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Y tú, ¿piensas en los demás?

Gerardo de la Garza Ortega
Gerardo de la Garza Ortega

Y TÚ, ¿PIENSAS EN LOS DEMÁS? 

Por Gerardo de la Garza Ortega

Conferencista, Motivador Profesional y Director de MOTTIVARE

¡…con la fuerza de la palabra!

Una interesante leyenda china nos da la pauta para saber qué hacer.  Aunque la leyenda habla de un animalito, nos ilustra de un modo bastante adecuado, lo que tenemos qué hacer para pensar en los demás. ¿Chistoretillo?  A ver si…

¡Hola!  ¿Cómo te va?  Mi amigo y distinguido lector.  Espero que tengas un día excelente y maravilloso.

Pues éste era un joven chino de tan solo 15 años, con la estirpe guerrera de su dinastía, y con toda la indumentaria que lo calificaría como un auténtico guerrero, a pesar de su corta edad.  Andaba paseando por el bosque, buscando alguna presa para llevar a casa, y tener comida, cuando se encuentra con un río, de buen caudal, en el que merodeaba un pescador.

Ese pescador, tiraba la línea de su caña de pescar, con tan mala suerte, que llevaba toda la mañana intentando pescar algo, pero no se le había logrado nada, y seguía en su lucha, intentando pescar algún pescado.

Cuando de pronto se le aparece en su anzuelo una bella tortuga blanca, pequeña, como si todavía estuviera en su etapa de niñez, y con gran regocijo la sacó, y la echó en su hielera, para llevarla a casa, y tener lo suficiente para un delicioso caldo de tortuga.

Nuestro amigo guerrero, viendo todo lo que estaba sucediendo, resolvió acercarse al pescador, y le pidió que le mostrara la tortuga, que dicho sea de paso, ostentaba un precioso color blanco.  Nuestro joven al verla, exclamó que le daba gusto ver a un animal tan bello, por esos lugares.

Pero, pensando un poco, se dirigió al pescador, y le cuestionó para qué quería a la tortuga, que por su tamaño, haría poco para satisfacer su hambre.  -No importa, contestó el pescador, es suficiente para un delicioso caldo.

No, hombre, no te la lleves, déjala que sobreviva.  ¡Qué no, por Dios!  Llevo toda la mañana tratando de sacar un pescado, y ahora que me llega la suerte, llegas tú para decirme, ¿que no la aproveche?  ¿Estás loco?

-No, no estoy loco, solo que pienso que deberías de sacar un pescado más grande para satisfacer a toda tu familia.  Es más, te voy a hacer una oferta, a ver qué te parece.  ¿Cómo ves si te ofrezco 10 monedas por la tortuga?

El pescador se queda muy pensativo, y después de muchos intentos, haciéndolo batallar mucho, acepta el trato, y le entrega la tortuga blanca.  El joven, teniéndola en sus manos, le da las monedas en el precio convenido, y se va corriendo hacia el camino que lo trajo hasta este paraje.

Tomando el rumbo adecuado, emprende su camino de regreso, llevando en sus manos a la tortuga blanca, protagonista de esta historia.  A la hora de estar caminando, se encuentra un remanso del mismo río, aunque muy apartado del lugar donde extrajo el pescador a la tortuga.

Y el joven, como pensando en la vida de aquella tortuga, la deja libre, dentro de la orilla del río, y la observa como se va nadando, alejándose.  Y…

¿Pero qué pasó?  ¿Por qué sucedió esto?  ¿Qué resultó?  Pues, que pasaron 50 años.  El joven se convirtió en el general de una dinastía, teniendo a su mando todas las legiones de soldados de aquel lejano país.

Un día, ya hombre maduro, se encontró con que había perdido un par de batallas, encontrándose solo, ya que toda su gente había sucumbido ante el embate del enemigo en el fragor de la batalla, logrando sobrevivir solo él.

Y al llegar al río, el mismo de hace 50 años, se ve obligado a cruzar el río, ya que el enemigo venía muy cerca.

¡Y sucedió el milagro!  Después de 50 años de haberse alejado de este río, aparece un gran caparazón de una gran tortuga blanca que al acercarse a la orilla, le ofrece su dorso, para salvarlo de sus enemigos.  ¡Qué historia!  La tortuga le devolvió el favor que el joven guerrero le hizo cuando joven.

Muy bien.  Ahora, veamos si encontramos algún chistoretillo, que nos pueda ilustrar el tema que nos ocupa.   Van…

Uno.  A ver, mi cabo, le dice el general a su súbdito, ¿nómbreme alguno de los principales derivados del petróleo…?  La guerra. Mi General.

Dos.  Coinciden tres excombatientes, y cada uno presume su herida de guerra:  El primero enseña una cicatriz, y dice, Kansas City. El segundo enseña otra cicatriz en el brazo, y dice London City.  El tercero, que por cierto, era mexicano, dice: aquí esta, debajo de mi vientre, y es de Apendi Citi…

Tres, y último, dicen que para estar en paz, hay que prepararse para la guerra.  Pero si estás en guerra, ¿cómo te preparas para llegar a la paz?  Y le contesta el otro: Tomando un avión…

Volviendo al tema, y tú, ¿piensas en los demás?

Cierro como siempre, “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!

Bibliografía consultada:

Más de 90 LECCIONES para Elevar tu AUTOESTIMA.  Colección Literatura de Superación.  Corporación Editora CHIRRE.  (Adaptación realizada por Gerardo de la Garza Ortega)

http://www.chistes21.com/chistes/guerra/ 

Las imágenes se obtuvieron de los siguientes sitios de internet:

https://galeria.dibujos.net/culturas/china/joven-emperador-pintado-por-florencia-7484099.html 

https://www.canstockphoto.com/fisherman-silhouette-7635348.html 

https://txltortugastortu.es.tl/Tipos-de-Tortugas.htm 

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