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Tour por el Mercado Alianza

Paola Astorga
Paola Astorga

        Aclarando, este tour del Mercado Alianza no lo van a encontrar en ninguna guía turística de la Comarca Lagunera. Seguro, que han visitado: las dunas, el puente de Ojuela, el Cristo de las Noas, el Canal de la Perla, la estatua de Villa, los museos de las tres ciudades (próximamente blog de museos).

        La mayoría de los Laguneros no conoce el mercado más antiguo de Torreón. Fundado en 1895, cinco años antes que el Mercado Juárez, veinte años antes que el difunto Mercado Villa (QDEP), doce años antes que Torreón subiera a rango de ciudad.

        El nombre de Mercado Alianza se obtiene de la unión de dos alianzas culturales. No, no es cierto, quería ver si estaban poniendo atención. La Alianza fue una empresa establecida en 1893 frente a la vía del ferrocarril, y ya sabe cómo somos los mexicanos, al pedir señas por donde se ubicaba la venta de frutas y verduras les contestaban: “por la Alianza”.

        Al vivir  en el centro de Torreón me he abocado a conocer las arterias por donde se alimenta el corazón de la región. Así que temprano un domingo salí de mi casa, di la vuelta en la avenida Juárez, pasé por el Mercado del mismo nombre, compré un jugo para soportar el trayecto de seis cuadras. La plaza de armas nos da aliento con sus árboles recién regados. Los negocios se empiezan a despertar, el centro se llena del sonido de las cortinas metálicas que abren sus puertas a los desmañanados domingueros.

        No es difícil dar con el Mercado Alianza, literalmente topas con él. La Melchor Muzquiz es la última avenida antes del cerro. Es fácil llegar, si alguien no la ubica, es en la que entramos  a Torreón por el puente rojo ¿plateado? Me gustaba más rojo. Un Miguel Hidalgo tamaño gigante, ahí. He encontrado laguneros que no sabían cómo se llama esa Avenida

         El mercado en sí, son varias cuadras, las entradas están señaladas con su nombre, puedes entrar por una calle, rodear y salir por otra como un juego de gato. Se rodea de otros negocios que tienen su fachada hacía la Arizpe. Está acera se ocupa con los típicos estanquillos de lámina.

        Al llegar, el golpe de los diferentes aromas reclaman mi atención olfativa. A esa hora de la mañana mi estómago le pone más interés a los puestos de comida. De manera que ir al Mercado Alianza y no desayunar menudo, un domingo, es pecado (menudo: dícese de un platillo que consiste en; estómago y pata  de vaca, granos de maíz en un caldo de chile rojo). Así que buscó lugar en algún tabarete donde vendan menudo. Me presentan el plato pozolero como aquí lo llaman, un plato de cerámica rebozado de menudo, y con la típica cuchara de peltre azul (si no has comido con una de ellas, eres muy joven) llega con la pregunta de rigor, pan o tortilla. Y claro el refresco de vidrio, bien muerto.

        La compañía en esos desayunos es multitudinaria, todos los bancos están llenos de comensales despiertos y dormidos. Como puedes tener de compañía a un beodo, puedes desayunar con unos tacones dorados, una familia con niños llorones. Es toda una experiencia que he repetido varias veces. Uno de los mejores menudos de la Comarca se sirve ahí.

        Después del desayuno me adentro en el mercado, un techo da comodidad a todo el recorrido y a pesar de sus amplios pasillos se ve reducido con la cantidad de productos de los puestos. Los gritos de los locatarios ofrecen su mercancía,retumba en mis oídos. Encuentras; carnicerías, pescaderías, fruterías, abarrotes, queserías; productos a granel; semillas, granos, botanas, croquetas. Dulcerías, ropa, zapatos. Todo esto más económico que en otros lugares y no es de extrañar, los camiones llegan cargando mercancía de su lugar de origen, o sea, sin intermediarios.

      Supongo que en este punto a la mayoría se le antoja recorrer los pasillos de la historia. Otros pocos pensarán que un mercado debe ser de pulida belleza, pero creo que el verdadero México late en esos pasillos.

       El mercado se empieza a poblar de visitantes que vienen a mercar de otras partes de la ciudad, y en su mayoría familias que vienen de la afueras de la ciudad a surtir la despensa de la semana, atraídos por los bajos precios.

       A espaldas del Mercado Alianza te encuentras de frente con el cerro invadido de cemento. Un laberinto empinado que se extiende hasta la punta. Unas escalinatas te adentran en ese otro Torreón, tan nuestro. Su ubicación les permite a sus habitantes tener una envidiable vista de la ciudad. No dejo de imaginar las ciudades que tienen ese tipo de atiborrada arquitectura escalonada; las villas italianas, las favelas en Brasil, las colonias Guanajuatenses,  etcétera.

        Puedes observar la cara antigua de edificios señoriales, vestigios de algunas grandes estructuras. Un Torreón olvidado en el tiempo.

       La segunda parte del tour son “Los Fierreros”. Algunos ya los conocen y otros desearan conocerlos. Anteriormente se instalaban en las calle, ahora los ubicaron en la Antigua Mantequera. Un mega galerón en la calle posterior al mercado. Desde el Museo del Cerro se ve de frente, también por el bulevar Revolución se puede accesar. La venta es desde; antigüedades, muebles, cuadros, armazones, cajas, baúles; los artefactos retro; hasta herramientas. Púes si, básicamente fierro viejo. Cada espacio está dividido en locales, hace que tu vista no descanse. Puedes encontrar desde un disco viejo, hasta un mueble antiguo de mucho valor. Los que tengan gusto por los tianguis de objetos viejos o retros se encontrarán fascinados por este rincón de Torreón. Después de pensar que hubiera traído más dinero y regresaré el próximo domingo, me voy a ver la ropa de paca.

      Acabar el recorrido con unos churros con azúcar nunca es mala idea.

 

Síganme cada viernes.

@asdipao

 Fotografía: facebook/ Mercado Alianza Torreon Coahuila Mexico

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