Y TÚ, ¿LE HAS REZADO AL BUEN DIOS DE ESTA MANERA?
Por Gerardo de la Garza Ortega
Conferencista, Motivador Profesional y Director de MOTTIVARE
¡…con la fuerza de la palabra!
Un campesino, sencillo como es, con un corazón sincero, sin doblez ni engaño, nos da una gran lección…
¡Hola! ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector? Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso.
Maestro, ¿qué es la oración? ¿Cómo se debe rezar al buen Dios? Le preguntó el discípulo, con cara de incertidumbre y con el deseo de saciar una fuerza interior que lo impulsaba a resolver una duda que le consumía interiormente.
Orar, le contestó el Maestro, es ponerte delante de Dios y decirle con tus propias palabras, de la forma cómo tú puedas, del modo en que le quieras externar, de la manera que más te plazca, la necesidad que tienes, el sueño que quieres lograr, lo que te hace falta…
O sea, le dice el discípulo, ¿es como platicar con un amigo?
Exacto, eso es orar. Te lo voy a explicar con el siguiente relato, porque estoy seguro que te va a llamar la atención, cómo hizo oración el personaje del siguiente cuentecito.
Resulta que un campesino regresaba de la labor donde pasó todo el día, trabajando en las hortalizas que cultivaba, para beneficio de su familia, y cuando venía en el camino, una rueda de su carreta, al pasar sobre una piedra muy grande, se sale de su eje, cayendo la carreta, quedándose con tan solo tres ruedas.
Al ver lo sucedido, antes de hacer algo para reparar la rueda, se dispuso a rezar, para pedirle al buen Dios, que le ayudara a resolver el problema. Pero, al buscarse en sus bolsillos, no encontró el libro de oraciones con el que hacía oración todos los días.
Por lo que, hizo lo siguiente. Se puso en postura de oración, dirigió sus ojos al cielo, y le dijo al buen Dios de la siguiente manera:
“Señor, no recuerdo ninguna de las oraciones con las que suelo hacer oración contigo, porque olvidé mi libro, pero como sé que tú eres muy sabio, te voy a decir todas las letras del alfabeto, para que tú elabores mi oración, y me ayudes a resolver mi problema”.
Siguió: “Haz la oración que más te guste, de modo que te digas a ti mismo las cosas que te gustaría oír de mi parte, cosas que a lo mejor yo no te diría, porque soy un hombre torpe, y falto de cultura”.
El Maestro concluyó, de todas las oraciones que ese día había escuchado el Señor, esa fue la mejor, porque había brotado de un corazón sencillo y sincero.
Y tú, ¿le has rezado al buen Dios de esta manera?
Cierro como siempre, “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!
Bibliografía consultada:
http://es.catholic.net/op/articulos/19987/cat/677/orar-lo-que-es-y-lo-que-no-es.html
ABC de la VOLUNTAD. ¡Quiere y Podrás! Colección Literatura de Superación. Corporación Editora CHIRRE.
Nota del columnista: Este cuento fue recopilado por Armando José Sequera, de la secta de los Jassidim.
Las imágenes fueron obtenidas de los siguientes sitios de internet:
http://www.geocities.ws/schela_galati/asezareSpan.html
https://es.slideshare.net/carlosrincon3/el-secreto-del-exito-a-traves-de-la-oracion
Si quieres hacerme un comentario, puedes mandarme un correo a: [email protected]
O si gustas visitar mi página en Facebook: https://www.facebook.com/Gerardo-de-la-Garza-Ortega-435385910146626/