¡CUÁNTAS HISTORIAS EN UNA SIMPLE Y LLANA TAZA DE CAFÉ!
Por Gerardo de la Garza Ortega
Conferencista, Motivador y Director de MOTTIVARE
¡…con la fuerza de la palabra!
Cuántas historias se han desarrollado en torno a una simple y llana taza de café. Así como todos nosotros tenemos una historia, el café ha sido protagonista de un cúmulo de historias escuchadas en cada reunión en torno suyo.
¡Hola! ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector? Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso.
Hoy te quiero platicar de un hecho sin precedentes. Sin llegar al chisme y a la mala fortuna de ser indiscreto, ¡pero cuántas historias conoce el café!
Ha sido nuestro compañero, en todas esas benditas reuniones, en donde narramos nuestras historias, y quién crees que es el asiduo protagonista de saber escuchar nuestros cuentos, sin hacer ruido, sin interrumpir, sin hacer alarde, sin criticar, sin murmurar, sin decir ni una sola palabra…, una simple y llana taza de café.
En cualquier lugar de este bendito mundo, una simple y llana taza de café es nuestra fiel compañera. ¿Y qué obtenemos con ella? ¡Resultados maravillosos!
Esta excelente bebida reporta una gran cantidad de beneficios a la salud. Además de ser muy rica en antioxidantes y vitamina B, su principal componente, la cafeína, cumple distintas funciones para el organismo.
Sin abusar de su consumo, ayuda a mantenernos despiertos y mejorar notablemente las horas de concentración. Asimismo, al ser un alimento prebiótico, colabora de manera constante con las funciones digestivas del organismo. Es por ello que desde hace cientos de años las comunidades científicas estudian maravilladas sus múltiples beneficios para el ser humano.
Nadie puede negar que cuando el aroma del café nos convoca, provoca y despierta en todos nosotros -la idea- de que algo bueno está por pasar.
Compartir unas palabras con un colega, disfrutar de una reunión o tomar un descanso de las actividades cotidianas.
Resulta ser una de las constantes, de esta maravillosa bebida. Cuando se dice que nadie conoce tantas anécdotas, historias, cuentos y narraciones, como una simple y llana taza de café, se está en lo cierto: su carácter social es inobjetable.
Si piensas que toda ocasión es una buena excusa para beber una simple y llana taza de café, estás en lo real y auténtico.
Precisamente, en una charla de café me platicaron la siguiente historia, que es muy motivante, para aquellos que están solos y no creen en lo maravilloso que es, tener una mascota en casa.
Resulta, parece un cuento, que un matrimonio tiene en su casa dos perros. Uno, un french poodle, macho, tremendo en todo lo que hace, travieso, y muy inquieto, pero super protector de la familia. Olvidaba decirte que esta pareja de esposos tiene dos hijos. El mayor de 5 años, y una bebita de un año.
La otra mascota, es una perrita doberman, pero lejos de lo que se puede pensar por la imagen creada de esta raza, es una perra noble, y más protectora que la french.
Pues en una ocasión, fue un técnico a reparar una de las instalaciones de la casa, y por supuesto, que aparecieron en escena, el french y la doberman.
El french, aparenta estar “dormido”, pero con los ojos pendientes de que todo vaya bien. La doberman, rodeando a la cuna donde está la bebita. Y, dependiendo donde se encontraba el técnico, ella se ubicaba siempre, entre el técnico y la bebita, pendiente de que no hubiera ningún problema.
¡Qué hermosas historias se pueden asomar bajo el cobijo del aroma delicioso de una simple y llana taza de café!
La próxima vez que acudas a un restaurante y pidas una taza de café, disfruta de tu plática, de tu amena charla, porque para eso apareció en escena y en el mundo entero, la delicia de poder disfrutar una simple y llana taza de café…
Quiero terminar con un fragmento de un poema en torno a una taza de café, está muy bueno, léelo. Lo convertí medio en prosa, por razones de espacio, pero guarda la misma métrica, y por supuesto, la versificación. Es de Yolanda Barry. Dice así:
La taza de café, mi compañera, mi confidente, ahí está... silente... escuchando mi quebranto, la miro y me atrae mucho, su aroma me invita a tomarla entre mis manos, me calienta, me anima el alma, yo lo único que quiero ahora, es beber hasta su último trago…
Y ya me voy… Cierro, como siempre: “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!
Bibliografía consultada:
http://www.caffeteas.com/2016/ 05/26/beneficios-del-cafe- anecdotas-de-una-taza-de-cafe/
http://www.poemas-del-alma. com/blog/mostrar-poema-142791
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