UN ÓSCAR PUEDE HACER LA DIFERENCIA, Y NO GANARLO, TAMBIÉN
Por Gerardo de la Garza Ortega
Conferencista, Motivador y Director de MOTTIVARE
¡…con la fuerza de la palabra!
¡Cuántas historias se han llevado a la pantalla! Lo que más me llama la atención es el trabajo fenomenal, yo diría, de locos, para hacer una película, con el único objetivo de lograr cautivar a todos los que somos apasionados fervientes del buen cine. Pero…, ganar un Óscar, ¿será la diferencia?
¡Hola! ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector? Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso.
Hoy te quiero platicar una historia que me conmovió cuando la leí por primera vez. Y después que la vuelvo a leer, me sigue conmoviendo… Aquí empieza.
Una maestra en Nueva York decidió honrar a cada uno de los estudiantes que estaban a punto de graduarse del colegio, diciéndoles de la diferencia que cada uno de ellos había hecho en su vida.
Ella llamó a cada uno de los estudiantes al frente de la clase, uno por uno. Primero les dijo, cómo ellos habían sido la diferencia para ella.
Luego les entregó a cada uno tres cintas azules, impresas con letras doradas, en la cual se leía, “Quien Soy Hace la Diferencia.”
La maestra había decidido hacer un proyecto para la clase, para ver qué tipo de impacto tendría el hacer un reconocimiento.
Ella les instruyó que fueran y extendieran esta ceremonia de reconocimiento. Luego ellos debían seguir los resultados, ver quién honró a quién, y dar el reporte a la clase en una semana.
Uno de sus alumnos fue a ver a un joven ejecutivo dándole una cinta azul, para que la pusiera en su camisa. Luego le dio las dos cintas extras y le dijo, “estamos haciendo un proyecto de clase, y nos gustaría que usted encontrara a alguien a quién honrar, y le dé una cinta azul”.
Más tarde, el joven ejecutivo fue a ver a su jefe, quien tenía una forma de ser complicada por los problemas propios del trabajo. Le dijo que él lo admiraba profundamente por ser un genio creativo.
El jefe dijo, "Bueno, ¡claro!". El joven ejecutivo tomó una de las cintas azules y la puso en la chamarra de su jefe, sobre su corazón. Y luego le preguntó, ofreciéndole la última cinta, "¿Podría tomar esta cinta extra, y pasarla honrando a alguien más? El muchacho que me dio estas cintas está haciendo un proyecto en clase, y queremos continuar esta ceremonia de reconocimiento y ver cómo el recibir un reconocimiento afecta a la gente".
Esa noche, el jefe llegó a casa y se sentó con su hijo de 14 años, le dijo: “Hoy me pasó algo increíble... estaba en mi oficina, y uno de mis empleados vino y me dijo que él me admiraba, y me dio una cinta azul por ser un genio creativo. ¡Imagínate! ¡El piensa que yo soy un genio creativo!
Luego me puso una cinta azul que dice, "Quien Soy Hace la Diferencia.”
El me dio una cinta extra y me pidió que encontrara a alguien más a quién honrar. Estuve pensando, a quién pudiera honrar con esta cinta, y pensé en ti, hijo. Quiero honrarte a ti. Mis días son muy agitados y cuando vengo a casa, no te pongo mucha atención. Te grito por no tener buenas notas y por el desorden en tu habitación. De alguna forma, esta noche, solo quería sentarme aquí y, bien, hacerte saber que tú haces la diferencia en mi vida.
Junto con tu madre, tu eres la persona más importante en mi vida. ¡Tú eres un gran muchacho, y te amo!".
El muchacho sorprendido empezó a sollozar y sollozar, y no pudo parar de llorar. Todo su cuerpo temblaba.
El miró a su padre y entre lágrimas dijo, “Papá, hace un rato me senté en mi habitación, porque pensé que no me querías, y me sentía con una depresión muy fuerte. No para pensar en cosas terribles, pero esto que estás haciendo conmigo, me anima a cambiar mi forma de pensar, y en animarme a seguir adelante en todo lo que traigo. Gracias por fijarte y pensar en mí. Gracias, papá.”
El jefe regresó al trabajo como un hombre cambiado. Él ya no se sentía apesadumbrado por los problemas del trabajo, más bien, se aseguró de hacer saber a todos sus empleados que ellos hacen la diferencia.
El alumno de la historia, que empezó con toda la cadena de reconocimientos, provocó que todos aprendieran una lección muy valiosa.
“Quien eres, hace la diferencia”.
Ahora me toca preguntarte a ti..., mi amigo, mi amiga, que nos haces el favor de leernos, ¿quién o quienes hacen la diferencia en tu vida?
¿Viste la entrega de los óscares? ¿Qué te pareció el discurso de Viola Davis? Sensacional, ¿no? Bueno, pues para ella, el recibir ese óscar, muy seguramente, va a ser la diferencia en su vida.
Y para Jeff Bridges, Meryl Streep, y otros más, el no ganar un óscar, muy probablemente, va a ser la diferencia para ellos.
A veces cuando se pierde, se gana más, que cuando se gana. Pero esto no quiere decir que te conviertas en un perdedor…, ¡no! Eso, jamás. No te estoy diciendo eso.
Lucha por tus sueños, busca tus retos, alcanza tus metas, y conquista esa cumbre en la que estás pensando, y a echarle muchas ganas, para que lo logres.
¡Te deseo toda la suerte del mundo para que obtengas lo que más quieres en la vida!
Cierro, como siempre: “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!
Nota: Esta historia es aportación de Minerva Cristo. Nosotros hicimos la adaptación.
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