¿'Celebrar' o no Halloween?

Comentarios opuestos sobre esta pregunta abundan el día de hoy: '¿Dejarás salir a tus niños a pedir Halloween?', '¿En serio dejarás que se disfrace de diablo?', 'En mi religión no permiten ese tipo de blasfemias, mis hijos se quedan en casa', 'Mejor celebremos las fiestas nacionales como el día de muertos', y un sinfín de aseveraciones que la gente, sin conocer o porque el padre de su parroquia se lo dijo, frustran la diversión del pequeño e incluso la propia. 

Lejos de entrar en el tema religioso, me gustaría decir que esta festividad es como cualquier otra que celebramos y que además inculcamos a nuestros hijos como lo es la llegada de ese gordo señor con barba blanca a quien llamanos 'Santa Claus', ¿cierto? Es una manera de representar, tal vez, de una manera divertida las fechas religiosas, que en estos casos serían el día de muertos y la navidad (sin olvidar que el tema de Santa Claus TAMPOCO tiene orígenes mexicanos).

Dicho lo anterior, pienso que no debemos satanizar actos que por sí mismos no tienen nada de malo como lo es el disfrazarse. La gran mayoría de los niños de todas las clases sociales, brinca de la emoción al saber que va a portar un disfraz, que saldrá junto a más niños a presumir entre ellos su atuendo y que, además de todo, pedirán dulces que serán de ellos, sólo de ellos. Me parece injusto pensar que esta costumbre les hará perder valores o que se convertirán en 'niños del demonio' y aún más, desafiar su uso de razón al ver que sus demás compañeros no sólo salen disfrazados, sino que sus padres los apoyan y acompañan.

Evitemos el fanatismo ya sea religioso o moral. Divirtámonos y dejemos que nuestros niños lo hagan, que divertirse sanamente no tiene nada de pecaminoso. 

Ahora resulta que muy santitos... pos' estos.