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Mary Poppins

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

Existen formas de ayudar a las personas, no siempre directas y claras, no siempre evidentes, porque ayudar no significa hacer algo por el otro, sino orientarle hasta llegar al punto en que pueda hacerlo solo. Esa es la base del relato de Mary Poppins (EUA, 1964), una historia sobre solidaridad, cambio, adaptación, autorreflexión crítica, confianza y apoyo mutuo.

Cuando la familia Banks pierde a la última niñera en fila, el padre se decide encontrar a su reemplazo, momento de entrada de Mary Poppins (Julie Andrews), una ingeniosa, joven y bella mujer que llega al cuidado de los hijos de George y Winifred Banks (David Tomlinson y Glynis Johns), los pequeños Jane y Michael (Karen Dotrice y Matthew Garber). Entre aventuras y desventuras al lado de Bert (Dick Van Dyke), amigo de Mary, la familia aprende de las cosas importantes en la vida: la familia y su unidad intrínseca, la afinidad ética como sinónimo de futuro próspero y felicidad.

La historia habla abierta y repetidamente de la importancia de la alegría y del buen humor. Es la magia que trae Mary Poppins lo que causa un impacto en los personajes, pero no vista como una fantasía irreal, sino como lo relativo a la chispa que hace falta en la casa Banks.

No es que la familia sea mal intencionada, a veces ni siquiera es que existan reglas demasiado rígidas, es que la familia ha encontrado dar prioridad a aspectos secundarios de su vida por sobre su propia felicidad. El señor Banks encuentra la vida demasiado absorbente, rígida, dado el peso de la responsabilidad que carga sobre sus hombros, lo que lo lleva a sólo poner atención en su trabajo en el banco, porque cree que así es como ayuda a su familia, sin darse cuenta que lo que sus hijos necesitan es el apoyo paternal que le corresponde, la convivencia cotidiana para disfrutar la vida, para compartir alegrías, como salir juntos a volar una cometa.

El número “A spoonful of sugar” intenta explicarlo de la mejor manera, felicidad para combatir los tragos amargos. Es lo que sucede cuando Bert y el tío Albert (Ed Wynn) no pueden dejar de reír, es lo mismo que quiere decir la historia cuando ofrece la aventura de Mary, Bert y los niños en el parque, entrando a un dibujo y conviviendo con seres animados. Es una analogía, una forma de decir que disciplina no se pelea con la frescura carismática con que se debe vivir la vida.

Lo que lleva a los Banks a perder perspectiva es, aparentemente, el sistema cerrado en el que se desenvuelven. El señor Banks en su trabajo, y por ende en su vida, se preocupa exclusivamente por cumplir con deberes, cubrir expectativas, ganar dinero y crecer en el mundo económico y financiero. Poseer cosas materiales y hacer crecer la banca económica, lo que provoca un pensamiento cerrado, obsesivo, estricto e inflexible. Es la enajenación que provoca el sistema capitalista al poner como fin último del proceso de producción la ganancia, la búsqueda de dinero, afectando las relaciones sociales, en este caso las familiares, que pierden importancia a los ojos del señor Banks y de sus jefes, propietarios del capital financiero que administran en su banco. Por ello, cuando Michael quiere usar su dinero para comprar alimento para las palomas, su padre y el resto de los empresarios quieren convencerlo para abrir una cuenta e invertirlo. Podrás ganar más dinero, le dicen, pero Michael sólo quiere disfrutar el momento y nada le llama la atención: inversiones, ganancias y demás términos de las finanzas carecen para él de importancia porque su prioridad es la convivencia con las aves. “Fabrican jaulas de toda clase y tamaños”, dice Mary Poppins a los niños cuando éstos expresan preocupación por su padre. Una parábola para explicar cómo el sistema nos establece pautas de conducta, normas y obligaciones que en múltiples ocasiones no responden a nuestros intereses, deseos o necesidades, sino al mejor y eficiente funcionamiento del mismo sistema para perpetuarse y mantener el afán de lucro, de enriquecimiento, como motor de las relaciones sociales, reforzando los mecanismos de vigilancia y castigo que ha creado.

El señor Banks finalmente logra entenderlo gracias al término “Supercalifragilisticoespialidoso”, que se utiliza, según Mary Poppins, para decir algo cuando no se sabe qué decir. La importancia de la palabra inventada recae en que se trata de un término ficticio que significa lo que tenga que significar. Sirve para expresar desconcierto, felicidad, duda, suerte, fortuna, malestar o bienestar por igual, según la situación lo requiera.

La idea básica recae en el cambio y saber aceptarlo, incluso entenderlo para darse cuenta cuando es necesario. Esto sucede en diferentes ocasiones, por ejemplo, cuando Mary y los niños bailan en la azotea con los amigos deshollinadores de Bert, limpiadores de chimeneas que pueden encontrarse en el punto más bajo de la escala social pero que están, simbólicamente, en lo más alto de la ciudad, donde tienen una mejor vista de lo que sucede: perspectiva.

Winifred, por su parte, pelea por el derecho al voto femenino y el personaje es reflejo de la serie de transformaciones sociales que se avecinan para la época y el país (Reino Unido, primavera de 1910) donde se ambienta la película. La señora Banks no planea decirle abiertamente a su esposo todo por lo que pelea, pero son los personajes femeninos, demuestra la historia, los cimientos que permiten tales cambios. Mary Poppins no pelea con el señor Banks, no intenta convencerlo de actuar diferente y no le reclama, ella, por el contrario, logra hacerle ver, sutilmente, con acciones y razonamiento, la importancia de la familia y la necesidad que sus hijos tienen hacia él, su presencia y su apoyo. Es ver las situaciones desde otro punto de vista para lograr entenderlas mejor.

Un relato que en el fondo trata de una mujer que llega a ofrecer firmeza, protección y aliento a una familia que lo necesita, cuando más lo necesita. ¿Ella en realidad ayuda más con su presencia a los niños, a George o a la familia entera? Son los pequeños momentos los más importantes, son los pequeños detalles, una risa, una canción o volar una comenta, los que realmente marcan la vida de una persona, los que fortalecen los lazos afectivos de las personas con las que vivimos, que es lo que los Banks necesitan.

Dirigida por Robert Stevenson y con un guión a cargo de Bill Walsh y Don DaGradi, la historia se basa en el primero de los libros del mismo nombre, una serie con siete secuelas, escrito por P. L. Travers y publicado en 1934. La autora, se dice, nunca estuvo contenta con la adaptación, ella se rehusaba a la secuencia animada, por ejemplo, pero Walt Disney insistió en dejarla. La película estuvo nominada a trece premios Oscar y ganó cinco de ellos, el de mejor actriz principal para Andrews, entre ellos.

Ficha técnica: Mary Poppins

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