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Y tú, ¿ya te rendiste?

Gerardo de la Garza Ortega
Gerardo de la Garza Ortega

Y TÚ, ¿YA TE RENDISTE?

Por Gerardo de la Garza Ortega

Conferencista, Motivador Profesional y Director de MOTTIVARE

¡…con la fuerza de la palabra!

Es fácil rendirse, cuando no se tiene el coraje y la garra interior para no dejar de intentar lo que te propones.  Una historia nos ilustrará esto.  Antes te platico una anécdota de Winston Churchill.  ¡Está interesante!

¡Hola!  ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector?  Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso.

Resulta que invitaron a Winston Churchill, cuando era primer ministro de Inglaterra, a una ceremonia de graduación de una escuela inglesa.   

Uno de los discursos más elocuentes y motivadores que jamás se escuchó en la historia fue pronunciado por Churchill ante ese grupo de jóvenes graduandos.  Llegó Churchill al pódium con suma elegancia, con pasos firmes, sin decir nada, y tras un expectante silencio, dijo:   

“Nunca se den por vencidos, nunca se den por vencidos, nunca se den por vencidos.  Nunca, nunca, nunca.  Ante nada que sea grande o pequeño, sublime o trivial, nunca se den por vencidos.  A no ser que los aconsejen la convicción, el honor y el sentido común.”

Un silencio con una etiqueta de “y ahora qué” recorrió toda la sala mientras Churchill regresaba a su asiento.  Solo treinta segundos, sí, solo 30 segundos le bastaron a Winston Churchill para dejar perplejos y atónitos, a todos los que se estaban graduando.

Sus palabras fueron muy convincentes que dejaron una huella imborrable en la mente de los graduandos, y en todos los que nos enteramos de este episodio de su vida.

Y tú, ¿ya te rendiste?

Te narro otra situación de otro personaje, que no era muy conocido, pero por lo que hizo, su actitud y su entereza para sacar adelante su proyecto, lo transformó en un ser humano extraordinario, porque no se rindió.

Hiram Kimball, hombre de edad madura, heredó de un tío suyo una tienda de libros, que había sido relativamente próspera por más de 20 años.  Kimball, por querer ponerle su toque personal al ahora, su negocio, lo cambió a otra locación, en donde supuestamente, había mayor movimiento de gente.

Aumentó las existencias, usó mucha publicidad, mejoró la imagen del negocio, contrató a más empleados, provocando que se duplicaran los gastos generales.  ¿El resultado?  A los dos años se declaró en quiebra.  La derrota fue de mucho aprendizaje para él.  ¿Qué que hizo?  No se rindió…

Buscó los libros que tenían más aceptación para el público.  Se fue a una carretera muy frecuentada, tendió una lona para resguardarse del calor, colocó sus libros en una conformación atrayente, y esperó…

Los resultados no se hicieron esperar, y fueron sorprendentemente favorables.  En tres temporadas Kimball generó una suma doble de la cantidad que había perdido en la quiebra.  

¿Se rindió?, ¡no!  Y tú, ¿ya te rendiste?

Para terminar, te copio una frase del maravilloso autor de El Vendedor más Grande del Mundo, Og Mandino:  “El fracaso no me impactará nunca, si mi determinación para alcanzar el éxito, es lo suficientemente poderosa”.

Cierro como siempre, “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!

Bibliografía consultada:

www.wikipedia.com 

El Libro de los Éxitos, publicado por Selecciones del Readers Digest.

Las imágenes fueron obtenidas de los siguientes sitios de internet:

https://www.thoughtco.com/sir-winston-churchill 

https://www.dolcecity.com/bilbao/2015/03/4-librerias-y-3-mercados-donde-encontrar-libros-de-segun.asp  (la imagen es solo ilustrativa, no tiene ninguna relación con la librería que tuvo Hiram Kimball)

Si quieres hacerme un comentario, puedes mandarme un correo a: [email protected] 

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