La modernidad es el eje de esta historia dirigida por Jacques Tati. Mon Oncle (Mi tío), ahonda en el tema a través del personaje principal, un hombre sencillo y dispuesto a ayudar a las personas, quien visita a su familia, encontrando que el moderno estilo de vida que les rodea choca con la vida apacible que él lleva en su cotidianeidad.
La historia es un vehículo de comedia que decide detectar y exagerar los cambios que la tecnología y la vanguardia traen a la sociedad y cómo ésta se va adaptando poco a poco a tales cambios. De esa manera, la forma en que el tío interactúa con los ambientes de actualidad de la casa de sus familiares, o de cualquier otro tipo a lo largo de la película, crea una serie de situaciones cómicas y satíricas: ¿Cómo utilizar los utensilios de la cocina cuando todo funciona a través de botones y compartimentos automáticos y no se sabe cuál es cuál? El resultado es gracioso para el que ve pero desastroso para el personaje que lo vive.
Un hecho sencillo como este puede ser tanto divertido como crítico respecto a la modernidad propia de la vida actual. Las personas se rodean de la más novedosa tecnología y crecen con ella día a día, lo cual hace poco probable que la sociedad se detenga a pensar en la automatización, pero aunque el uso de una computadora, de un teléfono celular o de un microondas sea tan cotidiano y usual en la rutina moderna, hubo una época en la que estos mismo aparatos eran motivo de extrañeza entre las personas.
Existen otros momentos que destacan en la película que se permiten la misma reflexión. Por ejemplo cuando la pareja de padres decide instalar una puerta automática para la cochera, entonces se quedan encerrados dentro, pues el interruptor está fuera y el perro ha cerrado la puerta luego de activar el laser sensorial.
El propósito de mostrar los opuestos del paso de un tipo de vida simple y sencillo a uno más extravagante habla tanto de una división en clases sociales como de las prioridades de las personas; mientras algunos se preocupan por hacer bromas o pasar una tarde en un bar, otros ven más importancia es presumir de sus comodidades. Quién hace qué y por qué es la parte más significativa del proyecto, aunque su forma de abordarlos sea excesivamente sutil.
El principal motor del proyecto, sin embargo, parece ser encontrar la alegría en los pequeños momentos y en detalles que parecen no tener importancia, de allí las aventuras y travesuras que el sobrino vive con otros niños, de ahí los momentos en que se ve al tío en su ambiente natural, platicando, disfrutando, ayudando y conviviendo. La película busca ser ante todo divertida y entretenida, por lo que establece su argumento con base en esos momentos amenos, sencillos, graciosos y únicos.
Para lograrlo la música, la dirección y las actuaciones necesitan una buena dinámica. Las situaciones son especiales porque no están sobre expuestas, pero también porque se impulsan unas a otras con los elementos visuales y sonoros que el cine ofrece para sí. Una escena, por ejemplo, se dedica a seguir al personaje mientras sube las escaleras hasta su apartamento, el director logra hacer de éste un momento único al dejar que la toma abierta del edificio ofrezca al espectador una mirada amplia del trayecto; es casi como si se tratara de un fragmento sacado de una película animada, pero funciona porque va de acuerdo con el tono de la historia, de la película y con el personaje mismo.
El desarrollo se toma su tiempo y aunque tiene un mensaje directo, crítico y trascendental, lo que principalmente busca es entretener, proponer el lado cómico, amable, irónico y gracioso de las formas modernas en las que se involucra la sociedad por su natural comportamiento, por sus inventos tecnológicos y por su propia satisfacción. El resultado es un discurso tanto nostálgico como divertido, cuyos elementos pueden parecer tristes cuando necesario o graciosos cuando se detecta la referencia satírica.
El sobrino sólo busca compañía y amistad, el padre busca lo mejor para su familia, el tío quiere pasar un buen rato y disfrutar de la vida; la historia no ofrece quejas ni situaciones trágicas, pero el resultado ofrece una sentimiento de abatimiento en su resolución. El por qué o para qué de la historia se responde de la misma manera que el por qué o para qué del personaje del tío, a quien al final la familia decide mandar lejos (el personaje cuenta sus propias aventuras en otras películas también dirigidas por Jacques Tati, de la misma manera que se introduce en una película previa a este filme).
¿Era Monsieur Hulot (el tío) incomprendido, demasiado ingenuo, inadaptable o exageradamente soñador y de buen corazón? ¿Qué sucede con aquello que ya no queremos en nuestras vidas; lo desechamos, lo cambiamos, lo dejamos ir (para su bien o por el nuestro)?
Los títulos iniciales con los créditos de la historia se presentan como señales de construcción y desde ese momento la película deja claro que se trata de una historia sobre el cambio. Si el cambio es bueno o malo, cada quien decidirá. Un hombre que no logra entrar a tono con un estilo de vida obsesionado con la tecnología, el consumismo y la modernidad, es sólo un contraste más de los otros tipos de perspectivas que se dan entre las personas que conforman una sociedad. Mon Oncle habla de eso, pero con un poco de sabor dulce y amargo en su presentación, tal como sucede en la realidad social.
Ficha técnica: Mi tío - Mon oncle