Trump llega a la Casa Blanca pese a los pronósticos

El resultado de las recién terminadas elecciones presidenciales de Estados Unidos, tiene con la boca abierta a propios y extraños. Y es que desde el día de ayer, el mundo estaba al pendiente de lo que sucedía en tierras del tío Sam, porque de una u otra manera afectará (para bien o para mal) las relaciones comerciales y diplomáticas entre países.

Pero lejos de opinar sobre lo que hubiera sido mejor para el vecino país (porque definitivamente no tenemos ni una pizca de derecho para hacerlo), sí es de llamar la atención el fenómeno que suscitó este resultado. Veamos.

Con una tropezada campaña inicial, Trump se ponía abajo en las encuestas desde el primer día debido a sus prácticas racistas y misóginas que a todo mundo le parecieron deplorables. Entonces ¿cómo un magnate con un montón de dinero pero con escasa o nula idea de la política, pudo llegar a ser el presidente de una de las naciones más poderosas del mundo? O lo que es más increíble aún ¿cómo llegó a ser el candidato electo por los republicanos? La respuesta puede ser tan rebuscada que nunca daremos con la real; analistas políticos tratarán de darle sentido a este polémico capítulo, otros defenderán teorías conspirativas e incluso habrá quien acuse de fraude electoral al rey de los negocios.

Es difícil decir a ciencia cierta qué fue lo que pasó, sin embargo podemos decir que estos resultados que nadie espera se han comenzado a hacer costumbre dentro de nuestra sección de noticias. ¿Será el morbo del 'qué pasaría si...'? No lo sabemos. Por lo pronto sólo queda esperar los efectos colaterales y entonces preparar un plan de acción.

Lo que sí, es que antes de voltear a ver al nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y tratar de emitir una crítica u opinión, primero hay qué voltear a la silla presidencial de nuestro país y emitir una autocrítica... no estamos tan disparejos.

Nomás digo.