Una película hace historia gracias al impacto significativo que tiene, ya sea dentro de la cinematografía o para con la sociedad. Esa huella que deja puede deberse a su realización innovadora dentro del séptimo arte o la manera novedosa como desenvuelve su historia, por ejemplo, pero también puede trascender por tratarse de relatos emblemáticos de una época específica, que hacen eco de su realidad palpable, a veces de forma crítica, fidedigna o representativa de un contexto específico.
Ubicar todas aquellas reflexiones o perfiles de las diferentes realidades sociales con el tiempo convierte a la película en material valioso que permite analizar el mundo y sus cambios sociales. La fiera de mi niña, o en inglés ‘Bringing up Baby’, (EUA, 1938), es una película que ha pasado a la historia por diferentes razones, ya bien por su aporte al mundo del cine como, al mismo tiempo, por el contenido que ofrece respecto a una sociedad de inicios del siglo XX, específicamente la década de 1930, en la que temas como el matrimonio, el enamoramiento y el papel de la mujer tomaban centro en un mundo cambiante y siempre en movimiento y evolución (o revolución).
Dirigida por Howard Hawks y escrita por Dudley Nichols y Hagar Wilde, basándose en una historia corta del segundo, la película, protagonizada por Katharine Hepburn, Cary Grant, May Robson y Charles Ruggles, tiene en el centro a Susan, una joven de espíritu libre y vivaz, aunque también necia, caprichosa, narcisista y calculadora, quien conoce a David, un paleontólogo a punto de completar su tarea de ensamblar en el museo en el que trabaja un esqueleto de dinosaurio. Aunque el día de su boda se acerca, su prioridad se enfoca en un objetivo claro, impresionar a la señora Random, una dama de sociedad que está por donar un millón de dólares al museo.
La trama sigue las desventuras de Susan y David, quienes se conocen accidentalmente; ella es la sobrina de la señora Random, algo que inicialmente él no sabe. Susan, sabiendo que David está a punto de casarse y ella enamorada de él, lo engaña para pasar tiempo juntos, tomando como excusa a Baby, un leopardo domesticado que le han regalado y al que ella quiere llevar a su casa en Connecticut. Ya ahí Baby se escapa de sus dueños casi al mismo tiempo que David recibe el hueso de dinosaurio que le falta para completar su trabajo. Entonces todo se vuelve una serie de enredos cuyo intento de resolución sólo crea más problemas: el hueso de dinosaurio es escondido en los jardines de la casa por el perro de la señora Random; a ella le ocultan la verdadera identidad de David, pensando que tras haber hecho una mala primera impresión, las posibilidades de la donación podrían disminuir o dejar de existir; además, otro leopardo en la ciudad, uno violento y peligroso que estaba cautivo en un circo, también acaba de escapar.
El propósito central del relato es la comedia disparatada y exagerada, provocada por confusiones y desventuras que no parecen tener sentido, pero que causan malentendidos, enredos y desastres cimentados en, básicamente, tonterías bufonescas.
En esta área la película no sólo cumple con su objetivo de entretenimiento, sino que lo hace de manera dinámica, con ritmo ágil y una serie de ocurrencias estrafalarias que entre más extrañas más fanfarronas. Es una comedia simple y no siempre políticamente correcta (porque muchas veces la risa proviene de burlarse del otro y hasta ridiculizarlo), pero que resalta por la forma como el guión, la sucesión de hechos o la trama, se las ingenia para que cada nueva acción provoque una reacción aún más disparatada, es decir, un hilo cómico que se alimenta de las ocurrencias irreverentes que avanzan la historia.
“No pierdas la cabeza”. “Tengo mi cabeza, lo que perdí es mi leopardo”, es por ejemplo un intercambio de diálogo entre Susan y David, una vez que se han dado cuenta que Baby escapó. David le dice ‘no pierdas la cabeza’ como una manera de decirle que se calme y no se preocupe, pero la ingeniosa respuesta de Susan juega con estas palabras y les da otro sentido, el sentido literal, para reírse de ello.
Las películas de comedia de la época, en su mayoría, están trazadas de esta manera, situaciones cómicas provocadas por malentendidos o tergiversaciones que propiciaban que la broma creciera como bola de nieve, enredos de aquellos en los que los personajes se sumergen aún más en el ridículo en su intento por resolver el asunto, porque cada escenario caótico siempre es superado por el anterior, especialmente, y más que incluso en el diálogo, en cuanto al desarrollo de la trama o desenvolvimiento de la historia se refiere.
Este tipo de comedia, catalogada como ‘screwball comedy’ (algo así como comedia excéntrica o absurda) se sustenta de aquellos sin sentido en los que parece aplicar el dicho ‘si algo puede salir mal, saldrá peor’. En la película, por ejemplo, por supuesto que el perro de la casa de la señora Random encontrará el hueso de dinosaurio y lo enterrará. ¿Por qué? Porque eso es lo más absurdo, caótico, y por ello divertido, que podría pasar. La película expone los elementos cómicos como apostadores poniendo sus cartas sobre la mesa; el resto es la inercia ridícula, o divertida, corriendo con naturalidad. Se trata de un tipo de comedia en efecto demasiado sencilla y boba, disparatada, pero que en la actualidad aún se repite en varios proyectos de este corte, tanto en cine como en televisión.
Pero la película es más que una comedia, es una comedia romántica, cuyo enfoque sobre las relaciones humanas y el enamoramiento ofrece material para el debate, en especial cuando se le aterriza en el contexto social de la época, que fue marcada por un pensamiento conservador respecto al papel de la mujer y el hombre, tanto en la sociedad como dentro de una relación.
Susan pareciera ser, y lo es, una mujer enamoradiza que pelea por lo que quiere y que se traza metas, tal vez irreales o inalcanzables, pero que se compromete a conseguir. Al mismo tiempo, sin embargo, a la joven también puede criticársele por ser una persona egoísta y manipuladora, una mujer que sabiendo que el hombre al que se siente atraída está comprometido, se empeña en atraerlo y, con intenciones de hacer su voluntad, lo engaña para que se vea obligado a pasar tiempo con ella. Susan no sólo intencionalmente destruye una relación de pareja (si bien David tiene su parte en ello pues su prioridad tampoco es la relación con su novia), sino que compromete al joven con sus enredos, mentiras, cinismos y artimañas en más de una ocasión. ¿Por qué empatizar con un personaje que miente deliberadamente y a sabiendas que lastimará a otros? ¿Es posible coincidir, preocuparse y/o apoyar a un personaje que, por ejemplo, a fin de que alguien no llegue a su boda, esconde su ropa e interrumpe sus llamadas telefónicas, o que con tal de no ser multada por estacionar mal su auto, roba el de junto y dice que el otro es de alguien más?
En breve, Susan no es realmente una buena persona, no dentro de varios distintos parámetros de valores sociales, morales y de respeto; cuando ayuda, no ayuda al otro, se ayuda a sí misma, cuando quiere resolver un problema, lo hace porque ella fue quien lo causó, y es capaz de mentir a la gente con el fin de usar en su beneficio la compasión del otro. ¿Son estas actitudes realmente cómicas, tomando en cuenta que se trata de una película de este género cinematográfico? ¿O es su actitud un vehículo como la película pretende burlarse de situaciones en que las personas actúan por pura pose, buscando su beneficio al tiempo que ignoran principios éticos, porque suponen que nadie se detiene a reflexionar sobre sus acciones y su impacto moral en la sociedad?
Desde que inicia el relato, se hace evidente que el personaje de Susan es, en más de una ocasión, egocéntrica, cínica y hasta vil. Viéndolo desde un punto de vista que no sea el de ella, Susan no es en realidad una mujer enamoradiza y valiente, sino que podría percibirse más bien como una acosadora que persigue a un hombre de quien está obsesionada y que es capaz de engañar con descaro y sin medir consecuencias. Con dificultad su actuar se rige bajo valores morales, sus contestaciones suelen ser groseras y altivas; miente premeditadamente en su beneficio, sabiendo que su decisión afectará a terceros.
Es aquí cuando el contexto de la historia resulta un elemento clave. ¿La película quiere decirle al espectador que las mujeres son hábiles y ágiles, ingeniosas y audaces para lograr todo aquello que se proponen? Después de todo, David queda ridiculizado en más de una ocasión, por ejemplo, cuando Susan esconde su ropa y no le queda otra opción que vestirse con una bata de baño de mujer. Y David no es el único personaje masculino que la película minimiza deliberadamente, el jefe de la estación de policía y todos sus subordinados demuestran ser más que ineptos en su trabajo, ignorantes, faltos de sentido común y además poco inteligentes. Si hay alguien que se las ingenia con conocimiento y resuelve gracias a su poder decisión y valor de tomar acción, esa es Susan.
Sin embargo, hay elementos suficientes para pensar que es todo lo contrario, que la película no es más que una visión reaccionaria y que lo que le dice a la audiencia es que la mujer libre sólo puede ser una cosa: caótica. Un mensaje tan machista como conservador, como socialmente incorrecto, pero sustentado por varios puntos eje del relato; peor aún, con seguridad expresa el sentir social de la sociedad norteamericana en la primera mitad del siglo pasado. ¿Algo ha cambiado desde entonces?
Conforme avanza la historia el discurso no deja de ser confuso, porque Susan no deja de ser una persona descortés y maleducada, algo que puede confundirse, o la película confunde, con un perfil de personalidad vivaz y ocurrente. Si la película habla de libertad, ¿en qué sentido o bajo qué contexto? En todo caso ¿cómo interpretar la actitud de Susan y su concepto de libertad? Es como si la historia le dijera al espectador que una mujer puede ser lo suficientemente inteligente e intrépida para lograr lo que se propone y superar los obstáculos que se le presentan, pero que se enfrenta con el hecho de que el hombre no se da cuenta de ello y la minimiza, la margina, la ignora, a pesar de que la mujer puede y tiene la habilidad de superarlo a él en todo sentido. En el relato finalmente Susan logra escapar sola de la cárcel y de paso capturar al leopardo rebelde, demostrando mayor creatividad e iniciativa que los personajes masculinos.
Sin embargo, en el lado opuesto, no es difícil encontrar sustento para creer que la historia tiene un mensaje más tradicionalista y misógino: que la mujer ‘libre’ es una mujer ‘malvada’. Susan utiliza, efectivamente, su aparente inocencia para engañar. Su aspecto exterior denota ser el de una heredera que sólo busca la atención de la gente. Si bien Susan es todo aquello, también es más que eso. ¿No es ella producto de una sociedad que parece decirle a las personas: ‘la mujer seduce para convencer y esconde su inteligencia para hacer sentir al hombre que tiene el poder y está en control’?
Con ello en mente, ¿de qué habla entonces la película, de una verdad sacada a la luz en forma de comedia, de una crítica hacia el sometimiento del género femenino o de un llamado reaccionario en contra de la independencia, especialmente la de la mujer?
Hay un punto importante que cabe mencionar, todo indica que el único propósito de Susan es encontrar marido. En contraste, la prometida de David es una mujer ‘independiente’ de manera distinta, porque no sólo tiene un trabajo propio, sino que quiere de dedicarse a él y desarrollarse profesionalmente antes que tener hijos. Esta yuxtaposición que se lee entre líneas carga con un evidente mensaje ideológico conservador (o retrograda y controlador). David elige quedarse con Susan, mientras se menosprecia a su prometida, una mujer a la que el público sólo conoce por el único rasgo que el guión se digna darle, el hecho de que, antes de querer tener hijos, quiere poder dedicarse a su trabajo y crecer profesionalmente. Su actitud no tiene nada de malo, excepto cuando se le compara, a través de David y frente a Susan, como hace la película, en un opuesto que le dice a la gente, entre líneas, que Susan es ‘mejor’. ¿No es este un mensaje más conservador que progresista? No puede darse ‘libertad’ a la gente para luego limitar su desarrollo, que es lo que parece que la película hace con relación al tema de la mujer (y hasta el hombre) en la sociedad.
El filme fue por cierto un fracaso económico cuando fue lanzado al mercado y sólo encontró valoración positiva hasta la década de 1950. Años en los que, cabe mencionar, el contexto político mundial caracterizado por la ‘guerra fría’, específicamente en los Estados Unidos, país donde se realizó la película, más la alza de la lucha social por los derechos de las minorías a favor de un cambio, habían transformado ya la forma de pensar de muchas personas.
Más que calificar el enfoque de la historia, o su mensaje de fondo, como algo positivo o negativo, lo importante es darse cuenta que ¿no es esto lo que todavía hace la sociedad, hablar entre los pliegues de las narrativas de patrones sociales de comportamiento e imponerlos para que después la gente los repita? ¿La ideología conservadora predominante no es reproducida por la cinematografía mundial? Si una narrativa refleja la realidad, lo ideal es que la critique, o aborde de manera crítica; si no lo hace, entonces promueve estos patrones, y si los promueve, crea un círculo vicioso que provoca que la sociedad se estanque.
Respecto a ello hay un detalle interesante a destacar; la película en ese sentido rompe las reglas al desafiar las tradiciones sociales de aquel entonces. Aquí los protagonistas son Susan y David. La película no narra sólo desde el punto de vista de él, pero tampoco es exclusivamente la historia de ella, es de ambos, contada a través de un punto de vista que fluctúa entre uno y otro personaje. Aunado a ello, Susan es quien dirige la acción, por lo menos la mayoría de las veces, dejando a David como el personaje más pasivo del relato. Este balance (de equidad) no sólo era poco visto en el cine de aquella época, sino que, de alguna forma, lamentablemente, se fue perdiendo con el paso de los años.
Hay algo inofensivo en este tipo de comedias absurdas y excéntricas, reírse de las simplezas irreverentes; a diferencia de muchas comedias actuales que cada vez más recaen en la burla directamente grosera y vulgar, o la de la broma obvia y predecible. La pregunta es, tanto en comedias como ésta como en aquellas de la actualidad, ¿es correcto reírse de la mala fortuna del otro, es cómico burlarse de la desventura del prójimo? Hay una diferencia entre reírse de un comentario ingenioso a reírse de la ridiculización y mofa hacia alguien más. Hacerlo o no hacerlo, o ver y hacer películas que lo hagan, como motor provocador de entretenimiento, habla mucho de los valores sociales, éticos y morales de una comunidad.
Ficha técnica: La fiera de mi niña - Bringing up Baby