Pasó La Tormenta, Vuelve La Emoción

La vuelta de Santos Laguna a la liguilla significa regresar al equipo al lugar que se merece. Aunque cada torneo hay que hacer lo necesario para clasificar, el equipo lagunero tiene ya una categoría que se ha ganado a pulso, una categoría conseguida a base de títulos, finales y protagonismo. El santista si no se ve en liguilla se siente fracasado, con todo respeto al atlista, al veracruzano o al purépecha, el lagunero ya goza de otro estatus, el cual desde la salida de Caixinha se ha visto zarandeado. Aunque con Zubeldía se llegó a la fiesta grande con un torneo de 27 puntos, la sensación del aficionado del Santos es de inestabilidad y zozobra, sensaciones que en mi opinión con esta clasificación a la fiesta grande se van a empezar a quedar atrás y más si José Manuel De La Torre se mantiene en el puesto por lo menos un año más.

Los 27 puntos de Zubeldía fueron una hazaña, se lograron jugando espantoso, se vale, si, pero siempre es mejor jugar bonito. Con Chepo la cosa es muy distinta, la sensación es que los 25 puntos conseguidos hasta el momento son pocos para cómo se ha jugado, se juega bien y agradable a la tribuna, falta gol y mejor manejo de ventajas, parece disco rayado pero es así, yo me enfocaría más en la falta de gol ya que con más goles liberarás de presión al equipo y manejar las ventajas quizá se vuelva una fácil rutina porque irías ganando por dos o más goles, cosa que Santos extraña desde hace un buen tiempo.

Santos cierra contra Toluca en su estadio, al momento del partido sabrá a quien enfrentará en liguilla según los tres resultados posibles, tendrá en sus manos su futuro, podemos decir que Santos empezará a jugar la liguilla el domingo que viene, desde esa manera de encarar el último juego, Chepo pondrá en práctica su amplia experiencia en fase final, si me permiten, lo anterior es una pequeña ventaja que los demás invitados a la fiesta grande no tendrán.

Torneo muy parejo, el barco estabilizado otra vez, una sola derrota... El terreno está listo para que los santistas sueñen.

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