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La lucha libre y la comarca lagunera

Rock Rodríguez
Rock Rodríguez

El folklore mexicano es una de las principales atracciones del país y dentro de él se encuentra también la Lucha Libre Mexicana.

Si bien desde un principio cada esquina sabe quién ganará, no deja de ser un espectáculo bastante impresionante; vamos desde las exageraciones de los movimientos, hasta el tema cómico que muchos de los luchadores desenvuelven muy bien, sin dejar de lado las piruetas y saltos que hacen tan llamativo este deporte.

El jueves pasado tuve la oportunidad de asistir a una función que me llamó la atención por la lucha estelar, la cual estaba encabezada por El Santo Junior (que ve tú a saber si de verdad es pariente, del pariente del Santo mayor...) y El Hijo de Wagner, quienes dieron una estupenda función de golpes, sillazos, brincos e interacción con la gente que no todos los días se ve por estos lares. Fue impresionante escuchar el apoyo hacia El Hijo de Wagner por su localía, a pesar del contrincante que tenía enfrente tan querido por todos; el enmascarado de plata, el sucesor (del sucesor) de quien luchó contra los zombies y los hombres lobo, la pareja inseparable (pero a la vez rival) de Blue Demon y tantos adjetivos que le podemos dar a ese de la máscara plateada.

Sin temor a equivocarme, puedo decir que la mayoría de los asistentes salió con una sonrisa dibujada en su rostro y satisfecho de haber pagado por una función que valió bastante la pena. Pero esto se logró no sólo de esa lucha de reflectores, sino de otras cinco más que precedieron a la masacre final y que estaban conformadas en su mayoría por luchadores laguneros.

Debo decir que el nivel que mostraron estos muchachos es bastante bueno. Sin ser un crítico de la lucha libre, se puede ver el esfuerzo que ponen en cada uno de sus movimientos, lo cual sólo se logra con bastante entrenamiento y dedicación. Incluso me tocó platicar (sin querer queriendo) con el padre de uno de ellos, quien orgulloso de su muchacho me decía: 'nombre, si mi hijo es muy bueno, ya le pagan por subirse al ring y le echa muchas ganas a sus entrenamientos una vez que sale de la escuela'. En efecto, su hijo es muy bueno.

Da gusto ver que hay mucho talento local y tal vez sea por eso que La Laguna se distingue por ser mata de estos luchadores anónimos (y a veces no tanto) que vemos en televisión y que, cuando niños, queríamos imitar.

Larga vida a estos espectáculos, porque ¡para lucha libre, la de México!

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