Recuerda…
“Este movimiento Mariano, en honor de Nuestra Madre Bendita del Cielo, María, la Madre de Jesús, cumple ciento un años de su fundación (1914 – 2015). Cumplir ciento un años es una ocasión para que cada schoenstattiano se pregunte cómo es el Schoenstatt que está viviendo. Tal vez, el paso de los años ha llenado de polvo los viejos sueños y anhelos. ¿Es joven este Schoenstatt que vivimos? ¿Es un Schoenstatt alegre que penetra todas las esferas de nuestra vida?”.
No se puede entender Schoenstatt sin el Padre José Kentenich. Y es que Schoenstatt nace de su corazón de Padre y profeta. Brota en su historia personal, surge en su alma. Él vivió en su carne cómo María era capaz de sanar y modelar un hombre nuevo desde el barro. No desde recetas o desde una ascética programada, sino desde la vida de cada uno, desde la historia personal, así actúa Dios.
Schoenstatt es una obra de Dios. Es fruto de la irrupción de Dios. Si uno mira estos ciento un años de camino, ve que somos hijos de la providencia. Durante todos estos años Schoenstatt podía haber desaparecido. En la primera guerra mundial, en la segunda, en el exilio, con la muerte del Padre Kentenich, ya que la muerte de un fundador siempre trae dispersión y dificultad. Parece ser que Dios quiere que sigamos existiendo. ¡Qué alegría la vida que ha surgido en estos años! ¡Qué alegría la cantidad de milagros ocultos en este tiempo! ¡Qué alegría tantas personas que viven de esa fuente y vuelven continuamente a ella! ¡Qué fiel es Dios! Lo primero que surge en Schoenstatt es la fe práctica en la divina providencia. El padre interpreta voces, descubre puertas abiertas, a veces sólo rendijas. La decisión más difícil de su vida la tomó hace ciento un años. Se fió de Dios, de María. Lo hizo temiendo equivocarse. En la hondura de su jardín, en diálogo con María, intuye que Dios le está pidiendo dar un salto de fe. Ve que quiere que le pida a María que se establezca en esa pequeña capillita. Y dio el paso con esos jóvenes que se fiaron de él, que creyeron porque él creía. Suele ser así en la vida. Creemos en otros que han creído antes que nosotros. El mundo interior que él tenía quería entregarlo, dárselo a los hombres. Eso es lo que celebramos. El primer sí del padre Kentenich a María, el primer sí de María al padre Kentenich y a un grupo de jóvenes. Igual que la Anunciación fue el primer sí de María a Dios. Ese primer sí que fue un paso audaz, de abandono, de entrega, de generosidad.
La aspiración a la santidad en Schoenstatt no tiene muchas normas. Por eso algunos se desconciertan. Se centra en el amor, porque así es Cristo. En el cultivo del espíritu, en la generosidad, en la magnanimidad y en la aspiración a los más altos ideales. Es un camino de santidad donde cada día podemos soñar más y dar más. No hay tantos cauces hechos, tantas normas claras. No hay un plan de vida trazado e igual para todos. Eso es quizás algo que a veces nos cuesta. Porque buscamos mínimos, seguros, certezas, y nos preguntamos inquietos: “¿Qué tengo que hacer? ¿Por dónde debo ir? ¿Qué elijo?”. Preguntamos a los sacerdotes, a los amigos, a las Hermanas, buscamos respuestas claras, precisas, exactas. Queremos, tal vez, que otros tomen decisiones por nosotros y nos quiten la responsabilidad. Pero María en el Santuario busca formar hombres libres, autónomos, capaces de tomar decisiones, fieles a la verdad de sus vidas. La clave de Schoenstatt es que libremente podemos aspirar a más, desde la propia originalidad, en el tiempo que Dios tiene para nosotros, hablando en el alma con María, contándole nuestros retos y desafíos, nuestros miedos, nuestra vida con sus limitaciones. Así encontramos nuestro estilo personal, ese nombre escrito en el propio corazón y en el corazón de Cristo, esa fuerza oculta en nuestra historia que sólo con ojos de Dios podemos encontrar y regalar. Le pedimos a María que repita en nosotros lo que hizo en el padre Kentenich. Le pedimos que nos regale al Dios de nuestra vida, al Dios que sale al encuentro cada día. Que nos regale su espíritu audaz, su capacidad de dar lo que recibió como don. Le pedimos que nunca nos permita quedarnos en los mínimos, cumpliendo, aprobando, trampeando, saliendo al paso, pasando de puntillas por la vida. Lo que a veces nos cuesta de Schoenstatt, su excesiva laxitud aparentemente carente de normas, es lo más precioso que tiene, porque nos llama a cada uno a meternos en el camino con María y con Dios y dar lo mejor de nosotros mismos. Nos llama a ser santos, sin remilgos, sin tener que atenernos a mínimos, sin pretender tan sólo dejar de pecar. Nos invita a dar aquello que, si no lo damos nosotros, nadie más lo dará, porque somos únicos. Lo más propio, nuestros talentos y debilidades, nuestra propia herida, nuestra verdad. Y así usar las circunstancias como posibilidades para ser santos y dar hasta que nos duela, darlo siempre todo, sin miedo. Para eso, es verdad, tenemos que ir al Santuario, llevar una intensa vida de oración y mirar nuestra vida con los ojos de Dios.
Implorar a María, pedir ayuda a otros que caminan a nuestro lado, dejarnos complementar y aconsejar cada día, suplicar que Cristo grabe sus rasgos en nuestra alma, y así pedir que Schoenstatt se haga vida en nosotros y lleguemos a ser un santuario vivo en medio del mundo, un hogar que acoja a muchos.
María, nada sin ti, nada sin nosotros… CIENTO UN AÑOS DE SCHOENSTATT. Muchas felicidades a toda la familia de Schoenstatt, celebremos en familia con nuestra Mater este domingo 18 de octubre de 2015.
Dios te bendice y te acoge!!!
Despertar…es.
¿Y usted qué opina?
“Se feliz, porque la piedra nunca es tan grande, porque las injusticias acaban pagándose, porque el dolor se supera, porque la verdad… insiste, porque el coraje te levanta, porque el miedo te fortalece, porque los errores te enseñan y porque nadie es perfecto.
La vida da una segunda oportunidad para todo y pone a cada uno donde debe estar”.
Le comparto este tema que estoy seguro recordará y le gustará: "André Rieu & Mirusia - Ave Maria”. Haga clic en la dirección de abajo:
https://www.youtube.com/watch?v=3d4xXvF2ukY
Si aún no ha leído el artículo “Existe el amor… PARA TODA LA VIDA???” se la recomiendo en:
http://blogsiglo.com/archivo/1245.html
Fragmento de “El Mensaje del Señor para ti…
“Te Permite que yo esté completamente a cargo. Ten presente que cuando me entregas todas tu preocupaciones, yo las recibo con amor y con infinita comprensión. Yo te aseguro que para cada problema yo soy la solución, para cada necesidad yo soy la provisión, para cada plegaria yo soy la respuesta, suelta y deja ir...” 2
Despertar…es.
Twitter@Germandelacruzc
"Despertar...es"
Un encuentro contigo mismo
Un libro que una vez
que inicias, no podrás dejar de leer.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
Germán de la Cruz Carrizales
Torreón, Coahuila. México
MMXV