La imagen pública es una percepción, una apreciación colectiva resultado de una impresión dirigida. En la política la imagen es importante porque es la cara representativa de una idea, de una corriente de pensamiento o una propuesta de legislación. Sin embargo, la relación que se crea entre ideología y persona que la representa inevitablemente se liga como una misma representación simbólica.
“Serás todo lo que es malo con la política”, le dice el periodista Cal McAffrey a su amigo el congresista Stephen Collins, en la película Los secretos del poder (EUA-Reino Unido-Francia, 2009), una historia de suspenso y drama que gira en relación a un asesinato ligado con un político y la forma en que varios periodistas abordan el suceso dándole un giro de escándalo amoroso. Dirigida por Kevin Macdonald y escrita por Matthew Michael Carnahan, Tony Gilroy y Billy Ray, el guión de la película está basado en una miniserie inglesa de seis partes, creada y escrita por Paul Abbott.
Stephen (Ben Affleck) es el Presidente del Comité que investiga la inversión de recursos públicos para financiar empresas privadas de seguridad, PointCorp, responsables de otros varios actos mercenarios en diversos países alrededor del mundo. La investigación toma importancia porque involucraría a varios políticos trabajando para el gobierno, sin embargo, toma el estrado ante el ojo público cuando la asistente de investigación del equipo es asesinada y los rumores de que el congresista sostenía una relación amorosa con ella saltan a la luz, especulándose que tal es la razón por la que la joven pudo haber cometido suicidio. Cal (Russell Crowe) es un periodista metódico y astuto de la vieja escuela, con informantes, contactos y conexiones en varias esferas clave, como la policía, el gobierno y la prensa, que comienza a involucrarse en la investigación periodística del caso, más por razones personales que profesionales, como antiguo compañero de Stephen y examante de Anne Collins (Robin Wright), la esposa del congresista.
El primer movimiento que sugiere el periodista no es negar o aceptar los hechos conocidos por el colectivo popular, sino darle a lo sucedido un giro a favor de Cal, contrarrestando los chismes y los rumores que llenan los medios de comunicación. “Responderemos con nuestros propios hechos”, dice Cal, quien no se inclina por la manipulación directa en el engaño de la verdad y la fabricación de información, sino que apela por la manera en que se presentan, para invocar una respuesta específica del público, a favor del congresista y con una perspectiva diferente al escándalo, entretenimiento y chismes que otros medios han decidido explotar. Hagamos una historia creíble, dice él, hablando de la forma en que el periodismo puede construir historias específicas según como decida presentar la información noticiosa que tiene enfrente.
“Soy un periodista, no publicista”, insiste Cal cuando su editora (Helen Mirren) le pide a él y a su compañera Della (Rachel McAdams), encargada del contenido online del periódico en que trabajan, sacar material para publicar, ofreciendo un contenido que llame la atención y que venda periódicos. La editora a cargo de la publicación sabe que su competencia está abordando la noticia desde el ángulo publicitario, de espectáculo, vendiendo el tipo de historia que el público quiere oír, leer y consumir, la historia de un congresista en una relación extramarital con su asistente. La revelación de un suceso así vende, la negación del escándalo por parte de los involucrados también vende, el debate sobre si la historia es real o no, vende aún más; comentar o debatir respecto a un tema específico mientras aún llame la atención del público y continúe siendo el tipo de historia que las personas quieren escuchar, ese es el razonamiento con que la editora del periódico presiona a su equipo de reporteros, viéndose presionada ella misma por los dueños del periódico para el que todos trabajan. Stephen y Della, sin embargo, quieren investigar de fondo el caso desde todas sus vertientes y posibles ángulos, pues comienzan a darse cuenta que las implicaciones políticas alrededor de él son mayores, ligadas directamente con otros casos de asesinatos recientes y con la investigación que Stephen lleva a cabo alrededor de PointCorp.
Della hace un comentario crítico y juicioso en su columna respecto al caso y al papel de Stephen como figura política implicada en un escándalo superficial de cotilleo, sentenciándolo sin saber los hechos y dando el tipo de nota al momento y sin sustento de investigación profunda que el medio digital para el que trabaja le exige, lo que empuja a Cal a participar en la cobertura que el periódico planea en relación a la nota, para asegurarse de que los hechos no se aborden exclusivamente bajo sólo un ángulo de lo sucedido. Su investigación conjunta los lleva a ligar el asesinato de la joven asistente con la inversión de empresas militares privadas y su participación en operaciones mercenarias que Stephen y su equipo se encuentran averiguando.
No importa lo que haga con mi carrera, me recordarán por esto; los medios cubren más esta historia que las actividades políticas que realizo, menciona Stephen en un punto de la historia, sabiendo que a pesar de la importancia de sus actividades en el comité del caso PointCorp, lo que los medios quieren hablar es de su vida personal. Cal quiere abordar en su reportaje el aspecto más relevante de la historia, la forma en que el gobierno está privatizando la seguridad pública y cómo esto afectaría a la comunidad, a la sociedad. Un hecho de importancia llevado a segundo plano porque los medios y las personas que los consumen prefieren estar hablando de disputas amorosas y el bullicio que se genera alrededor de ello.
A pesar de ello, de que Cal y Della logran dar con la verdad de los hechos, con la forma en que el gobierno y PointCorp plantaron una fuente de información que se infiltrara en el equipo de Stephen y reportara sus avances en el caso, descubriendo cómo ello va ligado directamente con el asesinato de la asistente del congresista, la escena final demuestra que el periódico decide imprimir en primera plana el papel que Stephen tiene en la muerte de la joven, siendo él responsable por haber contratado a alguien que la siguiera. El periódico y sus reporteros, a pesar de conocer el entramado que lleva directo a la subcontratación por parte del gobierno a empresas privadas, deciden ir en primera plana con la historia de la que todos hablan, aunque con un reportaje más profundo de los hechos y que han sustentado con fuentes, pruebas y otras declaraciones.
La película habla de la forma en que un suceso, una nota, un evento, de implicaciones políticas, sociales y económicas a mayor escala, es desviado de la atención pública cuando es convertido en un fenómeno mediático de distracción pasajera, un rumor que corre de boca en boca y que se convierte en la pantalla que permite que otro tipo de noticias se pierdan al fondo de la escena, en el último plano de los espacios informativos y noticiosos. Della puede buscar el debate cuando presenta su perspectiva impulsiva de los hechos, previo a su investigación al lado de Cal, pero no tiene el suficiente sustento que le de seriedad al tema, no logra llamar a la reflexión, producto de esa forma superficial y calificativa con que expresa su análisis; mientras Cal tiene la iniciativa de la profundización de los hechos, pero, para la película, el conflicto de intereses personales hacen que pierda su credibilidad como reportero.
Una historia sobre enfoques periodísticos, diferentes formas de trabajo en la investigación reportera y el manejo de la imagen pública en el medio político, que se alimenta y apoya, para su beneficio propio, en la cobertura mediática de los hechos, cobertura que a su vez ellos mismos dirigen u orientan, en función de la confluencia de intereses con los poderes económicos propietarios de los medios masivos de comunicación.
Ficha técnica: Los secretos del poder - State of Play