su playera del Cruz Azul viendo a sus ídolos, motiva, ¿cuándo los iba a poder ver si no es por la Copa MX? O Las Chivas inaugurando el nuevo Coruco Díaz, son noches mágicas para quienes las viven y es por eso que poco a poco el torneo va tomando fuerza.
Este martes Santos Laguna jugará una final de Copa MX, se va a enfrentar al Puebla de la franja, del Chelis y del Cuau. Martes en la noche, clima agradable, el Corona lleno, una cerveza fría y dos equipos que van a salir a ganar, será un gran juego, ¿A poco no La Copa MX vale la pena?
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