A propósito del primero de julio y del discurso de cambio que todos los aspirantes pregonan en mayor o menor medida, me acordé de las elecciones del año 2000, las promesas de campaña de Vicente Fox bien pudieran haber sido copiadas por cualquiera de los contendientes a la presidencia de la república 18 años después, estos son algunos de los puntos que la Alianza por el Cambio de aquel tiempo declaró y que al final llevaron a Fox a la silla presidencial:
- Gobierno corrupto
- Se necesita una revolución educativa
- Acabar con la Impunidad
- Se necesita un gobierno que enseñe con el ejemplo
- Acabar con la inseguridad
- Apoyo a mujeres, lucha por igualdad
Mis dos lectores declarados podrán reconocer algunas coincidencias con el discurso de los aspirantes actuales, en el año 2000 el equipo de campaña de Fox difundió su mensaje a través de la radio, la prensa escrita, la televisión y también a través del correo electrónico; nos llegaban diversas presentaciones donde nos prometían un mejor futuro, nos pintaban un México en el 2020 educado, honesto, diferente.
La alternancia que significó la llegada del PAN a los pinos, 12 años después fue tan decepcionante, que cuando despertamos el dinosaurio seguía allí, paciente, seductor, prometiendo resolver lo que el gobierno en turno había fallado y apostando a la desmemoria, y si, convenció a una mayoría que puso al PRI de nueva cuenta en el poder, la historia de este sexenio todos la conocemos, digamos que hay demasiados medios que se encargan de señalar verdades o falsedades o ignominias o exabruptos y desenmascaran de manera temprana (antes pasaban varios años) los excesos protegidos por la soberbia. Habremos de reconocer que la tecnología nos ha dado estas oportunidades, se agradece.
Quien gobierne, será criticado y está bien, eso permitirá identificar otras perspectivas, pero para ello, para capitalizarlas en una mejor actuación, hay que escucharlas, entenderlas y valorarlas, el Licenciado López Obrador ha demostrado que carece de esta habilidad de liderazgo y eso es un peligro para cualquier democracia.
El argumento más fuerte de AMLO para cambiar este país, es acabar con la corrupción, todas y todos lo hemos escuchado, prácticamente en cada una de sus intervenciones públicas lo dice, es como un mantra que a fuerza de repeticiones, adquiere certeza, y sí que ha funcionado, muchos mexicanos, en su decepción, terminan por creerlo.
Bueno, pues no es gripa, no se ha inventado pastilla o tratamiento que nos cure de ese flagelo que azota a la humanidad, porque corrupción existe en todo el mundo, algunas culturas, en función de su formación, somos más proclives a sus guiños que otras y más si la impunidad la acompaña.
Si estamos de acuerdo en esto que comento, entonces el mantra no funcionará y sin ello, los miles de millones de pesos en recursos que se pretende recuperar quedan volando, corresponderá a los mexicanos que trabajan el sostener los programas asistenciales que compran votos, que dan de comer pescados en lugar de enseñar a pescar.
A México no lo va a cambiar una persona - ver Brubaker película de 1980 dirigida por Stuart Rosenberg - se necesita una masa crítica, la corrupción se va a acabar el día que todos los mexicanos desde el núcleo familiar nos enfoquemos en ello, muchos fallaremos pero con suerte regalaremos al país esa masa crítica necesaria para detonar el cambio, ese día y solo ese día veremos con suerte, 20 años después escribiría Dumas, un país diferente, sin importar quien gobierne ya que también estará influido del esfuerzo de las células familiares.
Este primero de julio, cuando despertemos por la mañana veremos que otro dinosaurio que también apuesta a la desmemoria seguirá allí, paciente, seductor, mesiánico.
Parafraseando y tergiversando un poco letras del maestro Mario Benedetti de su poema Hombre preso mira a su hijo, podemos cerrar diciendo que “Uno no siempre vota por quien quiere, pero tiene el derecho a no votar por quien no quiere”.