De encuestas no vive la realidad

Pregúntese usted, mi estimado lector, ¿cuántas personas a las que conoce votarán por el PRI en las próximas elecciones? Seguramente no muchas, sin embargo esto no puede garantizar la pérdida de la gubernatura del partido por excelencia en Coahuila, aún cuando el rechazo de la población hacia ese partido y sus representantes, es altísimo.

Lejos de generar una crítica, me es interesante ver el resultado de estas elecciones; para muchos la opción más cercana a una alternancia la representa el Partido Acción Nacional y, si lo vemos por ese lado (de la alternancia), lo es. Pero entonces surge la pregunta obligada: ¿se vota por el candidato de oposición por convicción o por castigar al partido que durante años ha estado en el poder?, ¿como protesta y hacer notar de alguna manera la inconformidad o porque se está plenamente convencido de las propuestas de la contraparte? Respuestas habrá muchas, pero lo realmente interesante es qué diferencia existe entre uno y otro...

Los partidos de izquierda han ganado bastante terreno en estos comicios con el representante de Morena, mas no el suficiente para ser una real amenaza a los principales partidos de toda la vida. Y aunque este punto no sea un tema de análisis profundo en el presente texto (por lo menos para Coahuila), sí debe analizarse a futuro para las elecciones nacionales, ya que es un fuerte indicador de la estructura política que han logrado establecer y que prende un foco rojo a los 'grandes partidos' tradicionales.

Así pues, en la opinión muy personal, me parece que la verdadera encuesta que vale es la que uno ejerce entre su círculo de allegados. Y, lejos de una encuesta, lo realmente importante es decidir sobre el futuro del estado votando. La razón principal de que 'siempre ganen los mismos' es el abstencionismo, el conformismo, el 'que voten los demás, al cabo ahí están las encuestas' o el 'aunque vote de todos modos van a ganar'. Digo, si es de las personas que no se queja y no exige al gobierno (y no vota) está bien, pero si por el contrario es de las que exigen e incluso hasta a marchas asiste, que critica el mal gobierno, pero no vota, discúlpeme, pero el problema entonces lo tenemos nosotros.

Nomás digo.