La Afición Hubiera Entendido

"Por otro lado, quisiéramos que nuestra gran afición esté consciente del reto que Grupo Orlegi ha tomado con la adquisición del Santos Laguna. El apoyo del Grupo Modelo se reduce a un patrocinador más, vendrán tiempos nuevos en donde la abundancia de antaño se suplirá con esfuerzos e inteligencia. Necesitamos el espíritu guerrero de todos para adaptarnos a esta nueva era del equipo en donde seguirá nuestro compromiso de ganar y ser los mejores con un nuevo esquema de negocio en donde más que estrellas habrá guerreros".

Me hubiera gustado escuchar y leer el discurso anterior a mediados del año 2013, cuando Grupo Orlegi encabezado por el Lic. Alejandro Irarragorri adquirió al Club Santos Laguna. En ocasiones presentar la realidad completa ayuda más que ocultarla o no mencionarla. Es claro que gran parte de la problemática de hoy de Santos Laguna es el debilitamiento del plantel de manera paulatina que viene desde que Grupo Orlegi tomó al equipo. Renovación de la defensa, las ventas de Oribe y Darwin, bueno, ¿me creerá que del último Santos campeón ya se fueron varios titulares indiscutibles? Si es planeación se hizo mal, mucho peor desde que se despidió a Pedro Caixinha, si fue necesidad no hay manera de justificarla porque ya sea por soberbia o por política de comunicación no se informó, tenemos años en vilo cuando se trata de saber qué podría venir o salir, para qué hay o para que no hay capacidad económica.

El que avisa no traiciona dicen por ahí. Si la realidad hoy evidente se le hubiera presentado al aficionado santista, hoy él ánimo sería otro, la quinta estrella se apreciaría en su realidad heroica que tiene. Se tendría más paciencia y habría un pensamiento de jalar parejo sin condiciones. No habría esta sensación de muchos aficionados que más bien se sienten engañados, para ellos el último campeonato fue un gran amor que terminó en decepción y espejismo, se ha perdido la realidad porque simplemente no se ha informado de parte de quien la debe informar y eso está provocando una preocupante desconexión entre afición y equipo que puede agravarse si se siguen tomando los remedios equivocados para acercar a la gente.

El santista es exigente y mucho más conocedor que el aficionado regiomontano por ejemplo, no se le va a convencer con videos ni frases bonitas. El aficionado lagunero ama a su equipo y si se le dice la verdad ahí va a estar.

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