Justice for Janitors es un movimiento social que pelea por los derechos de trabajadores de limpieza y conserjes en Estados Unidos y Canadá. La organización, que inició en 1985, apoya a sus miembros en la lucha por la equidad salarial, prestaciones, oportunidades y buenas condiciones de trabajo en esta área laboral. La película Pan y Rosas (Reino Unido-Francia-Alemania-Italia-España-Suiza, 2000) se inspira y retoma los movimientos de huelga, especialmente los ocurridos en Los Ángeles, a través de las décadas de 1980 y 1990, mismos que representaron un impulso a favor de la causa que el movimiento social promueve.
En la película dirigida por Ken Loach y escrita por Paul Laverty, Maya (Pilar Padilla) llega de manera ilegal a Estados Unidos; apoyada por su hermana Rosa (Elpidia Carrillo) y su familia, la joven logra entrar a trabajar como empleada de limpieza en un edificio de la ciudad de Los Ángeles. El salario es mínimo y no existen prestaciones, además que la mayoría de los otros trabajadores se conforma por inmigrantes de diferentes orígenes. Sam (Adrien Brody), activista de Justice for Janitors, se acerca a ellos para promover la lucha a favor de mejoras laborales y su derecho a formar sindicatos, pero la lucha deberá tomarse con responsabilidad y enfrentar sus respectivas consecuencias, que implican huelgas, así como presiones y represión por parte de jefes y administradores.
“Si no lo hacemos nosotros, ¿quién?”, reflexionan en un punto de la historia los empleados de limpieza. Tal es la importancia del mensaje que evoca la película. Si los trabajadores quieren cambios, necesitan actuar, necesitan tomar acciones, necesitan entender que nadie luchará por ellos o por sus derechos si ellos mismos no lo hacen. Las consecuencias pueden tomar magnitudes tales como el despido y la mayoría, si no es que todos, son personas que no pueden permitirse eso, ya sea por sus familias o por sus sueños y planes a futuro. Un empleo relativamente estable y un salario constante es la principal razón por la que todos están ahí.
Pero su trabajo, como razonan los promotores de la lucha social, es lo suficiente como para otorgarles derechos. Su trabajo no puede pasar desapercibido y como empleados tiene derechos que deben hacerse valer. ¿Incluso si son trabajadores ilegales? Incluso si son inmigrantes ilegales, trabajo realizado es trabajo realizado. Rubén, amigo de Maya y también empleado en el edificio, quiere asistir a la universidad; él ha estudiado y ha ahorrado lo más posible para poder pagar el monto total de la colegiatura, además ha decidido buscar apoyo a través de una beca, una beca difícil de lograr porque la mayoría de las veces era rechazado por ser ilegal. ¿Rechazado sólo por no ser un ciudadano estadounidense incluso si su capacidad y habilidades lo califican para la beca y la universidad? Tal vez el “sueño americano” es entendido de diferentes maneras, según como las experiencias propias de cada individuo lo formen; tanto Rubén como Maya, como los demás empleados, luchan por mejores oportunidades, no porque como ilegales han llegado a una tierra de promesas, sino porque sus esfuerzos los han sacado adelante y han demostrado capacidad competente; ellos luchan por lo que es justo.
Lo importante del movimiento social es la demanda de justicia, el derecho ganado por un salario equitativo y a la par con lo que otros empleados de la misma rama reciben. En la película uno de los primeros obstáculos es la naturaleza de inmigrante ilegal de los empleados; formen un sindicato y migración vendrá, les señala un supervisor; y ese es sólo uno de los varios obstáculos que se encontrarán de frente. Una cosa es movilizar a los trabajadores y promover la huelga, otra es tomar parte activa y afrontar las consecuencias.
La explotación y la desigualdad es algo importante por lo cual luchar para cambiar, pero en el proceso habrá decisiones difíciles que tomar y el grado de compromiso con la causa difiere de acuerdo con la situación personal de cada participante. Sam, por ejemplo, siempre se encuentra movilizando la huelga, pero su realidad es otra, él se encuentra en un ambiente seguro respecto a su trabajo y salario ofrecido por la organización social que le emplea. Maya, por otra parte, es una idealista que cree en el cambio, pero no siempre está consciente de que las consecuencias pueden tomar escalas mayores y que no todos pueden darse el lujo de tomarlas, como su amigo Rubén, quien se arriesga a perder la beca universitaria si participa en los eventos públicos de la lucha, y con ello también el camino hacia mejores oportunidades a largo plazo; finalmente se encuentra Rosa, quien debe decidir si apoyar o no la huelga cuando su esposo necesita de manera inmediata tratamiento médico.
Maya no logra entender por completo las implicaciones en gran escala del movimiento laboral, o lo que éste significa y representa para sus amigos y familia, o lo que representa para los otros trabajadores, para sus jefes inmediatos o para los dueños de los edificios en los que trabajan. El espectador, a través de lo que la propia Maya vive y aprende, logra hacerse de una mirada de las otras ramificaciones del movimiento, causas y consecuencias, aciertos y desaciertos, y eso hace que la película tenga su relevancia tanto temática como fílmica.
Ficha técnica: Bread and roses - Pan y rosas